Por eso, cientos de inmigrantes no tienen oportunidad de pedir papeles antes del 7 de mayo, fecha en la que acaba el plazo, aunque residan en el municipio desde hace tiempo. Extranjería estudia, incluso, denunciar a este Ayuntamiento.

Además, la Policía Local tarda tres meses en hacer las comprobaciones de domicilio declarado. Y lo peor es que firma las actas con la fecha de visita y no la de la solicitud, es decir, octubre, en lugar de julio, lo que deja fuera de plazo a muchos que trabajan el campo en la zona.

En la ciudad de Alicante la cosa no está tan difícil, pero uno de cada tres inmigrantes presenta papeles no válidos para el empadronamiento por omisión y su posterior regularización, según la oficina de estadística.

El nerviosismo y las prisas han propiciado anécdotas como inmigrantes que se han presentado con cartillas del banco, tiques del supermercado o bono-buses (como publicó 20 minutos) o carnés de bibliotecas.

Se admiten la tarjeta de asistencia sanitaria, un certificado médico de un centro de salud público, cualquier petición o resolución formulada a una administración con datos personales, poderes notariales para una gestión administrativa y el certificado de escolarización para los menores.

Colas en el consulado de Argelia

El nuevo proceso de regularización de inmigrantes –que expira el 7 de mayo– está provocando en la ciudad de Alicante lo que se podría denominar efectos colaterales en algunos consulados extranjeros con sede aquí,; por ejemplo, el de Argelia. La comunidad argelina en la provincia se aproxima a las 7.000 personas, muchas de ellas sin papeles. Ahora hacen cola a las puertas de su consulado (como se aprecia en la foto, captada ayer a media mañana) para renovar el pasaporte, un documento imprescindible para solicitar el permiso de residencia en España.