La flota cefalopodera, "molesta" con el acuerdo con Mauritania, apunta alternativas como Senegal y Guinea-Bissau

Satisfacción entre los armadores gallegos que faenan en aquellas aguas y entre los marisqueros andaluces a los que se les permitirá desde ahora

Trabajadores y armadores de la flota cefalopodera están "muy molestos" con la aprobación del acuerdo pesquero con Mauritania en el pleno de la Eurocámara, pues confirma su expulsión de aquellos caladeros, al menos, hasta finales de 2014.

Esa es la fecha aproximada hasta la que estará en vigor el protocolo, puesto que el sector reconoce que hay divergencias entre lo que dice el Gobierno mauritano —que fija el final de este acuerdo en agosto de 2014— y lo que dice la Comisión Europea —diciembre de 2014—.

Hasta este día, en el que 467 eurodiputados votaron a favor, 154 en contra y 28 abstenciones, de los 24 buques cefalopoderos que faenaban en aguas de Mauritania ya "solo quedan 17", según lamenta el portavoz de la CIG-Mar Xabier Aboi, en declaraciones a Europa Press.

Tras conocer los resultados de la votación en esta cita clave, el sindicalista advierte que no todos, pero "una parte" de los barcos que quedan, de tripulación mayoritariamente gallega pero con puerto base en Canarias, "irán al desguace" cuando el Ministerio de Agricultura abra el listado, "próximamente".

Y, para el resto, augura un futuro complicado, en el que apunta algunas alternativas como Senegal y Guinea-Bissau. El caladero marroquí es otra de las opciones tanteadas por la Administración, según reveló un alto cargo de la Xunta en el Parlamento gallego, pero el sector no lo ve viable, pues, como explica Aboi, "solo pueden ir cinco pero no les dejan pescar ni pulpo ni marisco".

Los incluidos en el acuerdo,

"muy satisfechos"

El acuerdo con Mauritania abarca ocho categorías: especies pelágicas, merluza y especies demersales (aquellas que viven en el fondo del mar), mariscos (gamba, langostino, cigala y cangrejo) y atún.

Por eso el secretario general de la Confederación de Empresas Pesqueras (Cepesca), Javier Garat, ha admitido, en declaraciones a Europa Press, que "unos salen mal y otros bien" de la votación del protocolo en el Parlamento Europeo.

Así, constata que la Asociación Nacional de Cefalopoderos (Anacef) está "muy molesta con la decisión por las consecuencias que va a tener" y recuerda que "eran partidarios de romper" el acuerdo y volverlo a negociar.

Esta fue la posición que apoyaron tanto el Gobierno español como el gallego, más marcada en las últimas semanas, cuando viajaron a Bruselas para tratar de convencer a los europarlamentarios españoles de que votasen en contra.

Los "muy satisfechos", según resalta Garat, son los armadores de los 30 buques que ya se encontraban faenando en Mauritania y los de los 12 marisqueros que podrán hacerlo "a partir del 1 de noviembre".

Entre los que estaban en aguas mauritanas hay numerosos gallegos, como algunos de los 14 barcos atuneros —otros son de País Vasco—, dos de Marín que se dedican a la merluza, cuatro de Ribeira de palangre de fondo que capturan palometa y pez espada y otros tres de superficie. Además, trabajan allí siete cañeros.

"nos vendieron vilmente"

Xabier Aboi ha valorado que "más de 180 personas no estuvieron de acuerdo con la barbaridad" que atribuye a los términos del protocolo pesquero. Además, sospecha que "muchos diputados del PP y del PSOE no votaron por la flota gallega". "Es lo que hay, el papel que nos da Europa a los gallegos: de desguace, de eliminar al sector y dejarnos como mano de obra", denuncia.

En cuanto a las posibilidades de reorientar la actividad de los buques cefalopoderos excluidos del acuerdo con Mauritania, advierte de que "el problema es que España se mueva", al indicar que con Guinea-Bissau hay un protocolo "firmado hace un año y medio pero Europa no permite" hacer uso del mismo debido a las inestabilidades políticas en aquel país.

Por último, el responsable de CIG-Mar señala que a partir de este momento la central nacionalista tratará de obtener "más datos" sobre lo que votó cada eurodiputado y critica que algún grupo "pidió que no constase". "Seguiremos insistiendo", dice, antes de reconocer que "la gente tiene que marchar al mar porque tiene que comer".

Sobre la labor de la Xunta, y, en concreto, la de la conselleira do Mar, Rosa Quintana, censura que "apareció a última hora, tarde, mal y arrastro". "Se implicó en los últimos meses, la pena es que no lo hiciera hace un año y medio. Pero al menos lo hizo. Otros nos vendieron vilmente", concluye.

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