Fue Han Solo, fue Indiana Jones y fue Rick Deckard en Blade Runner... y puede que vuelva a meterse en la piel de cada uno de ellos en un futuro próximo. Pero mientras se materializan esas secuelas, Harrison Ford no descansa. Su último papel le viste de nuevo con uniforme militar, el del coronel Graff, uno de los personajes principales de El juego de Ender, película basada en la novela homónima de Orson Scott Card.

Con motivo del estreno de la cinta, el próximo 8 de noviembre, el protagonista de Juego de patriotas visitó España y acudió a un encuentro con la prensa en el que habló sobre su carrera y su papel en este filme en concreto, donde interpreta a uno de los máximos cargos de una escuela en la que entrenan a niños para convertirlos en jóvenes soldados capaces de evitar una futura invasión alienígena.

En contra de su mala fama —suele decirse que es muy seco, que apenas habla y que le cuesta ser agradable—, el actor se desenvolvió con buen humor y ánimo conversador. Su actitud permaneció siempre seria y educada, aunque no puso reparos a la hora de responder ninguna pregunta, ni siquiera aquellas relacionadas con el supuesto trasfondo fascista en la trama de la película, en la que la guerra se muestra a veces como la solución a un problema.

"El tema central del libro (y de la película) no es el punto de vista político. No lo creo en absoluto. Describe un mundo en el que se dan estas circunstancias y estas personas. No nos corresponde a nosotros, los actores, los que estamos contando la historia, determinar si es correcto o no. Lo que quiero es que el público piense por sí mismo, que descubran si han conectado emocionalmente con mi personaje o no y, cuando vuelvan a casa, que decidan si les parezco un fascista o no. Precisamente de eso se trata", explicó. "Pero en el rodaje no había ningún fascista, ni el de catering, ni el cámara ni nadie", concluyó, arrancando así las risas de los presentes.

"Pienso que es una película para que llevéis a ver a vuestros hijos. Después de verla surgen cuestiones morales en las que vosotros tenéis que darles vuestras respuestas. Precisamente eso es lo que quiero, plantear esas cuestiones y que vosotros seais en casa los que les deis esas respuestas, no dar esas respuestas en la película", dijo el actor.

En cuanto al hecho de trabajar con niños, que constituyen la parte principal del reparto, Harrison Ford niega sentirse como un maestro. "No me veo como un mentor. Me veo trabajando entre iguales con las mismas ambiciones. No me corresponde en absoluto dar consejos. A los adultos no me importa dárselos, pero a los jóvenes no. Prefiero que se sientan libres para pensar sobre mí lo que quieran. No trataba de crear ningún respeto antinatural de ellos hacia mí y ellos entendieron que yo estaba allí para hacer mi trabajo", aseguró el actor.

"Lo que sí quiso el director, Gavin Hood, es que no fuese muy cercano con ellos sino que tratase de ser un poco distante para crear ese ambiente de autoridad del personaje", dijo.

Su regreso a una aventura espacial y los rumores sobre su presencia en la próxima película de Star Wars hicieron inevitable una pregunta respecto a su gusto por el género galáctico. "No tengo en cuenta en absoluto el género de una película. Lo que busco es un buen personaje y trabajar con gente ambiciosa y con mucho talento. Me da exactamente igual si la película es de acción, de aventura o de ciencia ficción", afirmó. De hecho, entre sus objetivos está el de no resultar redundante: "He hecho unas 50 películas y todas distintas. Esa ha sido siempre mi intención, hacer distintos tipos de historias que lo único que tienen en común es que existe un personaje que tiene un problema y se trata de ver cómo lo soluciona".

A sus 71 años, le cuesta ocultar que ya es más abuelo que héroe de acción, pero Harrison Ford no piensa ni por un momento en retirarse: "Quiero hacer todo lo que no haya hecho hasta ahora, quiero seguir disfrutando de hacer cine. Cada nuevo papel me da experiencia. Aún no he terminado de aprender esta profesión ni he perdido el interés por el trabajo y por la gente que voy conociendo. Espero acabar mis días actuando en mitad de una película".

Para él, el actor que ha encarnado a algunos de los más grandes héroes de la historia del cine, el celuloide no ha perdido su magia: "La virtud de cualquier película es que tú estás a oscuras en una sala con gente que no conoces y puedes conectar con ellos gracias a lo que estás viendo. Lo que hacen las películas es precisamente eso, crean un contexto para que la gente conecte", un proceso en el que los actores juegan un papel fundamental, el que él sigue ejerciendo año tras año sin notar apenas el peso de las canas.