El Ayuntamiento de Madrid busca gestores privados para las 14 grandes infraestructuras culturales y multiusos de la capital. Desde este mes, el Consistorio que dirige Ana Botella emprende un camino que le llevará a dejar en manos de empresas espacios clave construidos con dinero público. El traspaso deberá realizarse, según la hoja de ruta trazada, a lo largo del año 2014, de forma que dentro de 365 días estén funcionando —o en vías de hacerlo— las nuevas direcciones.

El paso definitivo se dio el pasado miércoles, en la reunión del consejo de administración de Madrid Destino, Cultura, Turismo y Negocio, la empresa pública municipal resultante de la fusión de Madrid Visitors & Convention Bureau, Madrid Arte y Cultura (MACSA) y Madrid, Espacios y Congresos (Madridec) y que agrupa a 392 trabajadores, sin contar los empleados temporales.

En ese foro, el nuevo consejero delegado, Pablo del Amo, presentó una declaración personal de intenciones que los presentes resumen en tres puntos: rentabilidad, externalización y, lo más importante, la futura conversión de la nueva sociedad en una empresa mixta donde el capital privado podría, llegado el caso, ser mayoría. Pedro Corral, concejal de Las Artes y presidente de Madrid Fusión, no añadió ni quitó ni una coma a lo dicho por su cargo de confianza.

Cuando fue interrogado acerca de si esto significaba que el Ayuntamiento cambiaba la política cultural por una de "rentabilidad económica" y "recuperación de la inversión", como figura en la memoria de Madrid Destino, Corral contestó: "Valoro la sostenibilidad".

El contenido de la reunión provocó de inmediato la alarma en el sector de la cultura. Más aún después de conocerse que los trabajadores de los distintos centros habían sido convocados a un reuniones urgentes con Del Amo para este jueves. Durante estos encuentros, calificados como "confidenciales", el consejero delegado insistió en el aspecto económico y empresarial sin detenerse apenas en el apartado cultural.

En un intento de contener los rumores, Las Artes ha hecho pública una nota titulada "El Ayuntamiento desmiente la privatización de sus equipamientos culturales". En la misma, asegura que no va a "privatizar" (es decir, traspasar la titularidad, que no la gestión, que es el auténtico objetivo) ni cerrar ningún teatro. Insiste, por el contrario, en que la reestructuración que está llevando a cabo "evitará las duplicidades sin mermar la capacidad de gestión".

El Ayuntamiento concluye remitiendo a los documentos presentados al consejo de administración de Madrid Destino, donde figuran las siguientes líneas: "Madrid Destino dejará de fijar, planificar, dirigir, desarrollar y financiar políticas de programación, de contenidos y de proyectos o actividades de promoción cultural". Tampoco se hará cargo de la "dirección artística o cultural ni de la programación cultural municipal" de los teatros de titularidad pública.

La 'externalización' que pretende el Consistorio afectaría a las ocho instalaciones que pertenecían a Madridec (Madrid Arena, Pabellón Satélite, Pabellón de Cristal, Pabellón de Convenciones, Teatro Auditorio, Escenario Puerta del Ángel, Palacio de Congresos y Caja Mágica) y a las seis de la extinta Macsa (Conde Duque, Matadero, Teatro Fernando Fernán Gómez, el Centro Centro, Circo Price y el Teatro Español).

Por el momento, el Palacio de Congresos ya ha salido a concurso público, como informó El País. Los trabajadores del Teatro Fernán Gómez han sido advertidos por la dirección de que ellos serán los siguientes. El resto, podrían hacerlo por separado o en lotes de dos o más instalaciones. El Teatro Español, cuyos estatutos se están redactando, es el único que el Ayuntamiento duda en poner en manos privadas, aunque tampoco se descarta, según fuentes municipales.

Lo que busca el Ayuntamiento, en definitiva, es desligarse de cuantas más infraestructuras mejor. La justificación es el estado de las cuentas municipales, que acumulan una deuda que ronda los 7.000 millones y cargan con una empresa pública (Madridec, en disolución) que tiene un agujero de otros 400 millones.

El presupuesto municipal para 2014 se ha elaborado, por segundo año consecutivo, en base al "criterio de caja": solo se invierte aquello que se está seguro de poder ingresar. Las actividades —y, por extensión, las empresas públicas— deficitarias están prohibidas.

Las nuevas cuentas asignan a Madrid Destino una partida de gasto de 86 millones de euros y 38 millones en ingresos por parte del Ayuntamiento, cantidad inferior a la que percibían las tres empresas de las que es heredera. El presupuesto incluye una dotación para contingencias por despido, lo que hace sospechar a los sindicatos que se perderán más puestos de trabajo. En conjunto, el Área de Las Artes es la única cuyo presupuesto desciende en 2014, un 5,4%. En el conjunto de los últimos cuatro años, el 'hachazo' ha sido del 40%.

La idea de ahorrarse en mantenimiento de edificios y gastos de personal no es nueva. Su artífice fue el exconcejal del área, Fernando Villalonga, que salió del equipo de Botella dejando atrás un ERE en Madridec (25 personas), otro en Macsa (44, aunque luego contrató a persona debido a la falta de mano de obra) y un sonado enfrentamiento con los sindicatos.

"Lo veníamos avisando. Pablo del Amo llegó al Ayuntamiento con Villalonga diciendo que venía a hacer negocios. Este es el resultado. Van a copiar el contrato integral de limpieza: externalizan, reducen el presupuesto y despiden gente, pero juegan con algo muy peligroso como es la cultura y el turismo de Madrid", critica Pedro Delgado, secretario general de la sección sindical intercentros de CC OO en el Ayuntamiento.

Para Ana García D'Atri, responsable de Cultura del grupo municipal socialista, los efectos serán incluso peores: "Parece que el Ayuntamiento está renunciando a la gestión de la política de cultura, ocio y parte del deporte de la ciudad. La gestión del PP creó un problema económico evidente. ¿No pretenderán que la cultura genere ahora el dinero necesario para pagar el mantenimiento de las infraestructuras mastodónticas que construyeron?".

"Nosotros queremos que la cultura sea accesible a todos y que haya un criterio que no sea el de la 'mercacultura': lo que no es rentable, no tiene lugar", concluye.