La neonazi alemana Beate Zschäpe asistió impasible a la lectura de los cargos de la fiscalía de Múnich, que le imputó pertenencia a grupo terrorista y participación en asesinato múltiple por odio racista e impulsados por la ideología nacionalsocialista.

Se trata de la primera vez que se aplica el término terrorismo a asesinatos de la ultraderecha en Alemania, algo que ocurre en un caso envuelto en polémica. "Vergüenza para Alemania" es como la canciller Angela Merkel calificó el caso de una célula neonazi que asesinó impunemente a inmigrantes, en distintos puntos del país, sin que la policía llegara a detenerlos.

Zschäpe, de 38 años y única superviviente de Clandestinidad Nacionasocialista (NSU), guardó de nuevo silencio durante toda la lectura de los cargos del fiscal Herbert Diemer, según el cual el grupo elegía "al azar" a sus víctimas y fijándose únicamente en que fueran inmigrantes, preferentemente turcos.

El fiscal detalló ante la Audiencia Territorial de Múnich cada uno de los asesinatos cometidos presuntamente por los dos compañeros de Zschäpe quienes mataron a ocho turcos y un griego siempre con la misma pistola, una Ceska.

La procesada habría participado en los preparativos de los asesinatos, les habría acompañado, proporcionado armas y el lugar donde ocultarse, por lo que no cabe imputarle complicidad, sino participación activa y coautoría en los crímenes de un grupo que actuaba como un "comando asesino conspirativo", según el fiscal.

Además de los asesinatos de los inmigrantes, cometidos entre 2000 y 2007, el grupo fue responsable, según la fiscalía, de dos atentados con bomba, en que resultaron heridas 23 personas, así como en un ataque a dos policías, en que resultó muerta una agente.