Los argayos de Camaleño están "temporalmente parados", llegándose en la zona a una situación general de estabilidad, una especie de "equilibrio inestable".

Así, al menos se señala en el último informe de los técnicos del Departamento de Ciencias de la Tierra y Física de la Materia Condensada de la Universidad de Cantabria (UC), en el que se señala que no se estima reactivación del movimiento "si se mantienen las condiciones meteorológicas actuales, los drenajes siguen funcionando y se mantienen las condiciones de sismicidad general de la zona".

Desde el día 2 de julio, el seguimiento de los técnicos ha constatado una reducción general del desplazamiento en todos los frentes de ambos movimientos y también en la ladera, según ha informado en un comunicado el Gobierno regional.

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Millones de tm de material acumulado en la ladera

No obstante, el peso del material acumulado sobre la ladera, que se estima superior a dos millones de toneladas, continuará produciendo "pequeños reajustes" en la zona con la aparición de grietas de escaso desarrollo, según señala el informe presentado al Ejecuto regional que muestra las tareas realizadas por el equipo de la UC en el argayo que afecta a las localidades de Los Llanos y Sebrango (Camaleño) desde el pasado 17 de Junio hasta la actualidad.

Además, incluye las principales conclusiones alcanzadas a partir de la investigación llevada a cabo; las recomendaciones derivadas de dichas conclusiones y actuaciones a tener en cuenta, así como futuras vías de investigación y colaboración.

Con respecto a las conclusiones, los técnicos de la UC consideran que el fenómeno se trata de un movimiento ya existente, reactivado por la incorporación de nuevo material producido por la alteración de la roca del sustrato.

El posterior incremento de la masa en el cuerpo del deslizamiento y el aporte de gran cantidad de agua debido a las precipitaciones registradas durante la primavera han "favorecido" el desplazamiento rápido del gran deslizamiento que afecta a Sebrango.

El informe considera que las cuatro fuentes de agua ligadas a los sistemas acuíferos que manan en el cuerpo del deslizamiento, han "favorecido" también la alteración de los materiales del sustrato y han permitido la incorporación de grandes aportes de agua al cuerpo del deslizamiento, que junto con la aportada por la lluvia, ha contribuido al desplazamiento del material.

El drenaje practicado en dichas fuentes, tanto dentro del cuerpo del gran deslizamiento como en las charcas internas, junto con el cese de la precipitación y el incremento de la evapotranspiración debido al buen tiempo, ha contribuido a paralizar el desplazamiento del argayo.

Esta condición de estabilidad se mantendrá, según señala la UC, "mientras que no se produzcan modificaciones de las condiciones climáticas, no se incorporen nuevos aportes de agua y funcionen correctamente los drenajes practicados".

El mismo proceso,

Desde la antigüedad

Desde el punto de vista geomorfológico, el informe técnico recuerda que la zona ha sufrido el mismo tipo de proceso desde la Antigüedad.

Se apunta a que a mediados del siglo XVIII la localidad de Sebrango ya fue destruida por un argayo que recubrió el barranco que se conoce como La Argayada.

Además, se cita que en el siglo pasado, desde 1950, se han registrado diversos eventos de flujos de derrubios en la cabecera del argayo y en el actual se han detectado reactivaciones importantes en 2001, 2005 y probablemente también en 2008.

Dos argayos "muy diferentes"

Desde un punto de vista dinámico, la zona presenta dos tipos de argayos "muy diferentes", siendo el primero un gran deslizamiento complejo que afecta tanto a rocas del sustrato como a depósitos superficiales.

Este argayo comienza en las cumbres que vierten agua hasta Los Llanos, bajo Peña Oviedo, a más de 1.000 metros de altura, llegando hasta la localidad de Sebrango.

Posteriormente, en el frente de este deslizamiento, se ha generado otro nuevo debido al empuje del material suprayacente. Presenta una componente de movimiento entre rotacional y traslacional, sitúa su corona en las proximidades de la ermita de Sebrango y alcanza en su frente la cota 605 metros en La Argayada.

Este argayo implica una masa deslizada de 100.000 metros cúbicos, aproximadamente. Las márgenes presentan multitud de grietas abiertas que indican sentido de movimiento hacia La Argayada.

El cuerpo que se sitúa al pie del gran conjunto complejo, presentó los primeros días tres sentidos de avance, mientras que en la actualidad aparece un solo sentido hacia La Argayada.

RECOMENDACIONES

El informe también señala una serie de recomendaciones con el objetivo de mejorar el conocimiento del área y de defender a la población y a las infraestructuras de la amenaza causada por estos procesos.

Entre estas recomendaciones se indican continuar con el seguimiento de grietas y rasgos geomorfológicos indicativos de deformación y movimiento, continuar con el control topométrico del movimiento mediante GPS que deberá incrementarse si se originan precipitaciones, continuar con las tareas de control y de reajuste de los drenajes instalados, mejorándolos en las fuentes situadas en el pie del deslizamiento localizado sobre Sebrango, así como elaborar un vuelo fotogramétrico que sirva de patrón para ulteriores análisis y de base cartográfica.

Además, se recomienda mejorar el conocimiento del área realizando diversos estudios geológicos e instalar equipos de control y estaciones meteorológicas complementarias.

Estas medidas se amplían con la instalación de un sistema de alerta ante la génesis de nuevos argayos en la cuenca, y el diseño de un plan de evacuación para la zona con la realización de simulacros.

El informe de la UC también introduce una serie de medidas a tener en cuenta que implican la instalación de sistemas defensivos estructurales y no estructurales.

Así se propone estabilizar toda la zona actuando sobre los argayos activos mediante medidas estructurales, que contemplen el posterior desmonte de los depósitos, practicando movimientos de tierras que permitan estabilizar las masas removidas y descargar el peso de la ladera; o bien dejar que los argayos sigan su curso ladera abajo, favoreciendo su desarrollo de manera controlada.