Hablar con él es como recibir un baño de optimismo. Bernabé Nieto ha estado en Sevilla. Ha presentado su última obra, Kárate mental, y ha aprovechado para impartir una conferencia sobre bienestar integral y crecimiento personal.

¿Cómo se puede ser optimista en estos momentos?

El problema de España no ha sido la crisis, sino la falta de honradez, de moral y la golfería. Los optimistas son quienes han visto la situación, se han formado y marchado al extranjero, y quienes, en vez de lamentarse, se están preparando y siguen buscando trabajo. Quien siembra, recoge.

¿Las claves para serlo?

Pensar que van a ocurrir cosas buenas, ponerle ganas, no conceder importancia a la suerte, crear nuestras propias circunstancias y entender que la adversidad es pasajera.

Los parados no encuentran empleo y quienes trabajan lo hacen mucho más...

Tras la tormenta siempre llega la calma. El problema es querer que haya cambios para ya.

La solución entonces es...

Quien mantenga optimismo, buen humor, llegará a su objetivo. El crecimiento personal es muy importante. Hay que ponerse metas claras y dar pasos poco a poco. Pero en la vida puede haber fracasos.

¿Cómo es el optimista?

Entusiasta, sociable, vital, con capacidad para hacer amigos... Vive una media de ocho años más.

A nuestro alrededor solo hay noticias y lenguaje negativo... 

La gente no ve que se está boicoteando a sí misma. Esta es época para los valientes y para convertir nuestra profesión en unas vacaciones para disfrutar al máximo.

¿Cómo podemos evitar la negatividad?

Diciendo: eso es caer enfermo y la vida no está para ser infeliz. Mientras haya actitud positiva, menos se caerá.

Hay que trabajar a diario...

Hay que hacer ejercio mental, ver siempre lo bueno que tenemos y procurar darle a los demás lo mejor. Hay que ponérselo fácil a la felicidad.

Pero, están el estrés, la ansiedad...

Hagas lo que hagas, hay que hacerlo tranquilo, disfrutando. Hay que darse respiros y luchar por tener tranquilidad, risas, buenos modos, hablar sin chillar... Y evitar el odio y el rencor, pero no por bondad, sino por inteligencia: El enfado solo genera ansiedad. La fuerza está en la ternura, en dar oportunidades. Las claves: paz y tranquilidad.