La polémica Barbie ya no es ninguna jovencita, pero sigue levantando pasiones

  • La II convención de Barbies de la Asociación de Coleccionistas de España llega a Madrid en octubre.
  • Más de 6.000 euros puede costar una original de la primera edición o de las más antiguas que salieron en Japón.
  • El origen: una muñeca "medio pornográfica" alemana, Lilly, cuyos derechos compró la mujer de Mattel, para convertirla, tras sucesivos cambios, en una muñeca para niñas y adolescentes.
Parte de la colección de Barbies de Rebeca J.
Parte de la colección de Barbies de Rebeca J.
Jorge París
Parte de la colección de Barbies de Rebeca J.

La mayoría han llegado y se han ido, algunas han aguantado más y otras menos, pero salvo una, que se ha ganado por derecho y tiempo, la corona, el resto de las muñecas han sido fiebre de un sábado noche. Un poco más, claro.

La Barbie, sí, la polémica muñeca responsable de pasiones y odios, resiste más allá de la cincuentena como "ese junco que se dobla pero siempre sigue en pie".  Tuvo su máximo esplendor en los ochenta y los noventa, pero tras ellos no murió, y eso es lo que le concede el puesto de honor.

"Siempre hay que tenerla en la tienda", dice Gloria Díez, dueña de la juguetería Dámaso y presidenta de la Asociación de Coleccionistas de Barbies de España". Según cuenta nunca ha dejado de venderse: "Las demás han tenido picos, pero ésta no, se mantiene estable". Desde su llegada a España en 1978 (ya en 1984 contaba con un club de fans en nuestro país) hasta hoy ha sido fondo de armario de las jugueterías.

Predecesora: un maniquí "medio pornográfico"

No sólo era juego de niñas. "Mi padre y mi tía me prohibían jugar con Barbies", cuenta a 20 Minutos Francisco Medina, que dará una conferencia en la Convención sobre Barbies vintage. "Así que tenía que encerrarme para poder jugar con mi hermana pequeña". Tiene solo 24 años este experto en el origen del maniquí con el que más se ha jugado de la historia. Es él quien cuenta que la predecesora está en la alemana Lilly: "Era medio pornográfica y para adultos".

Fue la mujer del empresario Elliot y cofundadora con él de Mattel, Ruth Handler, quien compró los derechos de la muñeca alemana para dar comienzo sin saberlo a la historia de la superestrella en el reino de las muñecas: la Barbie.

Al principio, nació en 1959, no tenía demasiadas diferencias con Lilly, aunque sí se había modificado ligeramente su aspecto para que resultara más dulce que su inspiradora.

Ruth Handler, tras ver cómo su hija prefería jugar a vestir a sus muñecas de cartón recortable,  se dio cuenta del acierto que supondría crear una muñeca para adolescentes a la que pudieran peinar, cambiar de atuendo y hacer todo tipo de cambios.

Aquella primera muñeca llevó el nombre de la hija de los empresarios, Barbie, y apenas tenía movilidad.  Sin embargo, pese a las iniciales carencias, aquel maniquí rompía para siempre con la manera de concebir las muñecas para niñas. Aunque, y así lo constatan desde la Asociación de Coleccionistas de Barbie de España, no ha sido ni es propiedad exclusiva de chicas: "Somos un 50% hombres y un 50%, mujeres".

Manuel Lermas es otro ejemplo de cómo la Barbie no es cosa sólo de niñas. "A mí siempre me han encantado, desde niño", cuenta este fotógrafo, "así que empecé, ya de mayor, a comprar Barbies y a transformarlas para fotografiarlas. Mi idea, y así se ve en la exposición Retratos que tengo en Madrid (café Mamá Inés) era retratarlas como estrellas de carne y hueso".

