La Síndica de Greuges de Barcelona, Maria Assumpció Vilà, ha dado la razón a un vecino del barrio de Gràcia que se ha visto obligado a mudarse de su vivienda por el ruido de las escaleras mecánicas que el Ayuntamiento instaló en la calle Baixada de la Glòria y que permiten acceder más cómodamente al Park Güell.
El consistorio había denegado al ciudadano la compensación económica derivada de la reclamación de responsabilidad patrimonial después de que el vecino alegara que el ruido le impedía descansar y vivir con tranquilidad, según ha detallado la Defensora de los barceloneses, quien asegura que "el distrito de Gràcia no actuó correctamente e infringió los derechos del reclamante a defensa y a gozar de una intimidad y de un entorno respetuoso".
Según la Síndica, el Ayuntamiento no cumplió con los requisitos técnicos necesarios para evitar ruidos superiores a los establecidos en la normativa municipal, porque un informe de diciembre de 2011 incluye mediciones de 69 decibelios, es decir, de hasta 24 puntos por encima de lo permitido en horario nocturno.
Sin embargo, el consistorio apeló a la responsabilidad de la víctima de conocer el estado de funcionamiento y mantenimiento de las escaleras mecánicas antes de ir a vivir al domicilio en cuestión.
Maria Assumpció Vilà también critica la lentitud del proceso, ya que desde que el ciudadano presentó la queja -julio de 2011- hasta que se adjudicaron las obras de mejora -agosto de 2012-, el vecino sufrió el ruido durante nueve meses.
Por último, la Síndica acusa al Ayuntamiento de violar el derecho de defensa del ciudadano por denegarle la reclamación aduciendo que no se aportaron los justificantes de la evaluación económica de los daños y perjuicios ocasionados que el consistorio había requerido al vecino.
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