El fotógrafo Daniel Ochoa de Olza ha ganado el segundo premio del World Press Photo, en la categoría de retratos, con una serie de doce imágenes sobre la vuelta a los ruedos del torero Juan José Padilla. Ochoa de Olza trabaja para la agencia Associated Press desde hace ocho años y sus imágenes se han publicado en medios de todo el mundo, desde el New York Times o The Washington Post hasta revistas como National Geographic. Sus fotos, como las otros ganadoras de la presente edición del World Press Photo, pueden verse en el Círculo de Bellas Artes de Madrid (de 11 a 21 horas).

Usted ha ganado en la categoría del retrato. ¿Cuál es la clave para conseguir que una imagen transmita el alma de un personaje?

Ése es parte del misterio de la fotografía. Si supiéramos hacer sólo fotos buenas no haríamos ninguna fotografía mala, y yo aún hago muchas fotos malas (risas). Creo que los buenos retratos se consiguen a base de esforzarse y de trabajar. Como dice el dicho, "que la inspiración me pille trabajando", y yo trabajo mucho.

¿Es posible hacer un buen retrato si la persona a la que se va a fotografiar no colabora?

Por supuesto. No es necesario que nadie pose. De hecho, mi serie sobre la vuelta a los ruedos de Juan José Padilla no son posados, sino situaciones espontáneas más bien públicas, donde también hay imágenes del toro y del público. Va más allá del personaje.

Usted ha cubierto noticias de última hora, deportes, política... Dentro del fotoperiodismo, ¿en qué subgénero se encuentra más cómodo?

A mí lo que me gusta es contar historias con imágenes, sin preocuparme de a qué género pertenece lo que estoy haciendo. Lo que quiero es que las fotografías tengan un enfoque interesante y generen reflexión.

Este jueves imparte una clase magistral... ¿Qué tres consejos le daría a alguien que aspire a dedicarse al fotoperiodismo?

Es difícil resumirlo en tres consejos... Pero les diría que deben ser personas de recursos, con mucha perseverancia e imaginación.

Cuatro de los premiados en el WPP de este año son españoles. ¿Está en buena forma el fotoperiodismo español?

Yo no lo definiría así, porque en España ahora mismo es muy cumplicado trabajar como fotoperiodista. Pero lo que sí creo es que los fotógrafos españoles son de los mejores que hay en el mundo. Hay muchísimos, muy buenos y muy valientes, y eso se nota. En esta edición ha habido cuatro españoles premiados, pero podrían haber sido muchos más.

Muchos de sus colegas están trabajando en el extranjero...

En España hoy en día es complicado que casi cualquiera trabaje, y trabajar en el ámbito del periodismo es casi un milagro. Hay que tener mucha suerte.

¿Cómo puede llegar a afectar a la profesión el hecho de que hoy en día la tecnología para hacer fotos esté al alcance de todo el mundo?

Antes los fotógrafos profesionales tenían un equipo que no estaba al alcance de cualquiera. Ahora la democratización de la técnica es algo que nos iguala a todos, profesionales y no profesionales. Esto hace que la forma de contar las cosas sea lo que, a la larga, marcará la diferencia entre grandes fotógrafos y analfabetos visuales.

Después de una larga trayectoria profesional, ¿a quién le gustaría más retratar, qué evento le haría más ilusión cubrir?

Me encanta mi trabajo y ahora mismo tengo ilusión por cubrir infinidad de eventos, grandes y pequeños. Y por fotografiar a muchas personas, no sólo famosas: también desconocidas. A veces hay gente que te cruzas por la calle y a la que te dan ganas de retratar porque piensas que pueden dar juego.

Entonces, lo que hace grande a una foto no son ni el evento ni la persona que están siendo fotografiados...

Yo creo que se pueden hacer grandísimas fotos con las cosas cotidianas o con gente anónima. Si se trata de un evento interesante puede que la foto brille más, indudablemente, pero también son muy importantes la técnica y el bagaje visual.

Dice que a veces se cruza con personas a las que le gustaría retratar... ¿Alguna vez ha parado a alguien por la calle para que pose para usted?

Es que yo nunca le pido a nadie que pose para las fotos, por principio. No me gustan los posados, prefiero la espontaneidad.