Kim Novak, la musa de Hitchcock que vuelve a enamorar a Cannes

  • Asiste al festival para la proyección restaurada de la película 'Vértigo'.
  • Ha aprovechado para defender al director que, dijo, "siempre fue un caballero".
  • Reconoció que, a veces, se siente "culpable de haber desperdiciado ser famosa".
La actriz Kim Novak.
La actriz Kim Novak.
EFE
La actriz Kim Novak.

La misma melena rubia, un porte imponente y una sinceridad que puso a la prensa a sus pies. Así, y pese a sus ochenta años de edad, la actriz Kim Novak ha vuelto a demostrar por qué fue musa de Alfred Hitchcock, a su llegada al Festival de Cannes, este viernes, para asistir a la proyección restaurada de la película Vértigo y para entregar el domingo uno de los premios.

La actriz estadounidense aprovechó la ocasión para lavar la imagen del director que la lanzó al estrellato, y al que recientes acusaciones tachan de "depredador sexual": "Nunca le vi u oí que actuara de manera inapropiada. (...) Conmigo o con cualquier otra persona siempre fue un caballero. Me parece desafortunado que se digan cosas de alguien que no está para defenderse".

Además, respecto al rodaje de Vértigo, por el que vuelve a Cannes, dice sobre Hitchcock, que hubo entre los dos una comunión perfecta y que, por primera vez, se sintió escuchada: "Tenía muy claro dónde quería que te pusieras, qué dijeras o como de rápido iba a ser el ritmo, pero esperaba de los actores su propia interpretación, y eso me gustaba".

En la misma línea, reconoce que encarnar en el filme a dos personajes, el de Madeleine y Judy, supuso más una oportunidad que un desafío, ya que siempre se ha sentido como "más de una mujer" y encerrar "muchas personalidades", por lo que ese despliegue le resultó, sobre todo "emocionante".

En cuanto a esas personalidades, Novak hizo referencia a su bipolaridad, una enfermedad que le fue diagnosticada cuando ya había abandonado los platós, pero que la hizo capaz de todo, incluso de mantenerse en una industria que le daba la oportunidad, dijo, de expresarse "a través de diferentes personajes".

La octogenaria actriz, que nunca había pensado en dedicarse a esto, acudió por primera vez a Cannes en 1959, de la mano del director Delbert Mann para la presentación de Middle of the Night, y ha trabajado con directores como Billy Wilder, en Bésame, tont, o Richard Quine, en Me enamoré de una bruja y Un extraño en mi vida.

No obstante, reconoce que lo que más lamenta de su larga trayectoria como actriz es su encontronazo con el director Mike Figgis en el rodaje de Pasiones prohibidas, por no haber definido lo que esperaban el uno del otro de antemano. "Fue culpa mía. Asumí que sentíamos lo mismo sobre la película", reconoce Novak.

Retirada del ojo público en 1956, aunque ha reaparecido de manera esporádica desde entonces, no lamenta haber tomado esa decisión, aunque se ha planteado si fue la correcta en ese momento: "A veces me siento culpable, culpable de haber desperdiciado ser famosa, de no haber estado para actuar en ciertos papeles". Tampoco ha día de hoy se siente atraída por los que aún le siguen llegando. "Tengo una vida perfecta", dice, dedicada al arte, los animales y a montar a caballo.

Este sábado, Kim Novak volverá a ver Vértigo con la sensación de hacerlo por primera vez, porque "estaba tan nerviosa que no puedo recordar lo que sentí". Así, propuso a los periodistas congregados un ejercicio de empatía: imaginar que significa aparecer en ese film para ella que, según dijo, ha recibido "tan malas críticas" y nunca ha ganado un Óscar.

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