Rosendo: "Me avergüenza la imagen de infamia que estamos dando de España fuera del país"

  • El roquero vuelve a la carga, fiel a su compromiso, con 'Vergüenza torera'.
  • "Nos han quitado del medio porque estamos de parte del ciudadano", afirma rotundo cuando habla de la marca España.
  • Sin temor alaba la mejora musical de nuestro país: "Ya quisiera para mí la técnica de los jóvenes de ahora".

Con siete años se empeñó en tener una guitarra y ser músico y cinco décadas después es una leyenda viva del rock , maestro y referencia. Lo tenía claro, y sin embargo, siguió la estela de su hermano y empezó una ingeniera: "Tenía cualidades me dijeron" cuenta el artista con menos pose de artista que se pueda imaginar.

Es consciente, y lo dice, que la cultura nunca está de más, y defiende los estudios. No obstante, acertó en su empeño y con casi sesenta años, diga lo que diga el roquero, los años no le han doblegado, su último disco, Vergüenza torera (Warner), a la venta el 1 de octubre, deja clara su crítica total a la situación actual. No hay un verso, una letra, una canción que ceda a la concesión o al miedo.

¿Qué es lo que más vergüenza le hace sentir?

La imagen infame que estamos dando fuera. Porque aquí ya nos conocemos todos hace mucho tiempo. Pero fuera... Estamos diciendo una cosa y haciendo otra. Estamos haciendo el ridículo, sobre todo con lo de la marca España.

Ya que lo cita, ¿cómo se explica que los músicos no formen parte de la 'marca' España?

Nos han quitado del medio porque estamos de parte de la gente. Y esta vez estamos más aún de su lado, porque la situación es más grave.

Como canta en una de sus canciones de este último trabajo: ¿cree que estamos sin horizonte?

Es doloroso, pero de momento estamos sin horizonte. No veo nada inmediato que vaya a cambiar algo. El plazo es largo.

Y el rock, ¿cómo ve su horizonte?

Ha evolucionado, igual que yo he intentado evolucionar también. Tengo mi sonido, claro. Y ése sigue estando ahí.

Bastante le ha costado, desde los siete años emperrado en el rock, como para cambiarlo ahora...

Sí, mucho me ha costado. Y ya me gustaría a mí tener el nivel técnico que tienen los grupos jóvenes de ahora. Estamos a la altura de cualquier país, cosa que antes no ocurría. Pero como el rock es problemático no se le hace  mucho caso.

¿Ha tenido alguna represalia alguna vez?

Cuando gobierna la derecha parece que intentan negarnos más que en otros casos.

De todas maneras, no parece usted de los que tienen miedo a no tener o perder alguna contratación pública...

Pero si a nosotros no nos contrata nadie. Claro que sí que hay quienes tienen miedo. De todas maneras, yo creo que si uno es respetuoso puede decirlo todo. Incluso debe.

¿Se ha empeñado en que no le dobleguen los años? Porque este último disco es más crítico aún si cabe...

También me doblegan, pero cuando crees en algo con convencimiento los años te sirven para reafirmarte aún más en ello.

Al final va a ser su generación la que salve a los jóvenes...

Es que tenemos más callo y nos duele menos.

¿Qué sigue sin entender pese a los años?

Que se acogote al infeliz y al que menos tiene. Es infame.

¿Qué hemos hecho tan mal?

Lo peor: consentirnos ese fulano malintencionado que todos tenemos dentro. Lo hemos dejado salir. Hay que medirse un poco en ese sentido. Aunque también habría que empezar a responsabilizarse de los errores en lugar de echar balones fuera cuando va mal y colgarse medallas cuando va bien.

¿Es más que nunca tiempo de trepas y mediocres?

Sí, es tiempo de trepas y mediocres, se ha potenciado a todos los niveles. Se valora el talento negativo y el que no está a favor de eso no interesa. Mira la subida del IVA, aquí lo multiplicamos por tres. Y la cultura también es riqueza material. Y la que hemos exportado es la de la peineta y los toros.

Dice en un tema «Acorralar para arremeter no es un buen principio de autoridad», pero ¿hay algo que sí lo sea?

La autoridad es en sí un mal principio o un mal fin. Cuando se tiene autoridad, hay que ordenar y no perjudicar a quienes no te van a apoyar.

Su canción A remar, ¿un canto al el poco sentimiento colectivo en el que se nos ha educado?

A nosotros también se nos educó para salvar nuestro pellejo. Cuando yo era un crío nadie entendía que quisiera dedicarme a la música en lugar de buscar un trabajo fijo, un sueldo fijo y todo eso. Y siguen igual, mi madre con sus noventa y tantos aún quiere que me corte la coleta. Me coge el pelo y me dice: pero, hijo, ¿cuándo te vas a cortar el pelo?

¿Echa en falta muchas melenas en sus conciertos?

Sí, en los conciertos, que vienen muchos jóvenes, y eso me da mucha vida (aunque vengan menos de mi quinta), no llevan tanto coleta. Con lo que a nosotros nos costó dejárnosla, para nosotros era un mito llevar el pelo largo.

¿Cuánto habría que pagarle para que se vistiera como, busquemos lo más alejado de usted: Cristiano Ronaldo?

Imposible. Los mayores disparates se hacen por convencimiento, no por dinero, aunque tampoco me han ofrecido mucho nunca por nada...

¿Y un anuncio?, ¿lo haría?

No, nunca cobraría por algo así. Lo mío es la guitarra y las canciones, lo ha sido desde los siete años.

Decía que su generación fue educada en el individualismo, ¿cómo lo ha hecho usted con su hijo?

Estoy muy orgulloso de mi hijo, porque se dedica a la música, y eso me da muy buen rollo,  y porque es responsable y se preocupa por lo importante. La verdad es que yo no sé si he tenido mucho que ver o si le dije lo que debía, pero me ha salido un hijo muy responsable.

Usted que tanto reivindicó su Carabanchel natal, ¿cómo es que se ha ido?

Pues porque yo ya no reconozco Madrid. Igual es que estuve siempre engañado en mi visión de la ciudad, pero para mí dejó de ser la misma, ya no es aquella ciudad. Y me fui a Burgos, a una casita alejada de todo. Si es que me apetecen también sopitas y buen vino.

Y si además de dejar Madrid, dejara la música ¿a qué se dedicaría?

Creo que sería camionero para estar todo el tiempo en la carretera. Y porque me dan mucho rollo los camiones.

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