Los maltratadores acuden cada vez más en busca de ayuda

El Instituto Aragonés de la Mujer ha recibido este año a 76 hombres que se han apuntado a los cursos para combatir su problema.
Los maltratadores suelen negar su condición, pero parece que poco a poco se van animando a buscar ayuda y terminar con su problema. El programa Espacio, coordinado por el Instituto Aragonés de la Mujer, ha recibido este año a 76 hombres con problemas de autocontrol, que habían agredido, insultado o menospreciado a sus parejas y querían atajar el problema antes de que fuera más grave.

La tendencia a confesar el problema es cada vez mayor en los últimos años, ya que en 2006 el centro ha atendido a un tercio del total de hombres que han pasado por allí desde su puesta en marcha, hace ya siete años (225 pacientes). «Lo más complicado es que el maltratador tome conciencia de su problema», señala Santiago Boira, el psicólogo del programa.

Los hombres que dan el paso reciben tratamiento psicológico individual para ayudarles a superar su problema de falta de control. «Llegan de forma voluntaria, normalmente animados por trabajadores sociales o abogados», explica Santiago Boira.

El tratamiento comienza con una evaluación del estado del paciente y consta de una veintena de sesiones de tratamiento y seguimiento. «Abordamos los aspectos que condicionan su conducta: roles sexuales, machismo, celos, autoestima, etcetera», señala Boira.

Los resultados del programa son positivos en alrededor de un 25% de los casos. La violencia cesa y las convicciones del maltratador cambian, que es lo más difícil de lograr. El resto abandona el tratamiento y es imposible realizarle un seguimiento.

La edad del agresor baja

En el programa Espacio aseguran que no existe un perfil del hombre que maltrata a su pareja y acude buscando ayuda, aunque han contabilizado que aproximadamente un tercio es  extranjero. Tienen pacientes de todas las edades, niveles culturales y sociales y casi todos trabajan. «Sí llama la atención que cada vez son más jóvenes. El machismo no es sólo cosa de mayores, afecta también a las nuevas generaciones», explica Santiago Boira, el psicólogo del programa. Aproximadamente el 60% de los asistentes a la terapia son menores de 40 años. «En ocasiones hay problemas de celos muy fuertes o se entremezcla la agresividad con la adicción al alcohol u otras drogas», añade Boira.

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