Editan la guía definitiva del "arte salvaje" y desafiante hecho con bacon, huevos, animales...

  • El libro "Wild Art" explora las obras gamberras e inclasificables que no entran en ninguna de las categorías del arte convencional.
  • El tomo incluye 350 piezas extravagantes, atroces y raras que critican al "complejo sistema burocrático" que rige el mercado.
  • Retratos con comida, árboles cubiertos a ganchillo, coches tuneados, grafiti, escultura corporal extrema, vestidos de carne, un lienzo pintado por un escarabajo...
Escultura de un camión de helados derretido, realizado en Australia por el colectivo The Glue Society
Escultura de un camión de helados derretido, realizado en Australia por el colectivo The Glue Society
From "Wild Art" - www.phaidon.com - Foto: Derek Henderson
Escultura de un camión de helados derretido, realizado en Australia por el colectivo The Glue Society

"Así como los animales salvajes viven fuera del ambiente de los gatos domésticos y los perros, el arte salvaje existe fuera del mundo arte en el que todo está regido por un complejo sistema burocrático". La frase condensa el espíritu del libro Wild Art (Arte salvaje), que se acaba de editar con la pretensión de ser la guía defininitiva de todos aquellos creadores que optan por lo extravagante, atroz, raro y chocante y que, al menos por ahora, no tienen cabida en las categorías del arte convencional, todavía varadas en clasificaciones que fueron formuladas, como muy pronto, en el último tercio del siglo XX.

Un retrato de Condoleezza Rice compuesto con semillas de cereales, un árbol con el tallo y las ramas totalmente cubiertas de ganchillo, la escultura de un DJ realizada sobre un bloque de hielo, un perro pintado para que parezca un tigre, una masa escultorica bélica tuneada para que los heróicos soldados sean superhéroes, una oreja esculpida bajo la piel del antebrazo de un hombre, una furgoneta de venta ambulante de helados derretida sobre la acera, un retrato del actor Kevin Bacon hecho con, por supuesto, tiras de bacon...

Extremas y aberrantes

Este tipo de material, y otras muchas obras todavía más extremas o aberrantes —por ejemplo, los uniformes militares de carne cruda de Dimitri Tsykalov o los dibujos efímeros sobre los arenales costeros de Andrés Amador—, aparecen entre las 350 piezas que compendia el libro, que acaba de poner a la venta la editorial Phaidon (480 páginas, 35 €).

Partiendo de la certeza de que el arte "no siempre está realizado por personas que se consideran a sí mismas artistas", los editores quieren mostrar que frente al arte convencional pensado para las galerías y museos que sostienen el negocio, el arte salvaje está situado "demasiado fuera de lo común, es indignante, extravagante, atroz, peculiar, desafiante y raro" como para ser considerado serio.

Desde 'flashmobs' hasta un coche invisible

Dividido en diez secciones según el tipo de material empleado, en el libro aparecen desde flashmobs hasta obras gigantescas que sólo se pueden apreciar desde el aire, pasando por una pintura realizada por un escarabajo con las patas manchadas de tinta, un automóvil pintado para que parezaca invisible en el entorno en el que está aparcado, una gallina construida con cáscaras de huevo o una locomotora recubierta de ganchillo por el artista del tricotado Olek.

Los autores del libro y responsables de la selección, David Carrier y Joachim Pissarro, señalan en el prólogo que su objetivo es enseñar al público a "abrir los ojos", porque "hay mucho arte para ver fuera de los museos". Los objetos presentados en el libro son memorables, añaden, porque "no se adaptan, son los inadaptados del mundo del arte", pese a que sus autores manejan los medios que utilizan con tanta pericia como cualquier artista académico haría, digamos, con unos tubos de óleo y unos cuantos pinceles.

"Fuertes impresiones"

Las obras del arte salvaje "son espectaculares", provocan "fuertes impresiones", tienen un "poder visual evidente" y "comparten un denominador común: no dejan indiferentes a los espectadores", dicen los compiladores, que se encargan de dejar claro que este tipo de creadores no tienen nada que ver que los enlistados en otras escuelas fronterizas como el outsider art, relacionado con el carácter autodicata y con frecuencia visionario de los creadores que sufren de algún tipo de dolencia psicológica.

Carrier y Pissarro han constatado una "gran proliferación", que comparan a la propagación de la "vegetación silvestre", de formas artísticas nacidas y producidas fuera del perímetro de lo que llamamos mundo del arte y achacan a los expertos, académicos y curators que estas expresiones "escapen de su atención". En cualquier caso, dicen, "estos artistas no necesitan el consentimiento del mundo del arte" porque ya no existe "un arte mundial con forma de sistema monolítico, sino una gran cantidad de mundos del arte" .

"Amar el arte no sofisticado"

Trabajar en el libro, concluyen, "ha cambiado" su "forma de ver" de manera drástica. "Hemos empezado a prestar más atención al arte en la calle, a los tatuajes y las otras formas que se encuentran fuera de las innumerables galerías y museos". Los autores citan a Kant: "Hubo un tiempo en que despreciaba a la gente común que lo ignora todo. Fue Rousseau quien me disuadió y esa superioridad ilusoria desapareció. He aprendido a honrar a los seres humanos" y confiesan que trabajar en la recolección de las obras de Wild Art ha sido una "experiencia ha sido similar: hemos aprenido a amar el arte no sofisticado".

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