Los 101 Kilómetros de Ronda, una prueba de resistencia diferente

  • Exigente competición con 16 ediciones disputadas, está organizada por la Legión.
  • Más de 20.000 personas buscan una de las 7.000 inscripciones para participar.
  • En 2013 Miguel Capó, tras casi 9 horas, ganó en la categoría de marchadores.
  • Lucas Jiménez (mountain bike) y Miguel Santos (duatlón), otros ganadores.
Participantes en la modalidad de marcha de los 101 Kilómetros de Ronda.
Participantes en la modalidad de marcha de los 101 Kilómetros de Ronda.
ORGANIZACIÓN
Participantes en la modalidad de marcha de los 101 Kilómetros de Ronda.

Los grandes acontecimientos deportivos de naturaleza popular, pues tal es el precio del éxito y la demanda, acaban creciendo tanto que desbordan su espíritu inicial. La esencia permanece, pero las estructuras y los resortes aumentan, se fortalecen, embastecen. Más participantes. Más servicios. Más publicidad. Nuevas necesidades a las que adaptarse. Y los organizadores primitivos, muchas veces, buscando alianzas, acuerdos o haciendo concesiones a gestores más profesionalizados. Pasa, por ejemplo, en la Quebrantahuesos de cicloturismo. O en el Maratón de Madrid de atletismo.

Tienen en Ronda una prueba de ultrafondo, cuya última edición se disputó este fin de semana, que es todo un tesoro en la exigencia, un objeto de culto que genera devoción entre la concurrencia hasta límites insospechados. Una cita terrible con casi 2.500 metros de desnivel en un constante sube y baja por parte de su Serranía que, qué cosas, nunca supera los 1.000 metros de altitud: los 101 Kilómetros de Ronda. En la época de las organizaciones industriales los 101, pues se la conoce familiarmente como el célebre disco de Depeche Mode, son una prueba organizada, tutelada y mimada por la Legión. Una prueba cívico-militar con un límite máximo de 24 horas con la firma del tercio Alejandro Farnesio Cuarto.

"Y ese es el encanto que tienen los 101 de Ronda, que sigue siendo la misma prueba que hace 15 años. Y la organización es la releche. Ese es su romanticismo. Cualquier participante va con toda la tranquilidad del mundo porque el trabajo de la Legión es perfecto. Y la solidaridad la transmiten a todos. Nadie se queda tirado en los 101 porque el objetivo es llegar a la meta", afirma José Rodríguez Santigosa. Este gaditano de 45 años ha participado en las últimas siete ediciones como marchador. "Es tremenda", coincide Salvador Molina Blanco, con seis ediciones en su palmarés y participante en la nueva modalidad ciclista de tándem. Debutaba este año con clasificación propia y en las ediciones anteriores competían contra bicicletas "convencionales". "La organización se lo curra. Todo su trabajo no está pagado. Los 101 son una prueba para vivirla. Algo así es un privilegio".

Una lista de espera de 13.000 personas

Nacidos en 1995 con un recorrido entre Ronda y Marbella, lo  que en origen era un acto más de los fastos por el 75 aniversario de la fundación de la Legión acabó reuniendo a 400 participantes en pleno diciembre. "El éxito de la misma motivó una segunda edición en 1996, trasladando la prueba al mes de mayo. El número de participantes, las modalidades y la complejidad de la organización fue aumentando progresivamente hasta alcanzar los actuales 7.000 participantes, que es el número adecuado para que los 101 mantengan el alto nivel de excelencia en su organización y desarrollo que tanto aprecian los participantes", explica el Coronel  Lanchares, al mando de la organización y el club deportivo de La Legión que vela por su prueba. Ya en aquella segunda experiencia cambió el recorrido para centrarse en parte de la serranías que comparten Cádiz y Málaga.

Tal es el éxito de los 101, tal es la magnitud de su calado, que en los tres años que no pudo celebrarse porque las tropas se encontraban en misiones en el extranjero (2001: Kosovo; 2004: Irak; 2010: Afganistán) desde Ronda se impulsó la creación de una prueba "Homenaje a la Legión" que hoy en día sigue disputándose un mes antes. "Los 101 dejaban tal vacío que había que taparlo, porque son una parte más Ronda, algo tan rondeño como la corrida goyesca y tuvieron que pararlo en 2.000 participantes porque el interés por la substituta era grandísimo",  recuerda Molina. Hoy en día en los 101 participan poco más de 7.000 deportistas en cuatro modalidades diferentes, pero otros 13.000 se quedan con las ganas. Pocas competiciones pueden presumir de  tener semejante lista de espera. Y sin premios en metálico para los ganadores.

