Policía Foral y Guardia Civil vigilarán los derrames de combustible en la calzada, especialmente en las rotondas

La Policía Foral y la Guardia Civil vigilarán durante esta semana, del 28 de octubre al 3 de noviembre, los derrames de combustible en la calzada, especialmente en las rotondas. Esta campaña de control forma parte del Plan de Acción 2013 de la Estrategia Navarra de Seguridad Vial.
Vehículo De La Policía Foral.
Vehículo De La Policía Foral.
EUROPA PRESS/GOBIERNO DE NAVARRA
Vehículo De La Policía Foral.

La Policía Foral y la Guardia Civil vigilarán durante esta semana, del 28 de octubre al 3 de noviembre, los derrames de combustible en la calzada, especialmente en las rotondas. Esta campaña de control forma parte del Plan de Acción 2013 de la Estrategia Navarra de Seguridad Vial.

Los vertidos de combustible, sobre todo de camiones y autobuses, crean zonas de deslizamiento en la carretera que provocan que los neumáticos de los vehículos pierdan adherencia, originando un riesgo para la seguridad vial y la integridad de las personas.

Por sus características, ha detallado el Gobierno foral a través de un comunicado, las rotondas son los lugares donde más salidas de vía y colisiones se registran atribuibles a los derrames de combustible. La obligación de girar a la hora de transitar por ellas hace que, al perder la adherencia, los vehículos, especialmente los de dos ruedas, se salgan de la misma.

Un estudio realizado por la Dirección General de Obras Públicas muestra que el 10 por ciento de los accidentes de tráfico ocurridos en las rotondas de la Ronda de Pamplona (PA-30) son salidas de vía por la derecha, que pueden ser atribuidas a la presencia de combustible en la calzada. Este porcentaje se incrementa en algunas rotondas hasta el 22 por ciento, como en la de Gazpi (pk. 0,4) o el 32 por ciento, en la del psicogeriátrico de la Chantrea (pk. 14,5).

Finalmente, se ha observado también que el mayor número de vertidos de combustible se produce en el momento posterior a que los vehículos hayan repostado. Esto sucede especialmente en las rotondas próximas a estaciones de servicio, cuando el giro ejerce una fuerza centrífuga que provoca que el depósito soporte una mayor presión, que tiende a ser liberada mediante la expulsión de combustible a través de rebosaderos o del propio tapón, según ha informado el Gobierno foral en un comunicado.

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