Loyola de Palacio, enterrada en el panteón familiar de Deba en un acto íntimo

  • Allí se celebró el funeral de cuerpo presente.
  • El féretro estaba cubierto por las banderas española, europea y la ikurriña.
Los restos mortales de Loyola de Palacio descansarán en el panteón familiar de la localidad guipuzcoana de Deba.
Los restos mortales de Loyola de Palacio descansarán en el panteón familiar de la localidad guipuzcoana de Deba.
Javier Echezarreta / EFE
Los restos mortales de Loyola de Palacio descansarán en el panteón familiar de la localidad guipuzcoana de Deba.

La ex ministra de Agricultura y ex vicepresidenta de la Comisión Europea Loyola de Palacio fue enterrada el viernes en el cementerio de Deba (Guipúzcoa) en un acto íntimo al que acudieron algunos de sus familiares, allegados y compañeros de partido.

El féretro con los restos mortales de Loyola de Palacio llegó a las 14.30 horas a este camposanto guipuzcoano, en el que se encuentra el panteón familiar, procedente de Berriatua, donde se celebró el funeral de cuerpo presente.

Su hermana y también ex ministra, Ana de Palacio, se encontraba entre los familiares que se acercaron a Deba para dar el último adiós a esta política del PP fallecida víctima de un cáncer.

Representantes de su partido como el ex ministro Federico Trillo, la senadora Pilar Aresti o la presidenta de esta formación en Guipúzcoa, María José Usandizaga, también quisieron despedirse de Loyola de Palacio, quien murió el pasado miércoles a los 56 años en el hospital madrileño "12 de Octubre".

El féretro, cubierto por las banderas española, europea y la ikurriña, fue trasladado a hombros desde el coche fúnebre hasta el panteón familiar.

Un segundo coche funerario trasladó numerosas coronas de flores, que quedaron depositadas ante su tumba.

Una ceremonia religiosa de media hora sirvió para despedir a esta política que nació en Madrid y que descansará para siempre en el País Vasco, la tierra de sus raíces.

Al término del entierro, Ana de Palacio recibió el pésame de los asistentes visiblemente emocionada, mientras sujetaba entre sus manos las tres banderas que habían cubierto el ataúd de su hermana.

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