A sus 51 años no le da pudor decir lo mucho que le gustan estas muñecas, reconoce tener casi 300, y ante las críticas por el imposible canon que tienen señala a los padres y a la educación: "Es que es una muñeca, serán los padres quienes tengan que decirles que eso es imposible". Añade que esa parte frívola y positiva es hasta buena: "¿Por qué no va a haber una muñeca para la que todo sea ¡ay, qué bien que lo tengo todo..! Los héroes mitológicos tampoco son reales. Si nos ponemos en ese plan, tampoco podríamos ver películas como Superman".

"Además es muy trabajadora", señala Gloria Díez, "ha tenido todo tipo de profesiones, incluso hay una Barbie candidata a presidenta".

Objeto de coleccionismo

"Es un objeto de coleccionismo" defienden los miembros de la Asociación de Coleccionistas, que en su afán porque el tema sea tomado 'en serio'  los próximos días 5 y 6 de octubre celebrarán una Convención de Barbie en el madrileño Tryp Atocha. El sábado las plazas ya están vendidas (y eso que el precio oscilaba entre 100 y 150 euros); el domingo, en cambio será gratis la entrada.

Su presidenta fundó la Asociación hace dos años porque descubrió que había muchos que, como ella, coleccionaban Barbies.  "Actualmente hay 1040 miembros en el foro". Destaca tanto ella como otra coleccionista, Rebeca J., que Elblogdeken.com ha sido fundamental para llegar a la gente.

Es la propia Rebeca quien abre las puertas de su casa para mostrar sus Barbies, algunas en cajas sin abrir, ediciones del 69 o de los 80... Incluso tiene la primera Barbie, no la original (puede costar comenta Medina unos 7000 euros), pero sí una que sirve para ver cómo ha ido cambiando.

Algunas de las Barbies no las saca Rebeca J. (30 años), maestra y licenciada en Psicología, de sus cajas, porque explica "perderían mucho valor, aunque yo no las vendo, de eso nada". Desde los 12 años las colecciona, al principio sólo eran para jugar, y después empezó a elegir y comprar como coleccionista. Aunque reconoce que con las que tiene fuera de las cajas y son básicas sigue jugando.

"Juego con ellas, las peino, les hago ropa..." cuenta la joven. Su madre, que se muestra encantada con la afición de su hija, y que la anima y participa (también nos recibe ella) dice: "No te creas que ella no hace otras cosas. Además de maestra y haber hecho psicología, tiene un grupo de teatro, hace tartas...".

Señalan las dos que hasta a Carmen Maura le fascinan las Barbies y que la Asociación le regaló una en su último cumpleaños.

Barbie: "No soy una muñeca vestida de azul"

Usted, de muñequita vestida de azul, como dice la canción, nada de nada, ¿o tiene algo que no vemos?

Nada. Mírame, no soy una muñeca vestida de falta, ni llevo camisita ni canesú, ni lo he llevado jamás. Lo mío es, desde que nací, hace 54 años, la tendencia y la modernidad. No verás jamás en mí una ñoñería tal. Y eso que soy del año 59, que tiene mérito, aunque luego se hayan metido tanto conmigo por no sé qué historias de sexismo y por mi cuerpo... Por cierto, el año que nací ya me vendí 351.000 veces, y en 1998 superé los mil millones en el mundo.

Y en España, ¿también se la quiere tanto?

Muchísimo: en 1998 me vendí casi dos millones de veces.

Cuando echa la vista atrás, ¿cómo se ve?

En aquella época no tenía que ver casi con la que soy ahora, llevaba siempre coleta y un bañador de rayas horizontales. Era el que estaba de moda, eso sí. Mi mirada era en aquellos primeros tiempos bastante más ingenua y algo seria.

Volviendo a sus inicios, en aquella época su vestidor no ha estado siempre tan surtido como ahora, ¿no?

Uy, no. Ya te digo que al principio no tenía más que un bañador y lo mismo con el peinado: coleta y nada más. No como después que he tenido melenas de todo tipo según las tendencias y me he teñido de morena.

