La naturaleza, qué mejor piscina

  • Las piscinas naturales son una espléndida opción para el chapuzón veraniego.
  • En la mayoría hay 'chiringuitos playeros', merenderos o zonas para barbacoas.
  • Los pilones del Jerte (Cáceres), Las Chorreras (Cuenca), Las Presillas (Madrid), Arenas de San Pedro (Ávila) o Letur (Albacete) son 5 buenos ejemplos.
Los denominados "pilones" aparecen en La Garganta de los Infiernos (Cáceres).
Los denominados "pilones" aparecen en La Garganta de los Infiernos (Cáceres).
EP
Los denominados "pilones" aparecen en La Garganta de los Infiernos (Cáceres).

Antes del cloro y los azulejos, la naturaleza ya había inventado las piscinas. Y si no, al menos el ser humano agobiado por los calores del verano supo ver una piscina natural donde la naturaleza remansaba las aguas de algún río o torrente.

Las piscinas naturales son una espléndida opción para los chapuzones veraniegos, porque al tiempo que nuestro cuerpo se baña en aguas frescas y limpias, nuestra mente se remansa en plena naturaleza. Y todos sabemos la falta que nos hacen ambas cosas.

Se las llama piscinas naturales porque, por lo general, el agua es muy refrescante ya que procede de manantiales o del deshielo de las montañas, lo que permite a sus bañistas disfrutar unas aguas cristalinas, puras y sin tratar por el ser humano.

Permiten tener un día de desconexión sin prescindir del baño, pues en la mayoría de ellas se puede disfrutar de 'chiringuitos playeros', merenderos, e incluso algunas están habilitadas para poder hacer barbacoas.

A pocos kilómetros de cualquier ciudad podemos encontrar un paraje natural de estas características. A todo ello podemos sumar la opción de hacer una visita cultural por los distintos pueblos de la zona, muy ricos en cultura y tradiciones.

Solo a modo de ejemplo citaremos algunas piscinas naturales que podemos conocer este verano.

Cáceres: Garganta de los Infiernos

Situada en el Valle de Jerte, es un regalo de la naturaleza para quienes viven en esta parte de Extremadura. Una ruta espectacular que culmina con los denominados "pilones", unas pozas naturales creadas por la erosión del tiempo donde poder sumergirte en un paisaje de ensueño.

Cuenca: Las Chorreras

Es un paraje natural con un acceso solo apto para aventureros. El río Cabriel se luce en esta zona donde sus aguas se entremezclan entre pozas, rápidos y cascadas para el disfrute de sus bañistas.

Ávila: Arenas de San Pedro

El río Arenal baña esta pequeña zona donde, acompañados de las truchas y demás habitantes del río, los visitantes pueden disfrutar de unas aguas cristalinas en la mejor compañía.

Albacete: Letur

Sus piscinas naturales son un espacio de tradición árabe donde se puede "ver y escuchar" el agua en plena acción. Sumergida en un particular pueblo de la región de carácter árabe-medieval es una opción perfecta para combinar una visita refrescante y cultural a su vez.

Madrid: Las Presillas

Es uno de los lugares preferidos por los madrileños y residentes en los alrededores de la Comunidad de Madrid. Situadas en la parte norte de la Sierra madrileña, el río Lozoya se detiene por un momento para deleitar a los bañistas con sus frías aguas. Y es allí, entre una verde pradera rodeada de montañas, donde se encuentra el pequeño oasis de la capital.

Ecología y economía

Son, además, una solución más asequible para el descanso vacacional. Si bien el acceso a las mismas suele ser gratuito, en algunas ocasiones hay que pagar la zona de estacionamiento, una manera también de contribuir a su cuidado y a su conservación como paraje natural.

Estas piscinas naturales suelen estar regentadas por los ayuntamientos o municipios donde se encuentran, y éstos son los responsables de mantener sus accesos limpios, del cuidado de las zonas de baño y, en numerosas ocasiones, de controlar la entrada, salida y aparcamiento de vehículos en la zona.

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