La tomatina de Buñol: a tomatazo partido, la batalla más incruenta

  • La fiesta se celebra desde 1945 el último miércoles de agosto.
  • La de 2013 es la primera tomatina de pago y aforo limitado: 20.000 personas.
  • A Buñol, a 39 km de Valencia, llegan jóvenes de hasta 60 nacionalidades.
Fiesta de la Tomatina, en Buñol.
Fiesta de la Tomatina, en Buñol.
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Fiesta de la Tomatina, en Buñol.

¿Una batalla de tomates? En el extranjero alucinan con nosotros. Aunque luego nos copian, como han empezado a hacer en Estados Unidos, donde han mezclado una especie de encierro taurino con una especie de tomatina. Pero vayamos a la nuestra: la tomatina de Buñol, que hace internacionalmente famosa a esta localidad valenciana, a 39 kilómetros de Valencia.

La fiesta consiste en una batalla campal de tomates maduros que termina con todos sus asistentes completamente rojos de alegría. La tomatina se celebra el último miércoles de agosto; este año la batalla a tomatazos tiene lugar este miércoles 28. Su éxito ha sido tal –ya fue declarada de Interés Turístico Internacional– que este año se ha puesto un límite de participantes y un precio.

Para la primera tomatina de pago el aforo será de solo 20.000 personas. Se han puesto a la venta unas 15.000 entradas a 10 euros cada una. Pero ser vecino del pueblo tiene su ventajas, como no podía ser de otro modo: disponen de 5.200 entradas gratuitas.

Todo empezó en 1945. Fue una una pelea juvenil más, pero esta vez a tomatazo limpio. Al año siguiente repitieron y casi sin proponérselo la gamberrada se fue convirtiendo en una tradición. El estirón lo dio en los años 80. Tantas personas llegaban ya a Buñol para la tomatina que el ayuntamiento tuvo que comenzar a proveer de los tomates, que antes traía la gente de sus casas.

La fiesta empezó a ser conocida fuera de España. Las televisiones del mundo emitían las sorprendentes imágenes de miles personas luchando "a tomatazo partido". Hoy son hasta 60 las nacionalidades que se dan cita en la tomatina; jóvenes de entre 18 y 30 años, especialmente de Australia, Japón y Reino Unido.

A las 9 de la mañana comienza la jornada en la plaza del pueblo. La primera atracción se crea en torno a un enorme palo resbaladizo con un jamón en lo alto, premio para el trepador más hábil. Cubos de agua lanzados desde los balcones anticipan la batalla, que se inicia a las once. Suena un disparo y a continuación la bocina de un camión que se aproxima cargado con la roja munición.

El vehículo se detiene y libera su "peligroso" armamento. En pocos segundos, el gentío se apodera de la munición y a base de lanzamientos de tomate la plaza se tiñe de rojo. Claro que para abastecer la batalla el trasiego de camiones que vienen y van es constante.

Cuando el tomate entero va camino de acabarse y todo es ya zumo en el suelo suena un segundo disparo, que señala el final de la batalla. Los participantes son regados con agua para limpiarles del lúdico jugo de tomate. Es la tomatina.

Fuente: Guía Repsol. Rutas, mapas, restaurantes … ¡Planifica con nosotros tu viaje!

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