Más de mil israelíes han comprado en menos de un mes todas las parcelas que Crazyshop sacó a la venta en Internet a un precio de 45 euros el medio dunam -unos 500 metros cuadrados-, según publica el diario hebreo Yedioth Ahronoth. Todos ellos disponen de un certificado de la adquisición, con un mapa fotográfico del terreno que ha comprado incluído.

La empresa ofrecía casi 4.000 metros cuadrados de superficie lunar y, con compradores en todo el mundo, prácticamente lo ha vendido todo en diciembre.

La "fiebre lunar" se debe, a juicio de Daniel Yaron, administrador delegado de la citada compañía, a dos motivos: el primero, la tentación de regalar un 'pedazo de luna", y el otro, la revalorización lunar a largo plazo, fundamentada en el hecho de que la NASA proyecta construir una base permanente habitada en la Luna para el año 2020.

Por eso, aunque hoy por hoy el lote no tendría ninguna validez, en el futuro una inversión de este tipo reportará "beneficios a su comprador" o a sus descendientes.

La senda lunar de Dennis Hope

Aunque existen dudas legales sobre este tipo de negocio, vender lotes de parcelas lunares es posible gracias a que en los años 70 Dennis Hope registró a su nombre el satélite y todos los planetas del sistema solar.

De ahí la iniciativa de Crazyshop, que insisten en que son los únicos a quienes Hope cedió los derechos de venta en persona. Sin embargo, la británica MoonEstates oferta desde hace años por casi 29 euros un acre de terreno lunar. Una oferta mejor que la de la empresa israelí pero no tan exitosa como la de éstos.

Sin embargo en 2005 la Administración de Industria y Comercio de Pekín retiró a la empresa estadounidense Embajada Lunar su licencia para vender terrenos en el satélite a los ciudadanos chinos, acusada de especulación, violación de normativas estatales y hasta "alteración del orden social y económico".

En lo que coinciden Crazyshop y MoonEstates es en asegurar que la venta tiene base legal, ya que el Tratado de la ONU sobre Espacio Exterior, firmado en 1967, establece que los Gobiernos de la Tierra no pueden reclamar propiedad alguna sobre trozos de la Luna, pero no dice nada sobre empresas o individuos.