Retrata a niños de zonas rurales deprimidas representando el trabajo con el que sueñan

  • La fotógrafa belga Sofie Knifjj dedicó tres años a recorrer zonas aisladas y empobrecidas de Mali, la India, Groenlandia y Sudáfrica.
  • Preguntaba a los críos: "¿Qué quieres ser de mayor?", les pedía que buscasen un atuendo que representase el trabajo y les hacía retratos de estilo académico.
  • Niños tuareg que quieren ser médicos, críos de la India que desean ser Harry Potter, una niña de Groenlandia que sueña con trabajar en un aeropuerto...
La fotógrafa Sofie Knijff retrata a un niño de Mali que expresa su deseo de ser periodista
La fotógrafa Sofie Knijff retrata a un niño de Mali que expresa su deseo de ser periodista
Sofie Knijff - Courtesy M.I.A Gallery
La fotógrafa Sofie Knijff retrata a un niño de Mali que expresa su deseo de ser periodista

El serísimo niño tuareg de Mali, uno de los países con mayor mortalidad infantil del mundo (106 niños muertos por cada millar de vivos), quiere ser médico cuando sea mayor; el crío descalzo de la India, donde el 12% de la mano de obra laboral es infantil, desea ser Harry Potter; la niña de Sudáfrica —el país donde dos millones de niños son huérfanos por la muerte por sida de sus padres—, sueña con ser actriz y se ha vestido con prendas de ropa a las cuales el vivo colorido no oculta la condición de harapos...

"¿Qué quieres ser de mayor?". La pregunta debe ser una de las más formuladas en la historia de la humanidad y el trabajo u oficio soñado durante la infancia forma parte de la educación sentimental de cada ser humano. La circunstancia diferencial está en las respuestas y en qué tipo de niño las enuncia: dónde vive, cómo se las arregla para llegar al dia siguiente, qué preocupaciones le rondan, cómo desearía contribuir, si estuviera en sus manos la decisión, en el futuro de su familia, su pueblo, su comunidad.

Mediatizados por el lugar

La fotógrafa belga Sofie Knijff ha dedicado los tres últimos años de su vida a llevar la pregunta a lugares donde las respuestas, pese a la universal fértil imaginación de los niños, están completamente mediatizadas por el lugar y el contexto. A la artista le interesaban los sueños de críos de campamentos tuareg de Mali; la villa de Kulusuk, un poblado de Groenlandia donde las consecuencias del cambio climático ya afectan a la forma de vida de los vecinos; las pobrísimas aldeas de la India profunda y los guetos de las grandes metrópolis de Sudáfrica, lugares de violencia rampante y desigualdad profunda.

El proyecto reúne los personajes soñados por niños a los que sólo les queda soñar El proyecto, titulado Translations (Traducciones), reúne los retratos de los "personajes soñados" por niños cuya mayor posesión es, casi siempre, la propia capacidad de soñar. Las fotos, que han obtenido una gran repercusión internacional, se exponen hasta el 14 de diciembre en la galería M.I.A., de Seattle (EE UU).

"Otra dimensión"

"Mi trabajo es una interpretación, una ilustración, e  intento romper los patrones establecidos", dice la fotógrafa, que ha optado por utilizar la estrategia de colocar a los niños ante un fondo neutro —un foro de color negro— para separarlos de sus hábitats y dar relevancia única a los sueños. "Quise colocarlos en otra dimensión para que su lenguaje y forma de expresión cambiasen", añade Knijff.

Aislados de sus influencias diarias y libres para articular sus propios personajes y expresiones, los modelos debían buscar o fabricar con los materiales que tuviesen a mano el aspecto de la persona con la que sueñan ser de mayores. El niño de Mali que desearía ser periodista pintó sobre la piel del torso con una tiza azul una chaqueta; el sudafricano que apuesta por convertirse en cantante pop utilizó una corbata y unas gafas de sol que encontró por casa; el indio que optaría por ser policía colocó dos simples charreteras de cartón en los tirantes de la camiseta interior...

"Entrar en sus sueños"

El uso de telón de fondo alimenta la intimidad de los retratos, planos académicos de cuerpo entero con los que la fotógrafo busca que los niños "entren en sus sueños". Pese al aislamiento, la fotógrafa se encontró con que la mayoría de los chavales optan por responder a las necesidades o la situación de sus comunidades.

Aunque la relación con las realidades inmediatas en las que viven sea palpable —el niño de Groenlandia que desea ser cazador, los hermanos de la India que optan por convertirse en ingeniero y arquitecto...—, hay alguna disonancia: el tuareg que se imagina siendo morabito bordea el contrasentido, pero es el Harry Potter sudafricano, con una escoba a la que queda poca vida entre las piernas, quien se lleva la palma de la agridulce ternura.

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