Nicolas Maduro: seis meses ensalzando, aprovechando y sufriendo el recuerdo de Chávez

  • Chávez sigue siendo voz de autoridad en discursos chavistas y Maduro lo ensalza y lo recuerda.
  • Maduro carga con la continua comparación con Chávez a la que le someten tanto adversarios como chavistas.
  • El actual presidente ha visto cómo Venezuela acumula un 29% de inflación en siete meses, apenas crece a un ritmo del 1,6% (frente al 5,6 % de 2012) y sufre de desabastecimiento.
  • La ausencia de Chávez deja ver discrepancias en el Gobierno, según analistas.
El presidente venezolano, Nicolas Maduro, durante la emisión de un mensaje televisivo.
El presidente venezolano, Nicolas Maduro, durante la emisión de un mensaje televisivo.
EFE
El presidente venezolano, Nicolas Maduro, durante la emisión de un mensaje televisivo.

Su imagen ya no domina los medios de comunicación ni sus discursos las tardes de los venezolanos, pero seis meses después de su muerte la sombra de Hugo Chávez sigue cubriendo todo en Venezuela, especialmente alrededor del presidente, Nicolás Maduro, que ensalza, aprovecha y sufre su legado.

Su nombre es voz de autoridad en discursos chavistas y Maduro lo ensalza y lo recuerda. Incluso, cuando el presidente venezolano lanzó su campaña contra la corrupción las palabras del hombre que gobernó el país entre 1999 y 2013 condenando ese flagelo se volvieron un sainete en los canales de televisión del Estado.

Pero desde su muerte el 5 de marzo, Chávez ha ido desapareciendo poco a poco de la pequeña pantalla dejando paso a su sucesor.

Maduro ha tratado de labrar una imagen propia con una intensa campaña que le muestra como un hombre cercano, un "presidente obrero", que hace deporte y toca música, en un ejercicio de promoción que obliga, según diversos analistas, a desplazar la figura del "amado comandante supremo", como llaman sus seguidores a Chávez.

La dura realidad económica de Venezuela

Más allá de eso y con una economía que acumula un 29% de inflación en siete meses, apenas crece a un ritmo del 1,6% (frente al 5,6 % de 2012), sufre de desabastecimiento y ve cómo el dólar paralelo (ilegal) cuesta seis veces más que el oficial, cualquier análisis en Venezuela remite necesariamente a la figura de Chávez.

El vicepresidente económico de Maduro, Nelson Merentes, reconoció este fin de semana que "este es un Gobierno aprobado en 18 elecciones, que ha tenido éxito en lo social, pero que aún le hace falta tener éxito en lo económico".

"Lo que estamos viendo hoy es la herencia de estos 13 años y ahora hay un Gobierno al que le están explotando las bombas y no sabe exactamente qué hacer, pero esto es la herencia del comandante supremo", indicó el economista José Manuel Puente, profesor del Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA).

El terreno económico es precisamente uno de los que muestran de manera más nítida el cambio al frente de un Gobierno en el que Chávez tomaba todas las decisiones en primera persona y sin discrepancia interna, al menos públicamente.

En opinión de Puente, "se está dando un proceso de atomización, de confrontación interna en el Gobierno, por las opciones de política económica" entre quienes piden flexibilizar algunas medidas y quienes quieren más de lo mismo ante problemas que no se pueden esconder.

"La ausencia de Chávez ha hecho más visible la realidad de Venezuela", dijo el analista, consultor y politólogo John Magdaleno, al subrayar que el gobernante fallecido en marzo pasado tenía la habilidad de "invisibilizar" la gravedad de las dificultades.

Maduro ha heredado un lastre en materia económica, pero también el capital de 14 años de programas de gasto público para impulsar políticas sociales que beneficiaron a segmentos vulnerables de la población. Recibió un escenario político en el que oposición y oficialismo siguen actuando con los mismos patrones de los últimos 14 años en sus estrategias de enfrentamiento, pese a que Chávez ya no está.

La continua comparación

Pero, sobre todo, seis meses después Maduro carga con la continua comparación con Chávez a la que le someten tanto adversarios como chavistas.

"Dejar presente a Chávez durante mucho tiempo y mucha frecuencia iba a poner un problema a Maduro en términos de imagen pública; por eso no hemos observado a Chávez tan frecuentemente como pareciera que se hizo en los primeros meses después del fallecimiento", indicó Magdaleno.

El politólogo Nícmer Evans, profesor de la Universidad Central de Venezuela, cree que "el gran dilema" para el Gobierno ha sido "cómo mantener un punto de equilibrio entre la presencia y el legado del presidente Chávez y generar un propio estilo y forma de gobierno de Maduro".

"Hasta hoy (...) se ha hecho el gran esfuerzo, pero no se ha logrado mantener el punto de equilibrio, se ha tenido que restar mucho al mantenimiento del desarrollo del legado de Hugo Chávez para construir una figura adecuada del presidente Nicolás Maduro", indicó.

En su opinión, Maduro va a ir asumiendo su espacio y generando su impronta, pero la gran incógnita surgirá el día en que el presidente considere "pertinente" alguna medida que "entre en contradicción con la lógica" de las medidas adoptadas durante el Gobierno de Chávez.

Nadie duda de que la figura de Chávez va a acompañar de una u otra manera a Maduro durante todo su Gobierno, hasta 2019. "El problema es en dónde lo van a colocar, si lo van a colocar de frente, si lo van a volcar de lado, o si lo van a colocar como a Bolívar, como un cuadro, detrás", manifestó Evans.

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