La tasa de emancipación de los madrileños cae por el retorno de miles de jóvenes al hogar paterno

  • La tasa de emancipación baja por primera vez desde 2003: solo el 44,7% de los jóvenes madrileños vive independizado, según el Consejo de la Juventud.
  • Los jóvenes de 18 a 34 años que viven emancipados bajan un 7,7% en un año en Madrid (53.227 menos), sobre todo por los que regresan a casa de sus padres.
  • José Luis, de 28 años, acaba de volver al nido: "Me siento una carga para mi familia. Para mí es muy frustrante".
Bloque de viviendas en un barrio de Madrid.
Bloque de viviendas en un barrio de Madrid.
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Bloque de viviendas en un barrio de Madrid.

Hasta hace unos años, cuando un joven se independizaba de su familia, lo hacía para siempre. No solía haber camino de retorno. Pero ahora, la crudeza de la crisis y sus particulares efectos sobre la juventud están forzando a decenas de miles de jóvenes madrileños a regresar al nido paterno. El número de madrileños entre 18 y 34 años que viven fuera del hogar familiar se ha reducido un 7,71% en un solo año en Madrid, según el último Observatorio Joven de Vivienda (del primer trimestre de 2012), elaborado por el Consejo de la Juventud con datos del INE y la Encuesta de Población Activa (EPA). En total, en Madrid hay 637.025 emancipados (53.227 personas menos que un año atrás).

La tasa de emancipación entre los jóvenes madrileños está en el 44,7%, según el mismo estudio. Es decir, menos de la mitad de este colectivo vive fuera del hogar de origen. Por primera vez desde que se publica el Observatorio (desde 2003) la tasa se ha reducido: un año antes, el porcentaje de emancipados había tocado techo, alcanzando el 46,9%.

"Durante la pasada década, en el falso espejismo que vivíamos, se animaba a los jóvenes a comprarse una casa y salir del hogar. Por eso fue en aumento la tasa de emancipación", interpreta el sociólogo Lorenzo Díaz. Pero ahora, por la persistencia de la crisis económica, la tendencia ha variado y se da un fenómeno de vuelta al nido: "La independencia ya no es irreversible. La mayor parte de este descenso de la tasa se debe al retorno al hogar, que ahora coge fuerza", apunta Joffre López, uno de los autores del estudio.

"La falta de trabajo y el precio de la vivienda impiden a los jóvenes vivir por sí mismos. Ahora requieren de su estructura familiar para que los mantengan. Esto implica volver a modelos antiguos de estructuración de los hogares: vuelve la familia extensa, con hijos, nietos, padres y abuelos viviendo en una misma casa", añade el sociólogo Díaz. Por su parte, el catedrático emérito Juan Díez-Nicolás, se pregunta: "¿Cómo se van a emancipar los jóvenes si no tienen de qué vivir?. No tienen trabajo, no pueden comprar una vivienda por su elevado precio y no tienen ingresos propios", resume el sociólogo.

770 euros al mes en alquiler

De todas estas lacras que afectan a la juventud, los autores del estudio destacan una: "El precio de la vivienda en Madrid es tan desmesurado que es inasumible para una persona que no tiene ahorros. Laboralmente, Madrid está mejor que la media de España, ya que los sueldos son más altos y hay menos tasa de paro. Pero aún así, muchos no pueden asumir en solitario ni el alquiler ni la hipoteca", apunta López. El precio medio de compra de una vivienda libre en Madrid está en 218.160 euros y el de un alquiler, en 770 euros mensuales.

Un joven madrileño con un sueldo medio (18.189,81 euros anuales) tendrá que destinar el 60,7% de su sueldo al pago de la hipoteca y el 50,8% a la cuota del alquiler, según refleja el Observatorio Joven. Estos porcentajes de coste exceden en gran medida los niveles recomendables para poder pagar la vivienda y asumir el resto de gastos cotidianos: según una convención económica, el coste de la vivienda no debería sobrepasar el 30% de los ingresos mensuales.

"Cuando ya has hecho tu vida por tu cuenta, volver al hogar familiar significa dar un paso atrás en la progresión vital. Muchos de ellos, antes de volver con los padres prefieren marcharse fuera de Madrid o al extranjero", añade Paula Guisande, del Sindicato Joven de CC OO. Mientras, las familias que acogen de nuevo a sus hijos también sufren este fenómeno: "No es solo un drama para los jóvenes que tienen volver, sino que también supone una carga adicional para los hogares que deben mantener una boca más en una situación económica ya de por sí complicada", advierte Alejandro Martín, responsable de Juventud en UGT.

José Luis V., 28 años: "Me siento una carga para mis padres. Es muy frustrante"

A sus 28 años y después de llevar tres años independizado, José Luis ha tenido que volver a casa de sus padres. "Me fui a vivir con mi pareja y entre los dos podíamos pagar el alquiler a duras penas. Pero dejamos la relación y me resultó imposible soportar el pago de la casa yo solo. Cuando me comí todos mis ahorros no me quedó más remedio que abandonar el piso e irme a casa de mis padres", recuerda este joven. A la ruptura de su relación se unió la pérdida del trabajo. "Ahora voy encadenando trabajos basura con una ETT. Hago lo que va saliendo: colaboraciones por aquí, empleos por horas por allá...", asegura José Luis, que es diplomado en relaciones laborales y tiene conocimientos de diseño.

"En casa, mis padres y yo vivimos de la pensión de jubilación de mi padre (900 €) y de lo poco que gano haciendo extras y colaboraciones. Hay meses que solo llego a 300 euros", explica. "De momento no nos falta un plato de comida todos los días, pero esta situación asusta, es muy complicado. Me siento una carga para mis padres, ellos son ya mayores y tienen derecho a disfrutar de su soledad... ¿qué pinto yo allí con ellos?", se pregunta José Luis, antes de concluir: "Yo debería estar allí los domingos para comerme un cocido o ir alguna tarde a darle un beso a mi madre o ayudarle a hacer la compra... pero no es lógico que tenga que estar allí permanentemente. Para ellos no es un sacrificio, pero para mí es muy frustrante". Su solución: "Estoy haciendo planes para irme de España. Aquí no hay futuro".

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