Trabajadoras sociales visitaban tres veces al año al pederasta de Castelldans y los niños acogidos

Las trabajadoras sociales de la Fundación Concepción Juvanteny, entidad a la que la Generalitat encargó el seguimiento de los menores tutelados que tenía en su casa acogidos el presunto pederasta de Castelldans (Lleida), han declarado este viernes en los juzgados que visitaban al acusado y a los menores unas tres veces al año.

Las trabajadoras sociales de la Fundación Concepción Juvanteny, entidad a la que la Generalitat encargó el seguimiento de los menores tutelados que tenía en su casa acogidos el presunto pederasta de Castelldans (Lleida), han declarado este viernes en los juzgados que visitaban al acusado y a los menores unas tres veces al año.

Según ha explicado a Europa Press la abogada de varios de los jóvenes que han presentado acusación, Josefa Solé, las técnicas de la fundación han contado que, con aviso previo, hacían el seguimiento de los jóvenes en el domicilio, en presencia del acusado.

Además, se interesaban por la evolución de los jóvenes en la escuela, pero no mantenían habitualmente entrevistas a solas con los menores acogidos por David D., detenido en julio por abuso sexual y pornografía infantil.

"Sólo una de las técnicas ha explicado que hacía entrevistas a solas con los niños", ha afirmado Solé, para quien los sistemas de control fallaron o bien no se hicieron bien.

"Por lo que yo he oído hoy, o el control no existía o, a pesar de lo que se diga, no servía", ha afirmado la abogada.

Familias de acogida

Solé ha explicado que el secretario de la fundación, Antonio Morales, ha declarado que la entidad suministraba a la Generalitat familias de acogida para tener en sus casas a menores tutelados, y luego controlaba a estas familias a través de sus técnicos.

El secretario y las técnicas han declarado como testigos en la fase de instrucción del caso, iniciada tras la detención del educador social.

Según la abogada de los jóvenes, las trabajadoras sociales no habían notado nada, por lo que desde su punto de vista el protocolo es incorrecto "o no se cumplía bien".

"Para un profesional que trabaja en estos temas hay determinados síntomas, conductas y posturas físicas que indican la posible existencia de abusos. Aquí no notó nadie nada, lo cual es inexplicable", ha sentenciado.

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