Refugiados de Sudán, Malí y Siria posan con su bien más preciado en "El objeto más importante"

  • El fotoperiodista Brian Sokol ha retratado a refugiados que huyeron de Sudán del Norte, a sirios que han buscado cobijo en Irak y a malienses en Burkina Faso.
  • A todos los que participan en la serie les pregunta cuál es el objeto más importante que trajeron de su hogares y los retrata mostrándolo.
  • Los desplazados por las guerras y las persecuciones muestran bastones, sillas de ruedas, unos pantalones vaqueros, una motocicleta, un turbante, un cojín...
La niña siria Leila, de nueve años, refugiada en Irak, muestra su objeto más valioso, unos vaqueros
La niña siria Leila, de nueve años, refugiada en Irak, muestra su objeto más valioso, unos vaqueros
© Brian Sokol - The Most Important Thing
La niña siria Leila, de nueve años, refugiada en Irak, muestra su objeto más valioso, unos vaqueros

Para Dowla Barik, de 22 años, la posesión más valiosa es una vara de madera que le permitió llevar sobre los hombros, colgados de ambos extremos del palo y sentados en cestas, a cuatro de sus seis hijos durante la fuga de diez días para conservar la vida. Para Ahmed, de 70, el objeto más preciado también es de madera: el bastón que le ayudó durante el cruce fronterizo a pie. Para Alia, de 24, ciega y sin piernas, lo más importe que tiene consigo es "el alma". "¿Y la silla de ruedas en la que estás sentada?", pregunta el fotógrafo. "La silla no es un objeto, es una prolongación de mi cuerpo".

Brian Sokol, un fotoperiodista con base en Nueva York especializado en derechos humanos y crisis humanitarias, es el autor de The Most Important Thing (El objeto más importante), un proyecto que inició en 2012 y que todavía está en marcha para intentar mostrar que los refugiados que deben dejarlo atrás todo para seguir con vida ante las amenazas de guerras, persecuciones étnicas o religiosas o hambrunas —10,4 millones de personas en todo el mundo según ACNUR, la agencia de las Naciones Unidas para los expatriados a la fuerza— son, sobre todo, "personas".

"Con entradas en el pelo y móviles"

"Quiero mostrar que las millones de personas que están en esta situación en todo el mundo no son sólo refugiados, no son otros, no son distintos: son madres e hijas,  gente normal con críos, con entradas en el pelo y teléfonos móviles", dice Sokol, que comenzó en 2012 haciendo fotos por encargo de ACNUR de las más de 100.000 personas que escaparon de Sudán del Norte a Sudán del Sur para escapar de la guerra casi sin fin entre etnias de las dos partes del país.

Después de aquella experiencia se propuso "intentar convencer de la humanidad de los seres humanos que han sido deshumanizados por las circunstancias"y ha llevado The Most Important Thing a campos de personas que han escapado de Siria para buscar cobijo en Irak  y de refugiados de Malí en Burkina Faso. Su intención es mostrar la "dignidad" de los refugiados a quienes con frecuencia consideramos un colectivo impersonal y numérico. "Son gente con familia, con amigos, con lugares a los que llamaron hogares, son gente real. Retratarlos y preguntarles sobre sus historias quizá aporte una idea del coste humano de las guerras y ponga rostros a las estadísticas".

Las fotos, lo menos importante

Las potentes y reveladoras imágenes de Sokol —fotos en sobrio blanco y negro y desprovistas de tremendismo— muestran a cada uno de los retratados con el objeto más preciado, seleccionado de prisa y corruendo de entre lo poco que pudieron sacar de sus hogares antes de emprender la compleja y arriesgada huida. "Las imágenes son lo de menos, lo importante es la historia tras cada una. Hacer los retratos es la parte más corta y quizá la menos importante del proceso", explica el fotoperiodista, que forma parte de la Agencia Panos.

Después de los diez minutos que emplea en hacer cada retrato, Sokol entrevista a los refugiados y la conversación se alarga con frecuencia durante horas. Es entonces cuando enormes historias emergen tras la aparente menor importancia de los objetos importantes. La serie nos acerca a peripecias conmovedoras como la de Shari Jokulu, de 75 años, que elige una vara de madera para como su bien de más valor. Es ciega desde hace seis años y el palo fue su guía durante los cinco meses que ella y su hijo tardaron en llegar al campo de Maban County, en Sudán del Sur, desde su pueblo natal en Bau County. Tuvieron que alimentarse de hojas y vieron como morían, uno tras otro, los amigos que les acompañaban. "Mi hijo tomaba el palo por un extremo y yo iba detrás. Sin la vara de madera estaría muerta".

Unos vaqueros con una flor

La niña siria Leila, de 9 años, que vive en el campamento de Erbil, en Irak, después de dejar su casa en Deir Alzur, una ciudad castigada por combates desde hace muchos meses. Muestra al fotógrafo unos pantalones vaqueros. "Había ido de compras con mis padres, pero no encontraba nada que me gustase. Entonces vi estos pantalones y me parecieron perfectos porque tienen una flor bordada y me encantan las flores", explica la cría, que sólo se ha puesto los vaqueros tres veces, dos para ir a sendas bodas y una para visitar a su abuelo.

El último trabajo de Sokol es Kadambini, un reportaje en blanco y negro y realizado con la cámara de un teléfono móvil sobre las muchas fábricas de ladrillos que se asientan en los alrededores de Katmandu, la capital de Nepal. Las condiciones de trabajo son terribles y la mayoría de la mano de obra está compuesta por inmigrantes que no tienen ningún tipo de derecho básico.

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