El rescate de los espeleólogos fue "muy complicado" aunque no hubo ningún momento crítico

GREIM destaca que los cuatro montañeros hicieron "lo correcto" y que estaban "preparados" para aguantar "otro tanto" dentro de la cueva
Efectivos del Greim y el jefe de operaciones de la Guardia Civil
Efectivos del Greim y el jefe de operaciones de la Guardia Civil
EUROPA PRESS
Efectivos del Greim y el jefe de operaciones de la Guardia Civil

El rescate de los cuatro espeleólogos madrileños que se adentraron el pasado sábado en el sistema del Mortillano, en el municipio cántabro de Soba, ha sido "muy largo", ya que se prolongó durante "muchas horas", 84 en total, desde el domingo por la mañana hasta la tarde de ayer, martes. También ha sido "muy difícil" y "complicado", aunque no ha habido ningún momento crítico en el que se temiera por su vida.

Los efectivos del GREIM (Grupo de Rescate e Intervención en Montaña) de la Guardia Civil sabían que los montañeros, tres hombres y una mujer de entre 32 y 49 años, que realizaban la ruta que va la sima del Acebo a la cueva Rubicera, "tenían que estar bien", ya que ninguno de ellos salió a dar un aviso, sino que permanecieron en el interior de la cavidad a la espera de ser localizados.

En este sentido, dos miembros del GREIM que participaron en las labores, Carlos Villar y Tino Montes, y el teniente coronel Juan Airas, jefe de operaciones de la Benemérita en Cantabria, han destacado que los cuatro espeleólogos, que fueron rescatados "sanos y salvos", actuaron de forma "correcta" y "ejemplar". Además, en "ningún momento dudaron de que les iban a rescatar", de ahí que también estuvieran bien desde el punto de vista del ánimo.

Según ha explicado en un encuentro informativo con los medios de comunicación, los montañeros, —Alfonso Gutiérrez (45 años), Bruno Martínez (49 años), Joaquín Gómez (32 años) e Isabel Carrillo (33 años)—, pertenecientes todos ellos al grupo Espeleo Minas de Madrid y los dos primeros "muy experimentados", decidieron instalar un campamento provisional (un vivac) en una zona seca de la cavidad, al no estar seguros de la salida de la ruta que estaban haciendo, que dura unas doce horas.

Además de racionalizar la luz de las linternas de sus casos, contaban con comida y agua, de modo que, si seguían actuando como lo estaban haciendo, podían aguantar "otro tanto" en la cueva, es decir, unos tres días más.

Airas ha detallado al respecto que estaban "preparados" para "aguantar muchas horas" en el interior de la cavidad, puesto que llevaban un equipo de supervivencia con medicamentos, pastillas energéticas, geles para calentarse o mantas térmicas. Por su parte, Carlos Villar ha destacado que son gente "experimentada y muy preparada".

Y aunque la búsqueda y el rescate han terminado "bien", la máxima dificultad ha sido localizarles, es decir, llegar hasta el punto en el que habían acampado, aunque los equipos entendían que tenían que estar cerca de la salida de la cueva, al no haber dado resultados los primeros accesos por las entradas a la cavidad.

Si bien no ha habido momentos críticos, Carlos Villar ha apuntado a la "impaciencia" de familiares, compañeros y amigos, así como a la de los medios de comunicación, ya que la gente "no se da cuenta" de que este tipo de labores "lleva mucho" tiempo.

No se perdieron

En cuanto lo que les ocurrió, el teniente coronel ha explicado que no se perdieron o extraviaron dentro de la cueva, sino que al pasar por una zona de gateras con tramos verticales y horizontales muy estrechos, los cuatro montañeros creyeron que no era el lugar por donde debían salir y optaron por quedarse en un punto determinado a la espera de que les localizaran. Por eso, "en ningún momento" dudaron de que les iban a rescatar.

No obstante, con el paso de las horas, pensaron que tal vez fuera no habrían dado el aviso de que tenían que haber salido de la cueva el sábado por la noche, algo que sí hizo, y "rápidamente", uno de los compañeros que no había entrado.

Operativo de búsqueda

Así, el domingo por la mañana se montó el operativo de búsqueda, en el que han participado efectivos del GREIM de Potes, Sabero (León), Mieres y Cangas de Onís (Asturias), además de voluntarios de espeleología y espeleosocorro y agentes de la Guardia civil de Ramales de la Victoria, Santoña, Colindres y Laredo, que también han contado con el respaldo de Protección Civil del Gobierno de Cantabria.

A todos ellos se unieron, el martes por la tarde, 57 miembros de la Unidad Militar de Emergencias (UME) que estuvieron en estado de 'reserva', según ha explicado Airas, ya que llegaron "a última hora" por si había que "echar una mano" en el caso de que los espeleólogos estuvieran heridos en la cueva.

En cuanto al coste del operativo, los efectivos del GREIM desconocen a cuánto asciende, pero no lo tendrán que sufragar los espeleólogos rescatados. "Esto es nuestro trabajo", ha apuntado Carlos Villar.

Le puede pasar a cualquiera

Para finalizar, y a preguntas de la prensa, el efectivo del equipo de rescate ha indicado que lo ocurrido es "un problema" que "puede pasar a cualquiera", por "mucha experiencia" que se tenga.

Por eso, desde el GREIM recomiendan que "siempre" se tenga previsto que "puede pasar esto", ya que "es muy fácil" perderse dentro de una cueva. Por eso, no hay que "sobrevalorar" las posibilidades de cada uno, "por muy bueno que seas".

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