Alimentarse de manera saludable puede reducir en un 22% el riesgo de sufrir un evento cardiaco por segunda vez

Alimentarse de manera saludable puede reducir en un 22 por ciento el riesgo de sufrir un evento cardiaco por segunda vez, tal y como ha evidenciado una investigación publicada en la revista especializada 'Circulation'.
Dieta mediterránea
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Dieta mediterránea

Alimentarse de manera saludable puede reducir en un 22 por ciento el riesgo de sufrir un evento cardiaco por segunda vez, tal y como ha evidenciado una investigación publicada en la revista especializada 'Circulation'.

Este trabajo, que ha sido recogido por la Fundación Española del Corazón (FEC), va más allá de la evidencia de que una dieta saludable se asocia a la prevención de las enfermedades cardiovasculares. Por ello, ha analizado la relación entre ella y el riesgo de estas patologías en pacientes bajo tratamiento farmacológico.

La conclusión obtenida por los expertos es que una buena alimentación "aumenta la efectividad de los fármacos y ayuda muy significativamente en la prevención secundaria de las enfermedades del corazón". A tenor de ello, la FEC destaca la importancia de la dieta mediterránea y su consumo habitual de "frutas, verduras, legumbres, pescado y aceite de oliva".

Para sus especialistas, estos alimentos ayudan tanto a la prevención, como al tratamiento de las enfermedades cardiovasculares, así como "a la disminución del consumo de grasas, especialmente las saturadas". Además, se evitan otros productos como "huevos, carnes, embutidos o quesos".

Así lo explica el presidente de la federación, el doctor Leandro Plaza, que añade que "ningún cardiópata debería salir de la consulta médica sin recibir unas indicaciones dietéticas adecuadas al tipo de medicación prescrita". Para él, los cardiólogos "deben acostumbrarse a añadir esas indicaciones junto con la prescripción del fármaco".

Ahondando en la investigación citada, se expone que ésta se realizó mediante el análisis de los hábitos alimenticios de 31.546 personas mayores de 55 años, de las cuales 9.378 eran mujeres y 22.168, hombres. Todas ellas, tenían un historial clínico de enfermedad cardiovascular y se encontraban bajo medicación farmacológica con antihipertensivos.

Así, y tras dividir a la población del estudio en grupos según la dieta, se observa que una alimentación saludable "puede reducir un 35 por ciento el riesgo relativo de muerte cardiovascular, un 14 por ciento el riesgo a sufrir infarto de miocardio, un 19 por ciento el riesgo de accidente cerebrovascular y un 28 por ciento el riesgo de padecer insuficiencia cardiaca congestiva".

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