El escritor estadounidense Richard Ford explora las fronteras y la adolescencia como traspaso de un límite en su última novela,Canadá (Anagrama/Empúries), que pone punto y final a la trilogía protagonizada por Frank Bascombe con El periodista deportivo y El Día de la Independencia, Premios Pulitzer y PEN/Faulkner.

Dell Parsons tiene 15 años cuando sus padres roban un banco y son detenidos, por lo que su mundo y el de su gemela Berner se desmorona en ese momento, sentando un antes y un después de ese acontecimiento, y arrancando la sensación de haberse traspasado un límite.

En Barcelona, el autor ha confesado a la prensa su interés por el tema de las fronteras por su propia experiencia vital, relacionada con los límites, y por su creencia de que "el poder está en cruzar la frontera".

El germen de la historia se encuentra en su residencia en Montana, en la frontera con Canadá, cuando un niño fue trasladado al otro lado de la frontera en contra de su voluntad, lo que despertó en el un intenso sentimiento, una inspiración.

"Cuando viví en Montana siempre tenía esa sensación de frontera", ha explicado Ford, que necesitó escribir sobre ello, convencido de que no cada día se sienten cosas intensas.

En la historia, además de la huida de la hermana a Montana, el protagonista cruzará la frontera canadiense con la esperanza de encontrar una segunda oportunidad en un entorno de prados y cielos que le permitirá reconducir su vida y enfrentarse al mundo de los adultos.

Según ha resumido el editor Jorge Herralde, se trata de una novela de iniciación en la que el autor recorre los recovecos de la pérdida de la inocencia y el camino trazado para alcanzar la madurez, enmarcado en los ritos de la adolescencia.

Esta es su séptima novela, aunque su procedimiento de trabajo ha sido algo ha inusual, según ha admitido, porque empezó el libro en 1989 escribiendo solamente 20 páginas, y hasta 1998 estuvo almacenando ideas anotadas en diferentes papeles dentro de un sobre.

Cuando terminó su anterior novela Acción de gracias y, sin nada sobre lo que escribir, revisó este sobre y encontró un caótico conjunto de papeles que, sin embargo tenían la cohesión de una historia, pese a pertenecer a diferentes periodos de su vida: "La fuerza de un libro está en el grado en que puedes cohesionar sus elementos".

Para el autor, que se ha confesado como un romántico y un convencido de la literatura como ingente esfuerzo humano, este libro y su carrera literaria ha sido "un milagro", ya que no ha querido dejar de recordar que lo escribió en una pequeña habitación en su casa de Maine.

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