Las escaleras mecánicas que conectan la calle El Cristo con la calle Uribarri acercan, si cabe, un poco más el barrio al centro de la ciudad, «aunque hay muchos días que no funcionan», se queja una señora mientras tira de un carrito de la compra.

Quizás sea el metro la infraestructura que le falta al barrio, aunque nadie duda de que la zona ha mejorado notablemente en los últimos años, sobre todo desde que se hizo realidad el parque Etxebarria, el pulmón del barrio.

«Le ha dado mucha vida; hacía falta algo así», considera Fructuoso, un jubilado que acostumbra a pasear a diario por la zona.

No es fácil vivir en un barrio en el que hasta hace muy poco los espacios libres brillaban por su ausencia. Su difícil urbanización, creada a raíz del boom industrial, busca ahora soluciones urgentes, como la creación de un bulevar en la autovía de Maurice Ravel, que divide la zona. «Lo peor, que no hay sitio para aparcar», constata Ricardo, un transportista que paga 72 euros al mes por una parcela.

Con unos 30.000 habitantes, Uribarri todavía conserva la perspectiva de barrio.

Asociaciones de comerciantes, vecinales o de jóvenes dan vida a un barrio con entidad propia. Todavía hay mucha gente, de hecho, que habla de «bajar a Bilbao».

LOS VECINOS

Manuela Gómez . Frutera, 38 años

«Han llenado el barrio de graffiti, sobre todo en los comercios. Pero Uribarri es un barrio tranquilo, en el que hay de todo. El aparcamiento es el mayor problema. Espero que el nuevo parking lo arregle».

Juan Carlos Negro. Electricista, 42 años

«La vida ha mejorado mucho en los últimos años. Han arreglado las calles, las aceras y todo está más limpio. Yo pediría mejorar el transporte público con el metro o con el tranvía, porque hay muchas cuestas».

José Martín Puente. Celador, 51 años

«Antes, la vida de barrio era más visible. Ahora, ha venido a vivir mucha gente y se ha perdido el concepto de barrio. Pero se vive bien. Tenemos de todo, hay muchos autobuses y estamos al lado del centro».