La comunidad espacial estadounidense, convulsa por un triángulo amoroso

  • Lisa Nowak intentó secuestrar a una compañera por celos.
  • Ahora se enfrenta al cargo de intento de asesinato.
  • Los dirigentes de la NASA aseguran que no se meten en la vida privada de sus empleados.
  • Muchas voces exigen un mayor control del organismo hacia sus empleados.
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El escándalo protagonizado por una astronauta acusada de intento de homicidio en primer grado al acosar a su rival de amores ha provocado un profundo malestar en la comunidad espacial de Estados Unidos.

Por primera vez en la historia de la agencia espacial, sus autoridades han tenido que hablar no para referirse a las misiones de sus transbordadores o los viajes de sus naves a los extramuros del Universo.

Cabizbaja, con grilletes y un uniforme azul de presidiario, la astronauta Lisa Nowak se presentó el martes a una vista judicial, en Orlando (Florida), por el intento de secuestro y homicidio de la capitán de la Fuerza Aérea Colleen Shipman.

Triángulo amoroso

Según las pruebas presentadas en la vista judicial, Nowak y Shipman están envueltas en un triángulo amoroso con el también astronauta y piloto William Oefelein, que en diciembre participó en la última misión del año del transbordador Discovery.

La fiscalía de Orlando aseguró que Nowak, armada con una pistola y un cuchillo, había viajado 1.500 kilómetros desde Houston (Texas) hasta el aeropuerto internacional de esa ciudad de Florida para secuestrar a Shipman y, posiblemente, asesinarla.

Nowak, madre de tres niños, fue detenida el lunes en el estacionamiento del aeropuerto de Orlando acusada de agresión física, intento de robo y destrucción de pruebas.

"Sólo quería hablar con ella sobre nuestras relaciones con Bill", dijo Nowak a la policía.

Relevada de toda actividad

Nowak fue puesta en libertad tras pagar una fianza de 25.500 dólares, pero las autoridades de la NASA dijeron que ha recibido un permiso de ausencia de 30 días y ha sido relevada de toda actividad vinculada con las misiones espaciales.

La imagen demacrada que mostró ante las autoridades de Florida contrastó con la que Nowak lució a mediados del año pasado cuando integró la tripulación del Discovery en una misión a la Estación Espacial Internacional (EEI).

En una entrevista para la televisión señaló en esa ocasión que su trabajo en la NASA le había significado dejar en segundo lugar a su familia.

"Pero valió la pena porque si uno no explora y no corre algún riesgo, todo se mantiene igual", señaló.

Y a bordo del "Discovery" manifestó que haberse entrenado durante 10 años para la misión "fue una larga espera, pero valió la pena".

Circo mediático

En medio del circo mediático desatado por el incidente, esta vez las autoridades de la NASA han tenido que responder preguntas sobre la vida de sus astronautas, su conducta y sus aficiones y aventuras que no tienen nada que ver con la exploración espacial.

No nos involucramos en los asuntos personales de nuestros empleados

Michael Coats, director del Centro Espacial Johnson de la NASA en Houston (Texas) respondió el martes al bombardeo de preguntas con una declaración en la que señaló que la comunidad de la agencia espacial "está profundamente consternada por este trágico acontecimiento".

John Ira Petty, portavoz de la NASA en el Centro Espacial Johnson, dijo que lo que más le preocupaba era el efecto que el incidente tendrá en los familiares de los afectados.

Pero, agregó, "nosotros no nos involucramos en los asuntos personales de nuestros empleados".

En realidad, esa ha sido siempre la política de la NASA, según dijeron empleados y científicos de la agencia espacial.

Falta de supervisión

El ex astronauta Buzz Aldrin, quien fuera el segundo hombre que caminó sobre la superficie lunar después de Neil Armstrong, se mostró crítico de esa política en una entrevista para el programa Larry King Live de la cadena de televisión CNN.

"Sin dudas esta es una indicación de que si alguien hubiese supervisado a esta gente un poco más de cerca, tal vez se hubiera detectado el problema", indicó.

En el Centro Espacial Kennedy, en Cabo Cañaveral (Florida), los empleados de la NASA se mostraron renuentes a tratar el tema con los periodistas.

"Esto ha sido un golpe muy duro. Demuestra que los astronautas no son seres extraordinarios. Son humanos como todos nosotros", dijo un empleado de la agencia espacial que pidió que no se le identificara.

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