Helicópteros del Ejército y la Guardia Nacional buscan este martes en lugares remotos de Colorado (Estados Unidos) a unas 650 personas que aún no han sido localizadas tras las mayores inundaciones registradas que causaron destrozos en 17 condados del estado.

El número de "desaparecidos" se redujo a la mitad de la cifra anunciada el lunes al eliminarse nombres duplicados e información incorrecta y rescatar a cientos de personas que habían quedado atrapadas, en algunos casos desde el miércoles pasado, en pequeñas localidades montañosas inaccesibles ahora por tierra.

A pesar de los casi 18.000 edificios dañados y 1.500 viviendas destruidas, el numero de fallecidos se mantiene en ocho, informaron autoridades federales y locales en una rueda de prensa en Boulder, una de las localidades más afectadas.

En esa zona, según las autoridades, quedan unas 180 personas sin localizar, aunque 19 helicópteros rescataron a otras 200 en esa misma área.

Mientras tanto, casi 500 personas esperan ser rescatadas de áreas anegadas en las praderas del este de Colorado.

Representantes de varias agencias oficiales afirmaron que no se presume que los "desaparecidos" hayan fallecido sino que se trata de personas que, por falta de electricidad o servicios telefónicos, aún no han podido contactar con familiares y amigos.

El restablecimiento parcial de teléfonos móviles entre el lunes y el martes permitiría acelerar el proceso de localizar a los "desaparecidos", dijeron las autoridades.

Las inundaciones, sin precedentes en Colorado, comenzaron el 11 de septiembre con una torrencial lluvia que continuó hasta este lunes.

Durante ese periodo, la precipitación superó al promedio de agua que Colorado recibe en todo un año.

La enorme cantidad de agua erosionó decenas de kilómetros de carreteras y vías ferroviarias y averió o destrozó numerosos puentes y diques, especialmente en el norte del estado.

Según el gobernador de Colorado, John Hicknlooper, se tardará de dos a tres semanas en completar una evaluación adecuada de los daños causados por la inundación.

El agua también causó una acumulación nunca antes vista de escombros, desde rocas y árboles, hasta automóviles, vagones de tren y restos de casas.

Las autoridades del condado de Boulder, al noroeste de Denver, comenzaron este mates la retirada de esos escombros.

A pesar del buen tiempo en la mayoría del estado, la alerta de inundación sigue vigente para el noreste de Colorado, cerca del límite con Nebraska, donde se espera para este martes la crecida máxima de los ríos que atraviesan esa zona.

Otra ciudad gravemente afectada por las inundaciones fue Evans, en el norte de Colorado, donde el agua destruyó o dañó 260 hogares y casas móviles.

Esos residentes, además del agua, afrontan la posibilidad de que fugas de petróleo de los numerosos pozos locales hayan contaminado sus pertenencias y terrenos.

Mike King, director ejecutivo del Departamento de Recursos Naturales de Colorado, confirmó que miles de pozos de petróleo han sido afectados por las inundaciones y que una gran cantidad de ellos sigue bajo el agua.

Según King, todavía no se ha podido aclarar si la contaminación realmente ha ocurrido, pero, dijo, la situación podría empeorar si el crudo llegara a mezclase con pesticidas y otros contaminantes traídos por la corriente.

Añadió que se han tomado las precauciones necesarias para evitar la contaminación, pero que llevará tiempo revisar los 22.000 pozos petroleros activos en el norte de Colorado.