La creación de un museo en el Palacio Episcopal de Segovia permite reabrir tras nueve años un inmueble del siglo XVIII

Arte religioso, cristal de La Granja y cerámica de la Zuloaga componen la colección del espacio, bendecido por Fratini
Fratini (c), en la inauguración del Museo.
Fratini (c), en la inauguración del Museo.
EUROPA PRESS
Fratini (c), en la inauguración del Museo.

El Museo del Palacio Episcopal de Segovia ha quedado inaugurado este jueves en un inmueble histórico de finales del siglo XVIII, residencia de los obispos de la Diócesis hasta 1969, que se ubica en la plaza de San Esteban de la capital, a escasos metros de la Plaza Mayor, y que permanecía cerrado desde hace nueve años.

A la presentación del nuevo espacio, cuya gestión el Obispado ha concedido por 25 años a la Sociedad Museo Doña Juana, del matrimonio de hosteleros formado por Eleuterio Laguna y Juanita Lomillos y su sobrino Javier Ayuso, han asistido el nuncio del Papa en España, Renzo Fratini; el obispo de Segovia, Ángel Rubio; el delegado del Gobierno en Castilla y León, Ramiro Ruiz Medrano; la subdelegada, Pilar Sanz, y el alcalde de la ciudad, Pedro Arahuetes, entre otras autoridades.

Caja Rural de Segovia ha financiado el proyecto, que según ha señalado Ayuso será perpetuado con "trabajo y disciplina" de manera que también la cultura, la identidad y las creencias de los segovianos queden perpetuados con él.

El Museo ocupa la primera planta del edificio, cuyo mobiliario, junto con su distribución y función original, se ha conservado. La colección la componen tres conjuntos, uno de cerámica de los Zuloaga, otro de vidrio y cristal de la Real Fábrica de La Granja y un tercero de arte religioso del Museo Diocesano de Segovia.

La cerámica se extiende por cuatro salas en las que se exponen por orden cronológico más de 300 obras, también de pintura y fotografía, de Daniel Zuloaga y su familia, así como del taller y de los colaboradores y amigos del ceramista madrileño, fallecido en Segovia en 1921. Se trata de piezas de pequeño formato y grandes murales utilizados para decorar portales y fachadas de edificios.

Junto a ellas, se exhiben cristales y vidrio pertenecientes a los gestores del Museo, quienes conservan una de las colecciones más representativas en España, tanto por la variedad de estilos, épocas o procedencia de sus ejemplares como por la calidad de los mismos.

El conjunto, que se expone como un "valioso" legado, ha sido recopilado de manera muy cuidadosa por Eleuterio Laguna y el escritor y editor de libros de arte Ángel Escorial. Para el Museo se ha seleccionado un grupo de más de 300 piezas fabricadas entre los siglos XVIII y XIX. El compendio, que abarca todas las etapas de la manufactura segoviana, se ha organizado en función del estilo y la época, desde el Barroco al Historicista pasando el Clasicista y el Imperio.

El repertorio se completa con obras de arte diocesano que se han colocado en dos salas. La primera de ellas es un "guiño" a la exposición 'Arte Diocesano Retrospectivo' celebrada con motivo del IV Centenario de la muerte del comunero Juan Bravo, que tuvo lugar en 1921.

En ella se combinaron piezas del Palacio Episcopal con otras cedidas por parroquias de la Diócesis cuyo valor logró incentivar el interés artístico religioso segoviano. Fue por ello que el entonces obispo mostró su deseo de crear un museo con los objetos que no fuesen necesarios en las parroquias para el culto, lo que además permitiría preservar su riqueza artística y darla a conocer. Aunque muchas obras expuestas volvieron a sus lugares de origen, 38 se quedaron depositadas en el Palacio Episcopal para conformar el Museo Diocesano.

En una segunda sala se ha organizado la exposición temporal 'Vida de Jesús', con 22 obras procedentes de fondos diocesanos y de distintas parroquias que recorren los principales pasajes bíblicos de la vida de Jesucristo. En ella se puede ver desde la Anunciación del Arcángel San Gabriel a la Virgen María hasta Pentecostés. Culminando con una pintura de la Alegoría de la Iglesia.

El alcalde de Segovia ha subrayado la importancia de este proyecto en una ciudad Patrimonio de la Humanidad, un título que según ha indicado "no es gratuito" sino que lleva aparejada una responsabilidad que todos los segovianos conocen y asumen.

Arahuetes ha reconocido que la apertura del Museo es una de esas ocasiones "felices" en las que se recupera y desarrolla el patrimonio, "seña de identidad" de los habitantes de la ciudad. Ver monumentos y edificios derruidos, mal conservados o en vías de extinción, ha dicho, supone por tanto un "sufrimiento" para los segovianos, cuyo "alma y sentimiento están en las piedras".

Igualmente, el obispo ha calificado el día de hoy como "grande e histórico". Rubio ha ensalzado el arte como instrumento de progreso y ha resaltado el deseo del Obispado de compartirlo y promoverlo de la mano de los nuevos gestores.

El prelado, quien ha avanzado que las obras irán aumentando en número y se irán perfeccionando, ha asegurado que los museos son una parte importante del patrimonio cultural de la Iglesia, pues entra en su tradición como un servicio de fe y de cultura. Al hilo de ello, ha manifestado que el Museo Diocesano no es un almacén de obras de arte ni en "ente anclado en el pasado", sino un ente "vivo, dinámico, cultura y evangelizador".

Las dependencias han sido bendecidas por Monseñor Renzo Fratini, quien ha remarcado la responsabilidad de todos de mantener y preservar las obras de arte y ha puesto como ejemplo la labor que en este sentido se desarrolla en Segovia.

El Museo, que cuenta con un servicio complementario de cafetería y restaurante, podrá visitarse de lunes a domingo de 10.00 a 19.00 horas. La entrada general tendrá un precio de tres euros, mientras que jubilados, niños de ocho a 13 años y grupos con un mínimo de 15 personas deberán abonar dos euros.

Un inmueble histórico

El edificio del Palacio Episcopal perteneció originalmente al Mayorazgo del Conde de Puñonrostro, quien en 1635 se la vendió a la Familia de Salcedo. Estos emplearon grandes sumas de dinero para seguir construyendo la casa-palacio y conformar la base de su Mayorazgo.

A mediados del siglo XVIII la propiedad estaba ruinosa y sin acabar, por lo que el obispo de Segovia, Manuel Murillo Argáiz, la adquirió mediante Censo Perpetuo para construir un nuevo Palacio Episcopal, que se levantó bajo la dirección de José de la Sierra, arquitecto de la Catedral de Toledo.

De la Sierra conservó la primitiva fachada de granito, sin rival por tamaño y nobleza en la arquitectura renacentista segoviana, y completó la edificación con otros tres lados, organizándolo en torno a un patio central porticado de estilo barroco clasicista.

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