El próximo curso habrá el triple de plazas para la formación profesional dual, que combina el aprendizaje en un centro educativo y en un entorno laboral durante al menos el 33% del tiempo.

La Consejería de Educación catalana ofrecerá 1.785 plazas, frente a las 590 de este curso, en 45 centros que impartirán 33 títulos. También se duplicarán las empresas implicadas, que pasarán de 83 a 164.

Coincidiendo con el inicio del período de presentación de solicitudes, que acabará el día 24, la consellera de Educación, Irene Rigau, ha explicado este lunes que el objetivo es mejorar la «ocupabilidad» de los jóvenes y conseguir que el reparto de alumnos entre FP y bachillerato se parezca al de Europa.

En total, el Departament ofertará 220.123 plazas en ciclos de grado medio y superior, 3.133 más que el actual. De estas, 81,463 son de bachillerato, 59.790 de grado medio y 53.310 de superior, entre otros.

De este modo, hay plazas para el 92,9% de los jóvenes de entre 16 y 18 años, porcentaje que, según Rigau, permite dar una «segunda  oportunidad» a aquellos que decidan retomar los estudios porque se gradúan el 85% de los alumnos de Secundaria.

Una de las principales novedades del próximo curso es el blended learning, que combinará las clases presenciales con la formación a distancia de asignaturas optativas o de modalidad de bachillerato. Se impartirán a través del Institut Obert de Catalunya (IOC), que informará periódicamente a los tutores.

La Consejería espera que un 10% de los institutos se sumen a este proyecto con el que espera dotar a los estudiantes de los fundamentos necesarios para «los aprendizajes de toda la vida», que dominen «los hábitos y las herramientas» para formarse en un futuro.

Rigau destacó la importancia de no sólo conocer el inglés sino de trabajar con él. Por ahora, 170 centros ya imparten asignaturas en inglés y ofrecen intercambios internacionales y en otros 92 tienen proyectos experimentales de lenguas extranjeras.

Este curso, se han formado 1.176 profesores en la metodología AICLE,  que se basa en que el aprendizaje de idiomas es mejor a través de materias comunes, como la historia, que enseñándola como asignaturas independientes.