La brecha educativa entre la población gitana española y el conjunto de la ciudadanía se ha reducido en las últimas décadas. Sin embargo, la distancia sigue siendo muy grande, y la tasa de fracaso escolar de este colectivo aún cuadruplica la media española. Mientras de entre todos los jóvenes de entre 16 y 24 años apenas un 13,3% abandona los estudios sin obtener el título de graduado en ESO, la cifra se dispara al 64,4% entre los jóvenes de este colectivo.

Son datos del informe El alumnado gitano en Secundaria: un estudio comparado (ver archivo adjunto), sobre un población de 1.600 personas, y elaborado por la Fundación Secretariado Gitano (FSG), en colaboración con Unicef y los ministerios de Sanidad y Educación. De forma general, los autores del estudio estiman que se ha implantado "una visión más positiva de la educación y de la escuela por parte de la comunidad gitana", lo que ha supuesto una clara mejoría respecto a la generación anterior.

Pese a este avance, desde la FSG consideran que aún queda mucho por hacer, ya que "los niveles educativos de la juventud gitana se encuentran por debajo de los del conjunto de la población, con una brecha que comienza a abrirse antes incluso de la finalización de la ESO". En su opinión, un derecho fundamental como es la Educación no está garantizado en el caso de este colectivo.

El grupo de jóvenes españoles que ni estudian ni trabajan también muestran un claro sesgo que evidencia los desafíos a los que se enfrenta la población gitana. De todas las personas de este colectivo de entre 15 y 19 años, el porcentaje que ni trabaja ni estudia supone un 43,3%, el triple que en el conjunto de la población (12,8%). Algo menor es la distancia entre los tramos de edad de 20 a 24 años, donde los gitanos 'ni-nis' son el 48,5%, frente a un 27,4% de la media de los jóvenes españoles.

Estos datos ponen de manifiesto, según los autores del estudio, "el impacto que el abandono de los estudios tiene en la población joven gitana, pero también cómo el desempleo afecta con especial intensidad" a este grupo social y de edad.

La inmensa mayoría del alumnado de origen gitano está escolarizado en centros públicos. Aunque esta es la opción mayoritaria también para el conjunto de la población, el recurso al sistema público es mayor entre este colectivo (81% frente al 74%, de media). Así, los niveles de escolarización entre los alumnos más jovenes son prácticamente iguales a los del conjunto: A los 12 años el 98,6% de gitanos están escolarizados, frente al 99,2% de la media española a esa edad.

"Las diferencias más sustanciales entre la población gitana y el conjunto de la población se dan entre los 16 y los 20 años, con una diferencia máxima en las tasas de escolarización de 50 puntos porcentuales", constatan desde la FSG. Así, mientras el 71% del conjunto de jóvenes de este tramo de edad siguen estudiando, en el caso concreto de la población calé este porcentaje baja hasta el 20,8%.

La trayectoria de estos alumnos dentro de la Educación Secundaria Obligatoria también está marcada por sustanciales diferencias. Y esto se demuestra con las tasas de ideoneidad, que muestran en porcentaje de estudiantes que están matriculados en el curso que teóricamente les corresponde por su edad. La brecha en este caso es especialmente profunda a los 14 años, tal como muestran las cifras del estudio: Mientras en el conjunto del alumnado el 68% estudia en el curso que le corresponde, en el caso de la población gitana apenas ocurre en uno de cada cuatro casos.

A la vista de los datos, los autores del informe apuestan por desarrollar "medidas que impliquen a la totalidad de la comunidad educativa". En concreto, reclaman que las autoridades educativas favorezcan "la incorporación temprana del alumnado a la Educación", sobre todo en el caso de colectivos en riesgo de exclusión. También hacen falta, dicen, sistemas de detección precoz de dificultades, y programas de orientación, refuerzo y apoyo educativo. Un buen ejemplo de esto último es el programa Promociona, destinado a alumnos de Primaria (5º y 6º) y Secundaria Obligatoria (1º a 4º).

Además, desde la Fundación de Secretariado Gitano proponen entre otras cosas eliminar los "centros-gueto", los espacios segregados dentro de los propios centros, e impulsar medidas concretas que fomenten la implicación de las familias en el proceso educativo de sus hijos, así como "hacer hincapié" en la igualdad de oportunidades y velar por el derecho a la Educación de los jóvenes en su conjunto.

Los autores del informe destacan que hay medidas e iniciativas concretas que han demostrado que funcionan y "que el éxito escolar del alumnado gitano es posible". Un ejemplo es el programa de apoyo y refuerzo educativo Promociona, que ha logrado "dar la vuelta" a los datos negativos. En esencia, este proyecto (presente en 40 ciudades de 13 comunidades autónomas) no solo ofrece apoyo y orientación extraescolar a los alumnos, sino que involucra a los distintos actores que participan en el proceso educativo: familias, centros escolares...

Según los resultados publicados por la propia FSG, el programa Promociona permitió que el 73,5% de los alumnos de 4º de ESO culminara con éxito su educación obligatoria, lo que conllevó que el 96% continuara con sus estudios. "No es que los gitanos sean más tontos que la media, sino que su más reciente incorporación hace que necesiten un sistema de apoyo complementario", señala Beatriz Pérez, una de las orientadoras de Secretariado Gitano.