Una afectada por los embriones descongelados: "No sé a qué han esperado para avisarme"

Arancha, una vecina madrileña afectada por los embriones descongelados.
Arancha, una vecina madrileña afectada por los embriones descongelados.
DAVID SIRVENT
Arancha, una vecina madrileña afectada por los embriones descongelados.

Fue por pura casualidad que Arancha, el nombre ficticio de esta madrileña de 38 años, tuviera cita este viernes por la mañana con su especialista reproductiva. Iba a acudir con su pareja a la consulta para hablar con su doctora y fijar el día en que los médicos implantarían una pareja de embriones en su útero. La primera vez que lo habían intentado no había salido bien. No quedó encinta. Este jueves, antes de acostarse, su pareja y ella hablaron sobre qué día sería el ideal para reiniciar el 'proceso de transferencia' de los nuevos embriones.

Esa era la idea de ambos el jueves por la noche, cuando todavía desconocían que cientos de embriones destinados a fecundaciones in vitro se habían echado a perder en el Hospital de la Paz por una fuga en el contenedor de nitrógeno líquido en el que se alojaban. "Tengo que contarte algo, Arancha", le dijo su doctora, apesadumbrada, al llegar esta mañana a la consulta del Servicio de Reproducción Humana. Lo que le contó no fueron precisamente buenas noticias. Sus embriones criopreservados estaban entre los de 172 mujeres que, por esa fuga de nitrógeno, han quedado ahora inutilizados.

"Cuando me ha dicho que mis embriones se habían echado a perder, mi primera reacción ha sido reírme. Porque es de chiste. Llegué a imaginar que un fallo en la máquina de nitrógeno podría estropearlos, pero claro, siempre crees que es imposible, que un proceso tan importante como este debe tener algún tipo de seguridad, algún plan B por si se producen fallos, como las luces de emergencia de un edificio", se lamenta Arancha.

"¿A qué esperaban para avisarnos?

La reacción de su pareja fue otra. Arancha dice que está "hundido" y que, escuchando a la doctora, sus ojos enrojecieron de pena y rabia. "Nos han dicho que el problema se descubrió el 22 de abril. Ha pasado casi un mes desde entonces. ¿A qué estaba esperando el hospital para avisarnos?", protesta tras salir de la consulta. El centro sanitario asegura en un comunicado que falló solo uno de los siete contenedores, el más nuevo, un modelo adquirido en 2010; y defienden que tras descubrir el escape de nitrógeno que 'secó' el depósito, dedicaron ese tiempo en localizar la avería.

"El hospital aún no me dicho nada oficialmente, ni una explicación ni una disculpa", lamenta Arancha. En las máquinas han quedado cuatro de los seis embriones procedentes de sus óvulos (los otros dos se habían usado hace dos meses en su fallido primer intento de quedar embarazada) tras un proceso complicado de extracción ovárica que requiere de hospitalización, de anestesia general e inyecciones diarias con medicaciones hormonales.

El centro hospitalario de la capital española ofrece ahora a Arancha volver a realizar el "ciclo completo", es decir, volver a ser ingresada para la extracción ovárica y la fecundacion posterior de los óvulos. "Normalmente hay una lista de espera de entre tres y seis meses, pero en La Paz nos han dicho que harían una excepción con los afectados por este incidente para que no tuviéramos que esperar tanto".

Saltarse la lista de espera no será el único 'favor' que le concederá el hospital. A su edad, si decide esperar para retomar el proceso de fecundación cumplirá pronto los 40 años, el límite que la Sanidad Pública establece para estos tratamientos por razones de salud y presupuestarias. El hospital ha confirmado a 20 minutos, sin embargo, que en el caso de estas 172 mujeres —de ellas, 122 están actualmente embarazadas— harán la vista gorda con este plazo máximo de edad.

"Los doctores me han animado. Me dicen que estoy en buenas condiciones de salud, que tengo buenas reservas ováricas y que si decido volver a extraerme óvulos, al saltarme la lista de espera, estarán más 'frescos' y más proclives a desarrollar el embrión que si pasaran mucho tiempo congelados", dice Arancha que, sin embargo, piensa también en otras mujeres a las que "les cuesta conseguir óvulos en condiciones" y para quienes este fallo en el hospital puede suponer un golpe definitivo a sus posibilidades de ser madres.

No descarta denunciar al hospital

Arancha quiere ahora saber más. Quiere entender cómo ha fallado la máquina, quién es el responsable del fallo y por qué fuentes hospitalarias reclamaban desde hace tiempo un contenedor mejor que el averiado. "Y sobre todo, quiero saber si mis embriones han quedado inservibles por los recortes", se enoja, mientras abre la posibilidad de interponer una denuncia si las respuestas que reciba no le satisfacen.

El hospital ha negado de momento en su comunicado que el fallo se haya debido a "recortes económicos" o a una "reducción de plantilla". Pero esta vecina madrileña no lo tiene claro. "Soy una defensora de la Sanidad Pública, pero con tantas medidas de ajuste se está jugando con la vida de las personas. Y no me refiero a los embriones, sino a las ilusiones de muchas parejas que sufren un desgaste físico y psicológico muy fuerte en los embarazos in vitro. Para muchos de nosotros, esta la última oportunidad de poder tener descendencia".

"Para mí supuso un desgaste físico y emocional, pero voy a someterme de nuevo al proceso de extracción ovular", comenta la mujer con los ojos vidriosos, recordando que todo el sacrificio anterior no ha servido para nada. En su caso, ninguno de los dos miembros de la pareja tiene un problema de esterilidad. Simplemente, no consigue quedarse embarazada. "No me importa volver a inyectarme química en el cuerpo. Con la edad que tengo, tampoco puedo esperar mucho más tiempo. Si lo hiciera y me pasara del límite edad, un proceso similar en la sanidad privada me costaría 6.000 euros".

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