Sobre los abusos sexuales en Soto del Real: "Quería que este señor me dejara tranquila"

  • La Fiscalía solicita 42 años de prisión  para el acusado por agresión sexual.
  • El acoso del funcionario a las presas duró, al menos, dos años (entre 2007 y 2009).
  • Desde entonces las víctimas muestran estrés postraumático, insomnio y ansiedad.
Imagen de archivo del interior de una prisión.
Imagen de archivo del interior de una prisión.
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Imagen de archivo del interior de una prisión.

Cuatro mujeres han relatado este lunes en la Audiencia Provincial de Madrid que sufrieron agresiones sexuales y que soportaron el acoso de un funcionario entre los años 2007 y 2009 cuando estaban presas en la cárcel de Soto del Real (Madrid).

Las cuatro han comparecido en el primer día del juicio a Miguel Ángel P.F., quien ha negado los hechos y para quien la Fiscalía pide 42 años de prisión por un presunto delito de abuso continuado en el ejercicio de su función en conjunción con cuatro delitos de agresión sexual.

Entre lágrimas, una de las mujeres, Francedy, ha relatado que el 14 de julio de 2009, el procesado la arrinconó contra un frigorífico en el economato, donde la forzó.

"Quería que este señor me dejara tranquila. Me daba mucho miedo", ha indicado la mujer para justificar su decisión de comunicar a una trabajadora social que había sufrido una agresión sexual y presentar una denuncia por estos hechos, cuando le quedaba un año y medio de condena por cumplir.

Desde el momento en que presentó la denuncia, su vida en Soto del Real cambió y "fue desastrosa", ha asegurado la mujer, quien ha detallado que, después de la agresión, acudió al médico porque sufrió una crisis debido a que el procesado siguió insistiendo y acechándola "por todos los rincones" de la prisión.

Otra de las mujeres, Diana, ha expuesto que llegó a comunicar a otros funcionarios que el procesado la acosaba y estaba todo el día detrás de ella.

Ha explicado que el acusado, a quien habitualmente le llevaba el periódico y el café, le hizo llegar una tarjeta de felicitación con motivo de su cumpleaños y que cuando iba a la biblioteca, donde ella desempeñaba un puesto de trabajo remunerado, le dejaba muestras de lociones y chocolates.

Insinuaciones sexuales en la cocina

Por su parte, Miosoti ha manifestado que el procesado le hizo insinuaciones de naturaleza sexual una vez en la cocina y, al ser preguntada por la Fiscalía por las razones que la llevaron a denunciar los hechos, ha subrayado: "Me sentí mal. Nunca di motivo a nadie para faltarme el respeto. Estaba en prisión pagando por una condena, pero yo tengo relaciones con quien yo quiero y a la hora que yo quiero".

Tina, que ha declarado detrás de un biombo para evitar el contacto visual con el procesado, ha afirmado que, después de que el funcionario le hiciera insinuaciones y tocamientos en la panadería, pidió un traslado de centro penitenciario.

Ha remarcado que no presentó una denuncia después de los hechos por temor a que nadie le creyera y que se animó a hacerlo cuando vio que había más chicas que habían sufrido estos episodios.

En su declaración, el procesado ha negado haber acosado, haber tenido acercamientos o haber hecho invitaciones de contenido sexual a las reclusas, señalando: "Nunca. Es mentira".

El funcionario de prisiones ha negado haber hecho manifestaciones sobre el aspecto físico de las reclusas, haber tocado, haber rozado, haber amenazado o haber forzado a Diana, Francedy, Miosoti y Tina.

Ha asegurado que desconocía que alguna de las presas hubiera recibido atención médica en el centro penitenciario por haber sufrido episodios de estrés.

El acusado ha reconocido, no obstante, que le entregó a Diana una tarjeta de felicitación de cumpleaños con el texto "Sexo en tu cumpleaños. Una vez al año no hace daño", en la que escribió: "Con el cariño de tu mejor amigo y admirador en secreto, cuando traes el periódico. Un besazo y suerte. Felicidad en el día de tu cumpleaños, con afecto y algo más".

La Fiscalía de Madrid solicita 42 años de prisión para un funcionario de prisiones de la cárcel madrileña de Soto del Real por agredir sexualmente a tres internas al menos durante los años 2007 y 2009

El fiscal recoge varios episodios más de acoso. En una primera ocasión, una de las víctimas coincidió a finales de 2007 con el procesado en un office taller donde ella desempeñaba un puesto remunerado. Según el fiscal, el hombre se dirigió a la joven con "expresiones soeces", proponiéndole que se fuera a vivir con él con la promesa de que se separaría de su mujer. Ante la negativa de la mujer de mantener relaciones, el procesado le advirtió de que esta actitud podría perjudicar su situación penitenciaria.

Una de las mujeres denunció los hechos ante la subdirectora de la prisión

En otra ocasión, la presa se encontraba limpiando una estantería cuando fue sorprendida por detrás por el acusado, quien la sometió a diversas vejaciones. Y de ahí se sucedieron más momentos similares, lo que llevó a la joven a denunciar los hechos ante la subdirectora de la prisión.

En el caso de otra de las chicas, el procesado la sometió a diversas insinuaciones y a prácticas sexuales desde mayo hasta octubre de 2009. Así, los abusos se produjeron por primera vez en mayo de 2009 cuando la interna estaba prestando sus servicios en el Economato del Centro Penitenciario. En julio de 2009, la agredió sexualmente en este mismo lugar. Tras ello, la mujer solicitó la baja del destino de auxiliar de limpieza de talleres.

Otra de las internas sufrió abusos cuando se encontraba haciendo sus tareas en la cocina de la prisión, en donde el hombre la asaltó en varias ocasiones cuando estaba sola. La interna decidió denunciar los hechos en octubre de 2009.

Otra de las víctimas sufrió los abusos en un cuarto anexo a la panadería donde trabajaba. El procesado intentó violarla, pero está se zafó. Al comprobar que otras presas le habían denunciado, la mujer se animó a hacer lo propio en diciembre de 2009.

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