Celebran los 50 años del "audaz, brillante y juguetón" arte pop

  • Una exposición en el Moderna Museet de Estocolmo muestra casi un centenar de obras de la edad dorada del 'pop art' y otras tantas piezas de diseño.
  • Los organizadores sostienen que el culto a la personalidad y el mercantilismo de la sociedad actual son una consecuencia de la era pop de los años sesenta.
  • "Todo el mundo puede tener ahora derecho a sus 15 minutos de fama, por ejemplo, con Instagram", afirma la coordinadora de la exposición.
Öyvind Fahlström, nacido en Brasil pero de nacionalidad sueca, jugó con la marca de combustible Esso para componer esta obra mítica
Öyvind Fahlström, nacido en Brasil pero de nacionalidad sueca, jugó con la marca de combustible Esso para componer esta obra mítica
© Öyvind Fahlström/BUS 2013, Foto: Moderna Museet /Albin Dahlström
Öyvind Fahlström, nacido en Brasil pero de nacionalidad sueca, jugó con la marca de combustible Esso para componer esta obra mítica

Aunque el arte pop (de popular) como reacción irónica al esnobismo infranqueable de las élites académicas y comerciales  nació en la década de los años cincuenta en el Reino Unido de la mano del Independet Group —uno de sus fundadores, Eduardo Paolozzi fue el primero en insertar el término pop en una obra, el collage I Was A Rich Man's Plaything (1947)—, suele otorgarse más valor al segundo nacimiento, ocurrido al otro lado del Atlántico en diciembre de 1962, cuando el MoMA de Nueva York celebró el Simposio sobre Arte Pop para debatir la marea de obras de arte basadas en la publicidad, los cómics y otras fuentes de la cultura civil.

La fecha de 1962 es aprovechada por el Moderna Museet, la pinacoteca pública sueca dedicada al arte moderno, para presentar en su sede de Estocolmo, hasta el 22 de septiembre, la exposición Pop Art Design (El diseño del arte pop), una temática que celebra, con un retraso de algunos meses, el 50º aniversario de la reunión neoyorquina. La gran muestra, con casi un centenar de obras artísticas y otras tantas de diseño gráfico e industrial, quiere demostrar la vigencia e importancia del "audaz, brillante y juguetón" arte pop.

Abierto al amateurismo

Los organizadores sostienen que siguen presentes en el mundo de hoy los dictados de aquel movimiento desenfadado, crítico desde el humor, libre en las formas y los materiales y abierto al amateurismo como respuesta a la canonización del artista como experto de altos vuelos e igualmente elevada pretenciosidad. "Hoy en día estamos viviendo las consecuencias de una sociedad que se ha formado en la era pop", dice la coordinadora de la exposición, Matilda Olof-Ors.

"Las cuestiones de la identidad cultural, el mercantilismo y la popularidad siguen siendo muy relevantes. El culto a la celebridad, que explotó en la postguerra, sigue siendo hoy tan fuerte como entonces y ahora todo el mundo puede tener ahora derecho a sus 15 minutos de fama, por ejemplo, con Instagram", añade, citando el célebre axioma de Andy Warhol sobre la supuesta universalización de la fama.

Una identidad cultural de rótulos y pósters de 'vips'

Pop Art Design, que presenta obras de arte y objetos de artistas y diseñadores como Warhol, Peter Blake, Jasper Johns, Richard Hamilton, Roy Lichtenstein y Ed Ruscha, es una constatación de las afirmaciones del museo. El arte pop, radical y nuevo en su momento de mayor riqueza, contribuyó a la formación de una nueva identidad cultural: las latas de sopa, los rótulos comerciales o las fotos litografiadas de very important persons llegaron a las paredes de los museos, los objetos creados en cadena empezaron a tener derecho a la belleza y los rostros de los famosos se convirtieron en efectivos estampados para camisetas, bolsos o pósters.

Avanzadilla de la globalización presente, con sus bondades y tragedias, la generación de artistas pop de los años sesenta demostró que el mundo era un solo mercado, la televisión podía ser nutritiva y la publicidad no tenía connotaciones necesariamente malignas siempre que supiéramos leerla con inteligencia y ánimo crítico. Como trituradores de impulsos sociales, aquellos creadores reutilizaron sin prejuicios las imágenes, los objetos y signos de la vulgaridad cotidiana y retrataron a los seres humanos como voraces consumidores enamorados de la repetición de consignas.

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