Hay mujeres enfadadas con el canon de belleza que usted transmite, ¿le parece que tienen algo de razón?

Evidentemente nunca quise crear problemas a las mujeres, ni se me ocurrió pensar en que alguien me llevara más allá de la ficción que es el mundo al que pertenezco, como Superman o cualquier otro superhéroe o personaje no real. Sin embargo, muchas veces se han metido conmigo por inducir a las jovencitas a querer ser como yo. Puede que haya algo de razón, pero en realidad soy un juguete, y mira que me gustaría ser de verdad...

Sin embargo, muchas veces se han metido conmigo por inducir a las jovencitas a querer ser como yoSin ánimo de ser impertinente, pero algún 'arreglito' estético sí que se ha hecho...

Con el tiempo aprendí que me favorecía mucho sonreír y que además no debía temer tanto que la mujer tuviera un rol tan poco presente en la sociedad y el mundo laboral, así que si por 'arreglito' eso cuenta, pues quizá. De todos modos todo tiene un sentido, mira, tuve que esperar hasta 1967 para mostrar mayor seguridad, las mujeres estaban comenzando a hacerse un hueco en la sociedad con entidad propia, así que mi boca dejó de estar cerrada y mi mirada fue más directa. Menos miedo: las mujeres peleaban su sitio y lo iban logrando. Sin embargo, una década tuve que esperar para poder sacar mi lado más moderno y autónomo, y para que el mundo entero se diera cuenta sonreí abiertamente. Lo que no iba a cambiar era mi figura, siempre esbelta, diminuta cintura, largas piernas.

¿Seguro que no se ha retocado nada?

Bueno, a ver, he de confesar que en 1998 sí que cambié un poco mi tipo, lo confieso. Y desde ese año he tenido muchos peinados, vestidos, aficiones, colores de pelo, roles, profesiones.

¿Y qué profesiones le hacen sentir más orgullo?

No me avergüenzo de ninguna, que queda claro. Desde dependienta hasta astronauta, pasando por candidata a presidenta, de todas me siento orgullosa, y eso que han sido 75 las profesiones que he tenido (y hasta 50 nacionalidades). Y como actriz no me va nada mal: tengo desde pelis (La princesa y la costurera es la última, que es además un musical) hasta mi propio programa (Barbie TeVe). Y una curiosidad: mi versión de Doctora tuvo su mayor éxito de ventas en un país que me encanta y que me adora: España.

¿Es tan frívola como la pintan?

Para nada. No niego que me guste la ropa, pero hay muchas mujeres intelectuales a las que les gusta y nadie las critica... Y además he sido y soy muy solidaria, cosa que, de ser tan frívola no sería. Sé muy bien que no solo de frivolidad, consumo y rosa vive una servidora. En 2003 La Fundación Vicente Ferrer y yo nos unimos para vacunar a 9000 niños en la India contra la hepatitis B. El ilustrador Xavier Mariscal colaboro desinteresadamente diseñando una camiseta especial para la ocasión.

¿Y de Ken?

Ya está la preguntita. Mi respuesta: no hablo de mi vida privada. Punto. Soy Barbie y aunque sea muy gastona y compradora y tenga todos los modelitos que quiero y todas esas cosas por las que se me critica y que hay muchas mujeres que hacen igual que yo, también llevo trabajando muchos años y en muchas cosas. Ya lo he dicho, que he sido hasta astronauta. ¿Que necesitan más? Pues más: no sólo estoy entre las 20 marcas de más valor en el mercado, sino que soy la primera dentro del sector juguete. Así que a mí ni mú de las Monster ésas o de las Bratz. Porque ellas vienen y van, pero a ver si como yo, se quedan.

¿Qué le depara el futuro?

Algo que aún está por descubrir: ¿cómo me encontrarán en 2076 cuando abran la cápsula herméticamente cerrada en la que me introdujeron en 1976? Porque, a mi historia me remito, en 2076 seguiré, como ese junco español, en pie.

 

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