Mariam, de Burkina Faso: "El arroz hace posible que podamos llevar a los hijos a la escuela"

Mariam Nana, presidenta de la cooperativa de mujeres transformadoras de arroz.
Mariam Nana, presidenta de la cooperativa de mujeres transformadoras de arroz.
Pablo Tosco/OXFAM INTERMON
Mariam Nana, presidenta de la cooperativa de mujeres transformadoras de arroz.

El arroz en Burkina Faso tiene nombre de mujer. Las de lugares como Bama, Banzon, Bagre, Mogtedo, Sourou, Karfiguela Douna, Founzan y Tensobtenga. Las de trabajadoras pioneras como Mariam Nana, al frente de la unión de cooperativas de mujeres vaporizadoras de arroz de Bagré, al sur del país. Ellas le han devuelto la vida a este cereal y también a sus propias familias.

Solo en esta región, Bagré, 460 mujeres se dedican al tratamiento del arroz mediante cocción al vapor. Es una técnica tradicional del oeste de África que salvaguarda las propiedades de este alimento básico, el más consumido en el mundo. Al año transforman 1.500 toneladas de arroz con cáscara; 100 kilos de arroz entero equivalen después a 72 tras la cocción y a 62 de arroz blanco.

"Cuando empezamos con esto, nuestros maridos no le daban ninguna importancia, pensaban que nos cansábamos para nada y a veces nos decían que no podíamos venir, que había que ir a trabajar al campo; en cambio ahora, en especial desde que tenemos el centro, los hombres vienen a vernos para pedirnos que dejemos que sus mujeres se incorporen a nuestra actividad", explica Mariam.

El centro del que habla se inauguró en 2010 junto al de Niassan (Sourou), dentro de un programa auspiciado por Oxfam Intermón, que ha puesto en marcha la campaña Alimentos con poder. Unos 300 pequeños productores les suministran arroz y, en dos años, han logrado comercializar 620 toneladas, tanto a nivel estatal como local. Las mujeres se organizan en cooperativas reducidas, de 20 a 30 personas, y cobran unos 915 euros al año.

¿En qué lo emplean? Fundamentalmente, en la educación de sus hijos. Aseguran tener una motivación ahora que se sienten, de alguna forma, económicamente independientes.

"Antes, si el padre no tenía dinero el hijo se quedaba en casa. Gracias a la actividad de este centro podemos llevar a nuestros hijos a la escuela", dice Mariam, añadiendo que esto les permite "progresar". "Mi padre no tuvo con qué pagar mi escuela. Tampoco yo pude llevar a mis hijas, pero ahora sí que podré pagársela a mi nieta", asegura Zenaba Ouedaogo, otra de las trabajadoras.

Un 65,7% de extrema pobreza

Su tarea tiene lugar tres días al mes. Eliminan las impurezas del arroz, lo lavan, lo cuecen, lo secan, le quitan la cáscara y después lo empaquetan y almacenan; la capacidad de almacenaje en el centro es de unas 200 toneladas.

El resto del mes, las mujeres trabajan en sus casas, como antes de juntarse y hacerlo de forma colectiva. El cambio en sus vidas, destacan todas ellas, ha sido muy importante. Mariam destaca que este esfuerzo les ha permitido "en el aspecto familiar, hacer frente a las dificultades cotidianas" y "a veces incluso" prestar una ayuda a sus cónyuges "si el dinero no le alcanza para trabajar en el campo".

El programa de Oxfam Intermón, explica la ONG, contará pronto con la implicación de unas 25.000 personas en el país, en el que un total de 2.300 mujeres conforman, también desde 2010, la Unión Nacional de elaboradoras de Arroz (UNERIZ). En Burkina Faso, uno de los países más pobres del mundo, hay 16,4 millones de habitantes y el 73% vive en zonas rurales, según datos de la OMS.

Naciones Unidas cifra en un 65,7% el porcentaje de la población que vive en "situación de pobreza extrema", según los últimos datos disponibles. Ente 2006 y 2010, según un documento de la New alliance for food security and nutrition del G-8, Burkina Faso destinó el 14% de su presupuesto nacional —136.000 millones de francos africanos, unos 207.000 euros— para el sector rural.

La producción de arroz en Burkina Faso se incrementó en un 15% en 2012/2013, hasta las 180.000 toneladas, según datos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos. Pero el país sigue importando todavía mucho arroz, unas 280.000 toneladas, según estimaciones para 2014. Según Oxfam, no obstante, el arroz local ha vuelto a cubrir casi el 40% de la demanda nacional.

El papel de la cocción al vapor del arroz ha jugado un papel importante en este resurgir del cereal, explica la organización, que señala también que en los centros de Niassan y Bagré han introducido hornos que permiten utilizar las cáscaras de arroz como combustible, con el fin de combatir la deforestación causada por el uso de madera para calentar las calderas.

Karime Seré, responsable del Programa de Medios de Vida Durables de Oxfam Intermón en Burkina Faso, explica que su intención es "seguir buscando financiación para que aumente el consumo y el prestigio del arroz vaporizado; todavía margen para seguir mejorando". Lo mismo opina Latissatou Badini. De mayor quiere ser profesora, algo que cree que conseguirá gracias a que sus padres trabajan en los campos de arroz.

  • Este artículo se enmarca dentro de la campaña 'Alimentos con Poder', de Oxfam Intermón. Puedes ayudar a que más familias que sufren hambre puedan cultivar alimentos con el poder de cambiar vidas. Si quieres saber cómo, visita: www.alimentosconpoder.org.
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