Una investigación revela que las Lagunas de Estaña son vulnerables a cambios en el uso del suelo y la sequía

El trabajo es una tesis de Cristina Pérez Bielsa, dirigida desde la Unidad de Zaragoza del Instituto Geológico y Minero de España

Una investigación del Instituto Geológico y Minero de España (IGME) ha permitido conocer en profundidad el funcionamiento hidrogeológico de las Lagunas de Estaña, ubicadas en el municipio de Estopiñán (Huesca), poniendo de manifiesto que aunque actualmente se encuentran en buen estado, resultan vulnerables a situaciones de sequía y a posibles cambios en los usos del suelo.

Estas lagunas se consideran un humedal de referencia según la Directiva Marco del Agua, están incluidas en una zona declarada como Lugar de Interés Comunitario (LIC) y forman parte de la Red Natura 2000, ha explicado a Europa Press la autora del trabajo, Cristina Pérez Bielsa.

Se trata de su tesis doctoral, titulada 'Funcionamiento hidrogeológico de un humedal hipogénico de origen kárstico en las Sierras Marginales Pirenaicas: Las Lagunas de Estaña (Huesca)', dirigida por L. Javier Lambán Jiménez, de la Unidad de Zaragoza del IGME, y Pedro Martínez Santos, de la Universidad Complutense de Madrid.

El humedal está compuesto por dos lagunas unidas por un cauce o dren, una de ellas, la llamada Laguna Grande, tiene una longitud aproximada de 680 metros y una anchura de unos 270 metros en su zona más amplia, presentado una forma de ocho, dividida en dos cubetas con profundidades actuales de 9 y 16 metros. La Laguna Pequeña, cuenta con una profundidad de unos 7 metros y tiene una morfología entre circular y elíptica de 120 por 215 metros, aproximadamente.

Según ha relatado Pérez Bielsa, el origen de este trabajo está en el interés demostrado por la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) y el Departamento de Medio Ambiente de la Diputación General de Aragón (DGA) en conocer el origen y funcionamiento hidrogeológico de este humedal.

Descubrimiento de un acuífero local

El estudio ha revelado que el agua que alimenta a las lagunas procede de la lluvia y de las entradas subterráneas provenientes de un acuífero, no estando vinculada con el cauce o dren que las une. Según ha apuntado la investigadora, "al inicio del estudio no se conocía la existencia de un acuífero local en torno a las lagunas", sino que se creía que eran "una cubeta impermeable".

En este punto, ha comentado que hace unos meses habitantes de la zona pidieron la limpieza del cauce que une ambas lagunas ya que se consideraba que no hacerlo estaba influyendo en la bajada del nivel de la Laguna Grande.

Tras esta investigación, se ha comprobado que ese cauce permite un pequeño flujo de agua desde la laguna situada a cota más alta —la pequeña— hacia la que está más baja —la grande—, únicamente cuando llueve mucho, pero por lo general "no influye" en el nivel de agua en la Laguna Grande, el cual depende fundamentalmente de las aguas subterráneas.

Además, se ha constatado que las lagunas tienen una respuesta "relativamente rápida frente a las precipitaciones" y debido tanto a la naturaleza carbonatada-kárstica del acuífero, como a la escasa extensión de la cuenca subterránea, de unos 2,5 kilómetros cuadrados, presentan una "cierta vulnerabilidad" ante cambios en la pluviometría, como los que se derivan de una situación de sequía, así como frente a modificaciones en los usos del suelo y frente a posibles procesos de contaminación.

Funcionamiento de la laguna grande

En la Laguna Grande existe una entrada subterránea por el noroeste de unos 0,1 hectómetros cúbicos año y una salida subterránea de unos 0,04 hectómetros cúbicos año por el sureste, mientras que el volumen promedio de agua es de unos 0,85 hectómetros cúbicos año. De esta forma, las principales entradas de agua se producen por la precipitación y por los aportes subterráneos, mientras que la principal salidas se debe a la evaporación, según la información aportada por la tesis doctoral.

Por otra parte, la cuenca subterránea es más pequeña de lo que se esperaba, de carácter local, y no presenta conexión con el acuífero de Estopiñán, como se había barajado inicialmente.

Pérez Bielsa ha comentado que hasta ahora "no se sabía el papel que desempeñaban las aguas subterráneas en este humedal", pero ahora, gracias a esta investigación, tanto la CHE como el Gobierno de Aragón "pueden tomar decisiones para realizar un correcta gestión y protección de las lagunas".

En este sentido, ha recalcado que este trabajo "aporta prácticamente todo el conocimiento hidrogeológico que existe" sobre el humedal ya que antes "no había ningún estudio de este tipo en la zona" por lo que es "clave para su correcta gestión y conservación" y pone de manifiesto cómo se puede vincular la investigación con las Administraciones públicas, ha dicho la investigadora.

Sin contaminación

Por otra parte, Pérez Bielsa ha señalado que, "aunque no se ha estudiado en profundidad, no parecen haber problemas importantes de contaminación en las lagunas" y "no se observa un impacto agrícola importante".

Asimismo, ha precisado que el agua del humedal no se utiliza para el riego ya que los campos de cultivo próximos son de secano, mientras que "no hay granjas en la zona". Tampoco existen explotaciones de las aguas subterráneas, "ni se utiliza el agua de la laguna para ningún uso".

En este punto, ha recordado que es una zona protegida y no está permitida ni la pesca, ni los usos recreativos, de forma que se puede visitar, pero no se permite el baño, ni utilizar embarcaciones.

Por todo esto, la tesis concluye que en estos momentos no es preciso realizar ninguna medida adicional protectora de este humedal desde un punto de vista hidrológico, pero sí mantener la situación actual y tener en cuenta su vulnerabilidad.

Pérez Bielsa ha pronunciado este jueves, 14 de noviembre, una conferencia sobre esta investigación en el salón de actos de la Facultad de Ciencias Geológicas de la Universidad de Zaragoza. Defendió su tesis doctoral el pasado mes de octubre.

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