Más de 4.000 niños malviven todavía en poblados chabolistas

  • La Comunidad asegura que están escolarizados.
  • La mayoría pertenece a la etnia gitana.
  • Los menores que conducían un coche robado explican a 20 minutos por qué lo hicieron.
"Yo quiero ser El Vaquilla" dice uno de los chicos involucrados en el robo del BMW. (JORGE PARÍS)
"Yo quiero ser El Vaquilla" dice uno de los chicos involucrados en el robo del BMW. (JORGE PARÍS)
JORGE PARÍS
"Yo quiero ser El Vaquilla" dice uno de los chicos involucrados en el robo del BMW. (JORGE PARÍS)

Johnny tiene tanta fuerza en la mirada que si te fijas demasiado en el verde de sus ojos puede llegar a desarmarte.

Porque con esa misma fuerza, este chaval, que vive en el poblado de La Jungla, cerca de Vicálvaro, y que sólo tiene doce años, te dice sin pestañear que no quiere que nadie se le acerque demasiado porque le va a "soltar un puñetazo".

Con esta tranquilidad lo contaba ayer a 20 minutos en el mismo poblado en el que vive.

Johnny es uno de los cerca de 4.000 menores chabolistas que todavía quedan en la región y que malviven en burdas imitaciones de viviendas donde de vez en cuando asoman ratas y toda clase de bichos.

En 2001, según datos del IRIS, un organismo dependiente de la Comunidad de Madrid, había en la capital 1.397 familias chabolistas aunque, en 2005, la cifra disminuyó hasta las 921.

La mayoría es de etnia gitana y la Comunidad asegura que los 4.000 menores que atiende están escolarizados.

Johnny, Antonio y Samurái

Ese coche ya estaba robado. Lo cogimos para volver a casa

A Johnny, que en realidad se llama Adolfo y que no va a clase; a su hermano Antonio, de 15, y a Samurái, su amigo, de 8 años, la Policía los pilló en el domingo en una tenaz persecución cerca de Coslada cuando viajaban en un BMW robado.

Los dos pequeños fueron trasladados a un centro de acogida de Hortaleza, de donde escaparon a las pocas horas mientras que Antonio prestó declaración en comisaría.

"Ese coche ya estaba robado. Lo cogimos para volver a casa", contaban ayer con reticencia Johnny y Samurái.

Esmeralda, de 36 años y madre de seis hijos, todavía se pregunta con la voz afónica cómo fue que Antonio, su hijo, condujo un coche robado.

"Ya no lo puedo controlar", dice.

"¡Yo quiero ser 'El Vaquilla' !", asegura Samurái mientras Johnny sonríe.

"¡Yo quiero ser El Vaquilla!"

Ambos quieren parecerse a 'El Vaquilla' y 'El Torere' , legendarios delincuentes juveniles de los años setenta en Barcelona.

"¡Ja , ja, ja!, yo lo que quiero es robar coches...", suelta Johnny; aunque luego matiza: "Bueno, conducirlos, pero no ir a la cárcel. No ahora. Y si me tengo que ir yo y mi Samurái, vamos juntos. Porque somos amigos y primos de sangre. ¿Verdad?".

"Se puede salir del pozo"

Que se puede cambiar de vida lo sabe bien Juan Carlos Delgado,  'El Pera', que con nueve años era la cabeza de una pandilla de ladrones de coches en Getafe.

Ayer,  'El Pera', cuya vida ha sido llevada al cine y que ahora ayuda a niños en su misma situación, recordaba viejos tiempos.

"A esa edad te crees el rey del mundo, el más listo; que trabajen los otros, que yo voy por el camino corto", decía poniéndose en la piel de los tres chavales de La Jungla.

Para 'El Pera', todos los chicos merecen una oportunidad: "Se puede salir del pozo".

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