"Más que sorprendente yo diría que es muy gratificante ver cómo la prueba se va consolidando año a año. Saludar a personas de cualquier lugar de España y en muchos casos del extranjero que ha participado en los 101 o que al oír hablar de ellos les ha picado el gusanillo y se animan a participar es una señal de que los 101 tienen un gran tirón y que, además, enganchan", indica el Coronel Lanchares. Y añade: "Un aspecto a destacar es que el que corre los 101 repite. Este año más de 20.000 deportistas se han interesado en participar en la prueba. Ellos son nuestros mejores portavoces". Irlanda, Francia, Finlandia, Alemania Bélgica o Portugal son algunos de los países con representación en los 101.

En la última edición los ganadores fueron Lucas Jiménez Valle (bicicleta de montaña), Bicicletas Jesús Rosado (tándem) y Miguel Santos Orihuela (duatlón). En la modalidad de marcha, posiblemente la reina, el triunfador fue Miguel Capó, quien empleó 8h 48 minutos y 41 segundos en llegar a la meta de Ronda. Los marchadores tienen un límite máximo de 24 horas para completar el reto, mientras que para bicicleta de montaña el límite está en 12 horas. Los duatletas, 18 horas.

Una organización compleja y completa

Un repaso a los números, más allá del recorrido en sí, que maneja la organización esboza las magnitud de su compleja puesta en marcha: Medio centenar de vehículos entre camiones, motos, autobuses y vehículos ligeros; tres camiones algibe,  40 tiendas modulares, 200 mesas de campaña, 10 grupos electrógenos,... La cuestión sanitaria también recae en la organización, que cuenta con tres puestos de socorro, dos UVI móviles y ocho ambulancias militares desplegadas durante el recorrido. Además de 10 puntos de evacuación. La prueba necesita de 70.000 litros de agua embotellada, 13.500 de bebidas isotónicas y otros 10.000 de refrescos. Entre plátanos y naranjas las cifras se disparan a casi 80.000 unidades.

Para la Legión, en términos operacionales, la organización es una ocasión magnífica en la que, más allá del objetivo de "fomentar la práctica deportiva y de estrechar los lazos entre el Ejército y la sociedad", también entrenarse en cometidos de organización, coordinación y logística. "Los 101 constituyen una magnífica oportunidad para, entre otros, practicar procedimientos militares de mando y control, a través de un completo sistema de comunicaciones militares complementadas por medios civiles, que permiten tener un conocimiento oportuno de cuando acontece en la prueba", indica el Coronel Lanchares.

"La organización y ejecución de los 101 constituye una magnífica oportunidad para adiestrar a las Unidades de la Legión en unos cometidos que, tal y como se ha podido comprobar en el desarrollo de las operaciones militares en las que ha participado el Ejército de Tierra en los últimos años, son necesarios para el cumplimiento de las misiones asignadas", añade.

'Los últimos susmurais'

"¿Duro? ¡Duro es poco! Pero también digo una cosa: nada me ha aportado más satisfacción después de un castigo semejante que esos dos últimos kilómetros finales de entrada a Ronda, cuando comienza a amanecer y repasas mentalmente todo lo andado durante el día. Llegas reventado, medio desfallecido, contento también... y  te pega un subidón esa vista del sol sobre el tajo,... Es una estampa que se te graba", afirma José Rodríguez Santigosa, confesión de vello erizado mediante.

"Cada vista atrás es como si se abriera el telón de un teatro", sostiene con rotundidad Salvador Molina al ser cuestionado por el paisaje.  Las salinas, La ermita, Torre del Moro, Cueva del Gato, la Cuesta del Cachondeo, o los pasos por Benaoján, Montejaque o Setenil de las Bodegas se han convertido en enclaves con tanto renombre paralelo per se como La Huesera en los Lagos de Covadonga. Mucha esencia ciclista. El entrenador de Molina fue uno de los dos cicloturistas que fallecieron arrollados en Campillo hace unos meses.

"Yo soy de los que echan 22 o 23 horas, de los que van cerrando. La prueba es un desafío. A todo el mundo le cuento que los 101 me han enseñado que el dolor no tiene límites, que somos capaces de aguantar mucho más de lo que nos pensamos. Es un prueba física, por supuesto, pero tiene mucho más de mental. A partir del kilómetro 60 o 70 es el triunfo de la inercia", explica Rodríguez.

Rodríguez destaca la organización de la Legión. "Es alucinante. En muchas pruebas los últimos encuentran carestías o puestos que están siendo retirados. Aquí los últimos son los más jaleados y arropados por la organización.  Llega un punto que te hacen sentir uno más de la legión". De su primera experiencia guarda un recuerdo que acabó gestando un club de ultrafondo con más 400 practicantes de toda España, acaso el más numeroso de estas disciplinas, que en la zona de meta vende camisetas con las que busca fondos para la Asociación Andaluza de Niños con Cáncer: "En mi primer año yo pensaba que iba el último, pero de pronto me rebasó otro participante y me dijo que nosotros éramos los últimos samuráis. Y de ahí se me ocurrió montar de buen rollo Los últimos susmurais. Muchos participantes se unen a nosotros en la ruta, pégate a uno de estos se recomiendan, porque te garantiza que acabarás. Llegarás el último. Pero llegarás".

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