Angela Merkel, el dominio implacable apuntalado en la sangre fría de una política atípica

  • La actual canciller alemana ha ganado sus terceras elecciones.
  • Se ha convertido en un paradigma de la frialdad en política en el país germano.
  • El reinado de "Angela la Grande" comenzó de forma atípica en 2005.
Angela Merkel durante un acto de la campaña electoral de septiembre de 2013.
Angela Merkel durante un acto de la campaña electoral de septiembre de 2013.
EFE /Ralf Hirschberger
Angela Merkel durante un acto de la campaña electoral de septiembre de 2013.

La canciller Angela Merkel ha ganado las elecciones de este 22 de septiembre ocho años después de llegar al poder como una líder atípica y convertida ahora en arquetipo de la sangre fría y el dominio absoluto, a escala alemana e internacional.

A Merkel la recuerdan muchos de sus compatriotas con el rostro helado la noche del 18 de septiembre de 2005, en la que su Unión Cristianodemócrata (CDU) se impuso por la mínima al Partido Socialdemócrata (SPD) del entonces canciller Gerhard Schröder.

Mientras ella admitía su decepción por esa flaca ventaja, un Schröder eufórico como un boxeador sobre el ring reclamaba para sí el triunfo reacción que luego él mismo calificó de "poco óptima". En esa Merkel estaba ya el sello de la "canciller de hierro" o "canciller teflón", como se la apoda porque todo le resbala, que en tiempo récord pasó de neófita a ejercer su dominio en las cumbres de la UE y del G8.

El inicio de su "reinado" una reciente portada de Der Spiegel la transmutaba en "Angela la Grande" fue atípico, como muchos aspectos biográficos de una científica que llegó a la política de modo accidental, aunque, una vez ahí, nada la ha apartado de su rumbo.

Un mes después de esa noche aciaga para Schröder, hizo historia por partida doble: se convirtió en la primera mujer y el primer político crecido en la Alemania comunista que juraba el cargo de canciller de la potencia europea.

De pronto Alemania quedó representada por alguien a quien Helmut Kohl descubrió en la cantera de jóvenes talentos surgidos del otro lado del Muro de Berlín y a la que denominó su "muchacha del este". Entre su descubrimiento por el entonces canciller y su llegada al poder hay una fecha fundamental: el 22 de diciembre de 1999, cuando llamó a la CDU a "emanciparse" de la sombra de Kohl, su mentor.

Merkel era entonces secretaria general de la CDU, formación que había quedado apeada del poder un año atrás y que estaba hundida en un escándalo de financiación irregular en la llamada "era Kohl". Con esa llamada a pasar página Merkel se convirtió poco después en presidenta de la CDU, aprovechando que ninguno de los barones parecía interesado en asumir sus riendas en horas bajas.

Fue el momento clave para la "muchacha del este", que vino al mundo en Hamburgo en 1954 como Angela Dorothea Kassner, la hija de un pastor protestante que se fue a servir a una parroquia de pueblo de la República Democrática Alemana (RDA).

Una escolar aplicada en la Alemania comunista

La suya no fue una infancia corriente en la RDA, donde no eran bien vistos los religiosos, y la construcción del Muro, el 13 de agosto de 1961, puso fin además a los visitas familiares al oeste. Los biógrafos retratan a Merkel como una escolar aplicada, sin llegar a ser repelente, y poco dotada para la gimnasia.

Angela estudió Física, lo que le dio la autonomía necesaria para salir de la parroquia de pueblo y estudiar en Leipzig y Berlín. A los 23 años se casó con Ulrich Merkel, un compañero de estudios del que se divorció a los cinco años y del que conserva su apellido.

Su segunda apuesta sentimental fue su "consejero" en su doctorado en Física, Joachim Sauer, entonces casado y padre de dos hijos, con el que convivió un largo periodo y que ahora es su actual esposo. No estuvo entre los cientos de miles de germano-orientales que el 9 de noviembre de 1989 celebraron con lágrimas la noche más hermosa de la historia reciente alemana, la caída del Muro de Berlín.

Se enteró de la noticia al salir de su sauna semanal, llamó desde una cabina a una tía, en Hamburgo, y luego se retiró a casa "porque tenía que madrugar", ha contado ella misma. Fue secretaria de propaganda de las Juventudes Alemanas (FDJ), o juventudes comunistas de la RDA, pero en la revolución pacífica, poco antes de la caída del Muro, se integró en la disidencia.

En febrero de 1990 ingresó en la CDU y a partir de ahí todo se precipitó: Kohl hizo de ella su ministra de la Mujer y la Juventud, en 1991, y le dio una de las vicepresidencias de la CDU. También Kohl la convirtió en secretaria general de la CDU, pero quienes creyeron que quedaría aparcada en ese puesto se equivocaron.

Tuvo que encajar el jarro de agua fría que le supuso la designación del bávaro Edmund Stoiber como candidato a arrebatar la Cancillería a Schröder, pero tres años después se tomó la revancha. Fue ella quien derrotó a Schröder y demostró ahí su capacidad de imponerse a cuantos erróneamente la consideraron una rival fácil. Llegó ese 2005 a la Cancillería al frente de una gran coalición con los socialdemócratas, en su primera legislatura, a la que siguió la reelección, en 2009, ya con sus socios naturales, los liberales y esta rotunda victoria en 2013.

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