Gehard Demetz, esculturas de niños melancólicos y 'oprimidos'

  • El artista italiano talla uniendo piezas pequeñas de madera de tilo y no a partir de grandes tocones.
  • Los personajes infantiles de las esculturas tienen una expresión entre triste y pensativa y están "paralizados" por diversos objetos que limitan sus movimientos.
  • Su técnica está inspirada en los métodos artesanales tradicionales de las tallas religiosas austriacas y del sur del Tirol.
Una de las esculturas del artista italiano Gehard Demetz talladas en madera de tilo
Una de las esculturas del artista italiano Gehard Demetz talladas en madera de tilo
Gehard Demetz - Photo: © Egon Dejori
Una de las esculturas del artista italiano Gehard Demetz talladas en madera de tilo

En la depurada técnica de Gehard Demetz (Bolzano - Italia, 1972) hay ecos de los procedimientos clásicos de tallado que durante siglos han practicado los artesanos del sur del Tirol y de Austria en las esculturas religiosas.

La diferencia reside en que no realiza sus obras a partir de tocones de madera, sino que forma cada figura a partir de la unión de una gran cantidad de piezas pequeñas. Además, deja de manera intencionada huecos en la superficie, vacíos que fragmentan la figura infantil y obligan al espectador a llenarlos mentalmente para disfrutar de la exquisitez de la talla.

La exposición Der Schnee kommt vom Mond (La nieve viene de la luna) —en la galería Beck & Eggeling de Dusseldorf (Alemania) del 8 de noviembre al 21 de diciembre— muestra una colección de trabajos recientes del artista, que esculpe niños en madera de tilo que no exhiben la actitud entusiasta y lúdica esperada en ellos.

Explicaciones fantásticas

Muchos tienen la cabeza gacha, una expresión melancólica o pensativa; la mirada perdida o los ojos cerrados. Además se sienten oprimidos o "paralizados" por elementos que, de una manera u otra, limitan sus movimientos: guantes de trabajo, una sierra, una cruz atada a la cintura, una estructura de celosías que llevan sobre la cabeza...

Tras el misterio de esas tristes figuras infantiles están las teorías del filósofo austriaco Rudolf Steiner (1861-1925), que otorgaba al ser humano hasta los seis años cualidades "místicas" y propuso opciones educativas alternativas de acuerdo con las capacidades extraordinarias de los niños para "sentir el inconsciente". Demetz se aferra a las ideas del pensador, que apostaba por centros educativos independientes del control gubernamental.

El título de la muestra alude precisamente al poder imaginativo de la infancia y al poso que deja en la edad adulta. La nieve viene de la luna se refiere a las explicaciones fantásticas con que a veces los adultos satisfacen la curiosidad incansable de los niños. Según el autor italiano, más tarde, "en algunas fases de la vida se echan de menos" y se recuerdan con un cariño mayor que las científicas.

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