Los padres de Asunta cumplen un mes en prisión: él en la enfermería, ella en el módulo X

  • Los dos tienen asignados presos de confianza para que les vigilen las 24 horas y se les ha aplicado el protocolo de prevención de suicidios.
  • Alfonso Basterra lleva una estancia monótona en la enfermería. Rosario, que estuvo en aislamiento, ya se ha integrado en el módulo femenino.
  • Rosario Porta no ha levantado las simpatías de muchas reclusas, que la apodan "la madrastra" o la "madrastra de Blancanieves".
  • Cronología del caso.
Alfonso Basterra (izq) y Rosario Porto (dcha) durante una inspección a su piso en Santiago.
Alfonso Basterra (izq) y Rosario Porto (dcha) durante una inspección a su piso en Santiago.
Xoan Rey / EFE
Alfonso Basterra (izq) y Rosario Porto (dcha) durante una inspección a su piso en Santiago.

Los padres de Asunta, Alfonso Basterra y Rosario Porto, cumplieron este domingo un mes encarcelados en la prisión de Teixeiro (en A Coruña). Acusados formalmente de asesinato de su hija adoptiva, la pareja vive su estancia en la cárcel con tranquilidad y cierta monotonía confinados en dos módulos distintos. En estos dos meses no se han visto. Él solicitó un encuentro con ella, pero Rosario lo rechazó. Tampoco hubieran podido tener ese vis a vis, ya que están separados (no divorciados) y no tienen derecho, explican a 20minutos fuentes penitenciarias.

Él sigue en el módulo de enfermería. Ella, tras un par de semanas en el módulo de ingresos en aislamiento, está ya relativamente integrada en el módulo X, de uso exclusivo para mujeres. Allí coincidió con la etarra Inés del Río, liberada la semana pasada después que el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo tumbara la doctrina Parot. Solo una presa de ETA sigue compartiendo módulo con Rosario. Se trata de Maitane Sagastume, a la que también se le ha aplicado la doctrina Parot, por lo que es previsible que le quede poco como compañera de la madre de Asunta.

Alfonso y Rosario hacen vida normal, "dentro de los límites que tiene una prisión", señalan las mismas fuentes. A los dos se les ha aplicado el protocolo de prevención de suicidios, por lo que ambos son observados y controlados con especial atención y ambos tienen asignados presos de confianza que les vigilan las 24 horas del día. En la enfermería, un módulo aparte, poco se puede hacer. Alfonso no está allí porque esté enfermo, sino para tener un control más exhaustivo sobre él. En la enfermería hay pocos reclusos, todos con dolencias, y hay menos riesgo de que el padre de Asunta pueda ser agredido o se autolesione, esto último descartado por lo médicos y psicólogos de Teixeiro.

Taller de manualidades

Los dos comparten la monotonía horaria de la cárcel. El primer recuento del día comienza a las 7.50 de la mañana. Tienen que hacerse la cama y limpiar su celda antes de desayunar a las 8.30 de la mañana, para lo que tienen media hora. Se empieza a comer entre las 12.30 y las 13 horas y se cena a las 20 horas, para estar en la celda a las 21 horas cuando se lleva a cabo el último recuento. Entre medias: patio, siesta, actividades, y trabajo para el recluso que tenga un empleo dentro de la prisión. Alfonso mata el tiempo entre paseos por el patio de la enfermería, ver la tele y la lectura.

Rosario, por su parte, ha empezado a participar en un taller de manualidades. Los dos apenas tienen relación con otros internos que no sean los de confianza que tienen asignados. Ella, no obstante, parece que ha hecho migas con otra reclusa ya mayor, de 61 años, que está en prisión por matar a un marido que la maltrataba. Lo que está claro, señalan las mismas fuentes, es que Rosario no ha levantado muchas simpatías entre la mayoría de las reclusas, que la apodan la 'madrastra' a secas, aunque algunas internas añaden el apellido de "la madrastra de Blancanieves". Les visitan con frecuencia sus abogados (cada progenitor tiene uno) y algún familiar. Poco más.

De momento, el juez de instrucción y la Guardia Civil continúa con las investigaciones. Ha quedado claro que la niña de 12 años, hallada sin vida el pasado 22 de septiembre en una pista forestal de Teo, cerca de Santiago de Compostela, falleció por asfixia química debido a la dosis extrema de un ansiolítico que la pequeña tomó durante varias semanas, al menos desde el mes de julio. Los análisis del pelo confirmaron que el cuerpo de la pequeña tenía en la sangre una concentración de 0,68 microgramos por mililitro de lorazepán (un fármaco consumido habitualmente por la madre), una dosis que se considera letal.

No queda ya tan claro que la niña muriera ahogada por "sofocación". Ahora se trata de dilucidar el móvil del crimen y quién lo cometió. Alfonso Basterra ha concedido una entrevista a El Correo Gallego, desde los locutorios de la prisión, en la que asegura que es inocente y que saldrá de la cárcel "con la cabeza muy alta".

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