Este es Noé, el bebé que sobrevivió al diluvio del Katrina antes de nacer

  • Nació hoy por cesárea y saludable.
  • Hace casi 17 meses se convirtió en uno de los 1.400 embriones rescatados pertenecientes a una clínica de Nueva Orleans.
Noah Benton Markham, que ha nacido de un embrión congelado rescatado durante las inundaciones del Katrina en Nueva Orleans, EEUU.
Noah Benton Markham, que ha nacido de un embrión congelado rescatado durante las inundaciones del Katrina en Nueva Orleans, EEUU.
Alex Brandon / AP
Noah Benton Markham, que ha nacido de un embrión congelado rescatado durante las inundaciones del Katrina en Nueva Orleans, EEUU.

Noah (Noé, en español) nació el miércoles por cesárea y saludable, casi 17 meses después de ser uno de los 1.400 embriones rescatados, entre la inundación con aguas contaminadas y un calor agobiante, de una clínica en Nueva Orleáns tras el huracán "Katrina".

"Es un varón. Noah es un varón", anunció la abuela del pequeño, Lezette Crosby, poco después de la operación a la que fue sometida la madre, Rebekah Markham, en el hospital St. Tammany, de Covington, en Luisiana.

Hasta la madrugada del miércoles, cuando "Noé" nació, Rebekah, de 32 años de edad, y su esposo Glen Witter, de 42 años y policía de Nueva Orleáns, no sabían si la criatura sería varón o niña. Prefirieron esperar para saberlo al viejo estilo.

Es un varón. Noah es un varón
Al nacer, Noah pesó 3,84 kilogramos y midió 49 centímetros. La madre y la criatura se encuentran en excelentes condiciones, según informaron portavoces del hospital.

Noah es resultado no sólo de la técnica moderna de conservación de embriones y fertilización in vitro, sino también de la supervivencia al tumulto y las aventuras que rodearon su salida del hospital Lakeland, en el este de Nueva Orleáns, en las semanas que siguieron a la inundación que desplazó a medio millón de personas.

La tempestad levantó las aguas del lago Pontchartrain que rompieron los diques al norte de Nueva Orleáns y anegaron el 90 por ciento de la ciudad.

Las aguas contaminadas atraparon a decenas de miles de personas en algunos albergues, y buena parte del hospital de Lakeland, donde, en tubos con nitrógeno líquido, estaban 1.400 embriones congelados.

Rebekah y Glen habían tenido problemas de fertilidad y por eso en 2003 habían recurrido al hospital Lakeland y habían creado embriones para fertilización in vitro.

A última hora

De uno de esos embriones nació un niño, Glen, en agosto de 2004. Otros embriones quedaron en la clínica, y dos días antes del azote de "Katrina", las autoridades del hospital subieron los tubos de conservación de embriones al tercer piso de la institución.

Después del huracán, Rebekah y su hijo Glen, que entonces tenía un año, abandonaron la casa amenazada por la inundación y se fueron a vivir con familiares en Covington, mientras Glen padre se quedó en la ciudad en las tareas de auxilio a otros damnificados.

Durante dos semanas Glen y Rebekah no pudieron comunicarse: las baterías de los teléfonos celulares se habían agotado. La tormenta derribó árboles y postes de la red eléctrica y pocos días después la situación en Covington se hizo precaria, por lo cual Rebekah y su hijo volvieron a mudarse, a casa de otros familiares en el centro de Luisiana.

Mientras tanto, en el hospital de Nueva Orleáns continuaban los embriones congelados, entre ellos el futuro Noé.

Contrarreloj

Los tanques de hidrógeno líquido, con temperatura interior de unos 195 grados Celsius bajo cero, pueden conservar los embriones por hasta tres semanas en una habitación en la que haya aire acondicionado.

Belinda Sartor, experta en fertilidad del Instituto, se puso en contacto con la gobernadora de Luisiana, Kathleen Blanco, y logró que algunos policías fueran hacia el hospital.

Dos semanas después del diluvio traído por "Katrina", en un día en el que la temperatura llegó a más de 38 grados Celsius, una decena de policías llegaron al estacionamiento del hospital donde el fango y el agua maloliente cubría los automóviles hasta los techos.

La operación requirió mucho cuidado: había que colocar los tubos con los embriones, de una capacidad de 35 a 40 litros y un peso de otros tantos kilos, sobre una superficie plana.

Los policías entraron con lanchas al edificio, retiraron los tubos con los embriones y los llevaron a otro hospital que no resultó tan dañado por el huracán.

Cuando Rebekah y Glen se enteraron que los embriones estaban a salvo, decidieron que era tiempo para un segundo hijo. El resultado ha sido hoy Noé, que sobrevivió a la inundación.

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