El Juzgado de lo Penal Número 4 de Santander ha condenado a tres meses de prisión a un hombre que mató a palos a un perro pequeño sin motivo alguno.

La magistrada considera al autor, L.F.R., responsable de un delito de maltrato injustificado a un animal doméstico, y también le inhabilita para el ejercicio de profesión, oficio o comercio que tenga relación con los animales por plazo de un año.

El Ministerio Fiscal pedía seis meses de prisión e inhabilitación especial para el ejercicio de profesión, oficio o comercio que tenga relación con los animales durante 18 meses. La defensa, por su parte, se opuso a las acusaciones pidiendo la libre absolución del acusado.

Según los hechos probados, el hombre se encontraba el 15 de noviembre de 2011 en Hazas de Cesto cuando, sobre las doce del mediodía, sin motivo alguno, golpeó de forma reiterada con un palo a un perro pequeño mestizo cuyo dueño se desconoce, golpeándole hasta causarle la muerte, para arrojar con posterioridad su cuerpo a unos zarzales de la localidad, donde fue encontrado por la Guardia Civil.

La magistrada considera acreditado que estos hechos son constitutivos de un delito de maltrato injustificado a un animal doméstico del que es autor el acusado, al haber ejecutado los hechos "directa, personalmente y con conciencia y voluntad, sin que se aprecie la concurrencia de circunstancias modificativas de la responsabilidad penal".

Y lo considera tras valorar las manifestaciones del propio acusado, una testigo presencial y el agente de la Guardia Civil que acudió al lugar a petición de la mujer, se entrevistó con el acusado y recuperó el cuerpo sin vida del perro en unos zarzales.

La testigo declaró que cuando se dirigía hacia su trabajo vio un individuo golpear con una vara de arrear las vacas a un perro pequeño y negro. Afirmó que le golpeó tres veces y muy fuerte, y vio cómo el perro agonizaba en el suelo. Aseguró que el perro en ningún momento se revolvió contra su agresor ni trató de morderlo, permaneciendo tumbado en el suelo mientras el agresor le propinaba por lo menos dos fuertes golpes.

Para la magistrada, este testimonio es "plenamente creíble" y debe prevalecer por su "mayor objetividad" sobre el del acusado, que si bien reconoció que efectivamente le propinó un palo al perro así como que murió, negó haberle golpeado de forma reiterada, alegando en su defensa que el perro rondaba por su casa e intentó montar a su perra, que se encontraban en celo, alegando que cuando intentó impedírselo el animal le mordió, motivo por el cual le propinó el golpe.

El Juzgado considera que esta versión es "claramente exculpatoria", pues si bien pudiera ser cierta en el aspecto relativo a que el animal pretendiera aparearse con la perra del acusado, no resulta creíble en lo relativo a la mordedura previa del animal, ni en cuanto al número de golpes.

Por su parte, el agente de la Guardia Civil que acudió al lugar relató que identificaron al dueño del perro "a medias", dado que el mismo manifestó que no quería tener ningún problema con su vecino. También dijo que éste no dijo en ningún momento que el animal le hubiera mordido sino que no quería que dejara preñada a su perra y reconoció que le propinó al menos un golpe mortal y que le tiró en unos zarzales situados a unos tres kilómetros, siendo el propio acusado el que acompañó a los agentes hasta dicho lugar y recuperó el cadáver del animal.

Unos relatos que para la Sala evidencian que el acusado, pudiendo haberse limitado a retirar a su perra y a ahuyentar al animal, de forma injustificada, y sin que éste le atacara, le golpeó con un palo, haciéndolo además reiteradamente incluso cuando el animal se encontraba ya indefenso en el suelo, hasta causarle la muerte a consecuencia de los golpes recibidos, lo que le hace responsable de un delito de maltrato injustificado a un animal doméstico.