'The Green Inferno', el festín caníbal que revoluciona Sitges

'The Green Inferno' sitúa la mayor parte de su acción en la jungla peruana.
'The Green Inferno' sitúa la mayor parte de su acción en la jungla peruana.
Eli Roth©
'The Green Inferno' sitúa la mayor parte de su acción en la jungla peruana.

Intensos colores verdes y rojos. Los de la exótica vegetación de un recóndito lugar de la selva amazónica, por un lado, y las pinturas que llevan los indígenas así como las abundantes dosis de sangre, por otro. Es The Green Inferno, la nueva película dirigida, también coproducida y coescrita, por Eli Roth, y seguramente la que ha generado mayor sensación y aplausos hasta el momento en el Festival de Sitges.

Es el particular homenaje del cineasta estadounidense a títulos claves del cine gore de los 70 e inicios que los 80 y que causaron enorme revuelo, controversia y venta de entradas en su momento. Largometrajes como Holocausto Caníbal, de Ruggero Deodato, o Cannibal Ferox, de Umberto Lenzi, donde turistas o integrantes occidentales de alguna expedición perdidos en plena jungla eran cazados y comidos por tribus antropófagas.

Especialmente impactante fue el film de Ruggero Deodato, vendido como un documental,  aunque luego se descubrió que era falso y sus intérpretes estaban sanos y salvos. A cambio del estilo de veracidad y suciedad de aquel, Eli Roth apuesta más por un producto bien rodado, de colores vivos y teñido constantemente de humor negro y escatológico. En alguna escena en concreto, se agradece que ese invento llamado Olorama con el que el director John Waters, abanderado del cine underground, experimentó en los 80 no fuera a más.

Con el protagonismo de la actriz chilena Lorenza Izzo, los ingredientes para el menú de la tribu de Eli Roth lo forman un grupo de jóvenes activistas ecológicos norteamericanos. Unos estudiantes neoyorquinos en misión en la selva del Perú para evitar la extinción de un primitivo clan que habita allí. Un plato fuerte el que se sirvió en Sitges que, siendo plenamente consciente de todo su artificio, es de lo más generoso en mostrar desmembramientos, torturas, sangre y "trozos de carne" pasados por el asador.

Un festín para los fans, y al mismo tiempo lanzando algún que otro dardo envenenado hacia ese activismo ecológico y comprometido con los derechos humanos por parte de muchos jóvenes norteamericanos, creyendo que podrán salvar el mundo cómodamente, a golpe de clic en Twitter o Facebook.

El rodaje también de película

El equipo artístico y técnico rodó gran parte de las escenas en un poblado, cercano de la ciudad de Tarapoto, donde no había electricidad ni agua corriente, y entre serpientes, insectos y arañas. Ni conocían de la existencia de los móviles. Para irlos poniendo en situación, incluso se atrevieron a proyectarles Holocausto caníbal.

Entre los integrantes del equipo técnico en esta coproducción entre Chile y Estados Unidos, también hay españoles como el compositor gallego Manuel Riveiro.

No tiene aún distribución en España, pero en Estados Unidos se estrenará con la calificación "R" (menores acompañados) por su alto contenido de violencia "aberrante" y tortura, breves escenas de contenido sexual, algún desnudo, palabras malsonantes y apología de consumo de drogas —lo que, por cierto, da lugar a una de las escenas más divertidas del film—.

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