La reforma fiscal de 2014 traería una subida del IVA y eliminaría gran parte de las desgravaciones

  • A falta de que el comité de expertos emita su informe, analistas y servicios de estudios dejan entrever las grandes líneas del nuevo sistema impositivo español.
  • Los objetivos primordiales serán aumentar las bases imponibles de los principales tributos y crear un sistema que favorezca el crecimiento.
  • La Comisión Europea planteó el pasado mes de mayo "una revisión sistemática del sistema tributario para marzo de 2014" para aumentar la recaudación.

Menos impuestos, más sencillos y con menos exenciones para recaudar más y favorecer el crecimiento económico. La reforma fiscal que prepara el Gobierno para 2014 es una medida impuesta por Bruselas (que en mayo de este año recomendó llevar a cabo una "revisión sistemática del sistema tributario") que reclaman además todos los analistas, inspectores de Hacienda y servicios de estudios consultados por este diario.

El sistema tributario español, después de más de una década de modificaciones parciales, es ahora un entramado normativo que aúna los peores defectos: grava a sus ciudadanos con los impuestos más altos de la Unión Europea pero es a la vez incapaz de aumentar su recaudación efectiva, de las más bajas del mundo desarrollado.

¿Cómo será la futura reforma fiscal? La Comisión Europea, en su informe de recomendaciones del 29 de mayo, apenas esbozó las líneas principales de lo que, a su juicio, España necesita: reducción de los impuestos directos, limitación de los productos y servicios con tipos reducidos de IVA, nuevos impuestos medioambientales (sobre todo en carburantes) y medidas que desincentiven el endeudamiento en el impuesto de sociedades.

El Gobierno, tras recibir estas indicaciones, no tardó en nombrar una comisión de expertos "de reconocido prestigio" encargada de elaborar antes de que acabe febrero de 2014, una propuesta de reforma "integral y completa" del sistema tributario. Las prioridades sobre las que trabajan los expertos son buscar un sistema más sencillo que el actual, que garantice la suficiencia de ingresos y ayude al crecimiento económico. Además, debe ayudar especialmente a las familias, fomentar el ahorro, la creación de empleo y la internacionalización de las empresas.

No hay aún cifras concretas

¿Cómo se concretan en cifras esas intenciones? Este diario se ha puesto en contacto con todos los vocales del comité de expertos, si bien han hecho saber a 20minutos que han llegado a un acuerdo para no hablar con la prensa hasta que no publiquen su informe. Sin embargo, no faltan los estudios y economistas especializados en fiscalidad que adelantan las que a su juicio serán las líneas maestras de la futura reforma.

El pasado 2 de julio, la Fundación Faes, ligada al Partido Popular, publicó un extenso informe con su propia receta. El documento de la organización creada por José María Aznar concluye que "el efecto combinado de la alta tributación sobre las rentas salariales en el IRPF y las cotizaciones a la Seguridad Social está desincentivando con fuerza la creación de empleo", de lo que se deduce una apuesta por rebajar tanto el impuesto de la renta como las cotizaciones sociales.

Los analistas de esta fundación apuestan por revisar los beneficios fiscales en el IRPF, ya que "suponen la pérdida de más de una quinta parte de la recaudación obtenida por el impuesto". También proponen reducir tramos de la tarifa de este impuesto "de tal manera que se articule a medio plazo en solo tres", así como una reducción del tipo marginal máximo del 52% actual hasta el 40%.

En la misma línea habría que operar, sostienen, respecto al impuesto de Sociedades. El objetivo ha de ser ampliar las bases eliminando deducciones, "lo que haría posible una rebaja significativa del tipo nominal que podría situarse entre el 20 y el 25%", frente al 30% actual de las mayores empresas.

Para compensar, Faes propone un incremento del peso de los impuestos indirectos, eliminando entre otras cosas exenciones y régimenes especiales del IVA. Y es que el impuesto al consumo, si bien tiene un tipo general del 21%, mantiene una proporción por encima de la media europea en productos y servicios sujetos a un gravamen reducido (del 10%) y superreducido (4%). Es por eso que la tributación real sobre consumo en España es apenas del 14%, la más baja de los países del entorno, según el informe El sistema tributario a debate, del Servicio de Estudios de La Caixa.

Los economistas de la caja catalana, más alla de la "simplificación del conjunto del sistema", estiman como necesario una "devaluación" fiscal que permita reducir los costes laborales (para fomentar el empleo) a costa de subir los tributos indirectos y una ampliación general de la base imponible (es decir, la base total sobre la que efectivamente se recaudan impuestos). En su opinión "existe margen de maniobra suficiente" para la ampliación de la tributación sobre el consumo. Se trataría, una vez más, no de subir los tipos máximos, sino de eliminar gran parte de las desgravaciones y exenciones fiscales existentes, que suponen cerca del 4% del PIB (unos 40.000 millones de euros).

Impuestos más bajos, más recaudación

"La reducción de estos beneficios permitiría aumentar la recaudación tributaria española incluso con recortes de algunos tipos impositivos relativamente elevados", sostienen los analistas de La Caixa. A esta misma idea se adhiere el colectivo encargado de la inspección en la Agencia Tributaria: "Rebajar impuestos puede aumentar la recaudación", explica Ransés Pérez Boga, presidente de la Organización de Inspectores de Hacienda del Estado.

En opinión de los inspectores, la reducción de los tipos máximos en el IRPF o el Impuesto de Sociedades serían medidas que además "harían menos rentable el fraude, ya que los altos tipos son un incentivo para el mismo. Lo que no puede ser es un sistema que a las rentas altas retenga prácticamente más de lo que se ingresa", señala Pérez Boga.

Más que una bajada, lo que esperan economistas como José Félix Sanz, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, es que el IRPF vuelva a los niveles previos a la subida temporal aprobada en enero de 2012. "Pero eso no es una bajada. No auguro cambios radicales pese a lo que prescriban desde el comité de expertos", explica.

En opinión de este académico, también hay que ampliar la base imponible y reducir las deducciones. Propone además volver a un "genuino mínimo vital personal", un sistema impositivo que vincula la carga del impuesto a la capacidad de pago real del contribuyente. ¿Cómo? Aplicando las deducciones en la cuota, lo que no afecta a la carga fiscal. Con este sistema, para generar la misma recaudación los tipos marginales del IRPF son alrededor de un 20% más bajos, sostiene.

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