Un libro y una exposición sobre la nueva edad de oro del 'collage'

  • La técnica del ensamblaje de elementos diversos en una sola obra unificada ha adquirido una nueva pujanza con las tecnologías digitales.
  • "La edad del collage" reúne a 30 artistas de ahora que llevan el método tradicional de los cubistas y dadaístas a extremos como las fotos perforadas con salchichas.
  • El principio fundamental de la "construcción destructiva" del 'collage' se ha aplicado en arquitectura, cine, televisión, videoclips, literatura...
'Collage' de Mathieu Bourel
'Collage' de Mathieu Bourel
Ⓒ Mathieu Bourel, Courtesy of Gestalten
'Collage' de Mathieu Bourel

El collage (que la Real Academia Española recomienda escribir en cursiva al tratarse de una voz francesa —procedente de coller, goma—, aunque también admite la castellanización colaje) tiene un origen que se pierde en el pasado remoto. En la definición de una técnica artística consistente en pegar sobre lienzo o tabla materiales diversos, ensamblándolos en una sola obra unificada, podrían entrar ciertas caligfrafías japonesas del siglo X, elaboradas a partir del pegado de ideogramas dibujados en papeles diferentes e incluso los altares policromados y adornados con pan de oro de las iglesias medievales y barrocas europeas.

Sin embargo, el collage tal como el mundo del arte suele entenderlo hoy —la creación de una obra mediante la suma de elementos pegados, clavados, insertados, cosidos...— es una invención reciente, de finales del siglo XIX y principios del XX. Está por ver, y ha sido objeto de debate, si el inventor de la técnica fue Georges Braque o Pablo Picasso, que tuvieron una época de febril trabajo cubista en común en la que empezaron a pegar trozos de papel sobre lienzos o tablas para cambiar la textura de la base —una de las obras que se citan como pioneras es Naturaleza muerta con silla de rejilla (1912), del español—.

Los surrealistas lo incluían en sus juegos automáticos

A partir de las vanguardias europeas del primer tercio de siglo, el cruce de materiales y el maridaje o colisión entre unos y otros empezó a ser común. Los surrealistas llegaron a considerar el collage como uno de los juegos o técnicas artísticas que permitían liberar el subconsciente y desarrollar la creación automática en la que creían como fuente de inspiración al alcance de cualquiera. A partir del collage, desarrollaron derivaciones como la cubomanía, que consistía en cortar una imagen en pequeños trozos y reordenarla al azar. El avance de la técnica fue imparable desde entonces: lo utilizaron los cartelistas e ilustradores con fines propagandísticos, derivo en el fotomontaje, fue llevado a la arquitectura, al cine, a la literatura, el vídeo y, con la eclosión digital, al arte virtual.

La exposición The Age of Collage (La era del 'collage'), del 15 de noviembre al 5 de enero de 2014, en el Espacio Gestalten de Berlín (Alemania), pretende demostrar que la técnica no sólo no ha perdido vigencia, sino que vive un renacimiento de esplendor y variedad. La editorial Gestalten pone a la venta al mismo tiempo el libro The Age of Collage. Contemporary Collage in Modern Art (La era del 'collage'. 'Collage' contemporáneo en el arte moderno), una recopilación de lo mejor de la "construcción destrutiva" de nuestros días [288 páginas, 58 €].

"Espontáneo, irreverente y personal"

Los editores y organizadores de la muestra sostienen que el carácter "espontáneo, irreverente y personal" del collage "cuadra mejor con nuestro mundo que ninguna otra técnica artística", al proponer un cruce sin leyes entre la ilustración, la pintura, la fotografía, la abstracción, el constructivismo, el surrealismo y el dadaísmo. "Mezclando imaginería científica, cultura pop y erotismo" (los artistas partidarios del collage) "reflejan la memoria visual y el contexto en el que nos movemos", añaden.

La exposición, que muestra obras de una treintena de artistas, confirma el "gran entusiasmo" por el collage de los creadores contemporáneos y el "gran impulso" que ha recibido la técnica con la globalización de las técnicas digitales. El suizo Beni Bischof apuesta por la experimentación y el humor, atravesando fotografías de revistas con salchicas, mientras que la chilenaVirginia Echeverría crea realidades sensoriales con la adición de elementos físicos —desde botones a pelo— que añaden un elemento sensorial a las obras.Eva Eun-Sil Han modifica fotos con patrones geométricos recurrentes que se mantienen unidos con pegamento o costuras de hilo. El artista ucraniano- danés Sergei Sviatchenko mezcla cultura pop y política, recuerdos personales y memoria colectiva, arquitectura y ciencia para crear lo que él llama una "lógica de los sueños". El alemán Nils Karsten firma obras absurdas, grotescas y obsesivas.
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