Familia del asesinado en Mompía dice que nunca llevaba armas, pero la Guardia Civil le encontró una navaja

Los familiares de la víctima aseguran que era una persona "bondadosa, cariñosa y con un corazón noble"
El acusado en el juicio
El acusado en el juicio
EUROPA PRESS
El acusado en el juicio

La familia del hombre asesinado en Mompía, en octubre de 2011, ha asegurado que "nunca" le vieron con armas, "ni con armas blancas ni con pistola", sin embargo el agente de la Guardia Civil que se encargó de la inspección de la escena del crimen y de recoger evidencias de los hechos ha afirmado que encontró una navaja en los pantalones de la víctima.

Y es que los familiares, su padre y dos hermanas, han insistido en la segunda jornada del juicio en que el fallecido, N.FP. era una persona "noble y bondadosa". La falta de una testigo, exmujer de la víctima, ha impedido a la defensa, que la había citado a declarar, ahondar en los antecedentes del fallecido, como orden de alejamiento de su expareja o robos con navaja, a los que se refirió ayer el abogado del acusado.

En la sesión celebrada este martes en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial han declarado varios miembros de la Guardia Civil que intervinieron en el día de autos y en la investigación; familiares de la víctima; y un primo y un amigo del acusado, para el que el fiscal pide 17 años por un delito de asesinato y tres por tenencia ilícita de armas.

Los familiares de la víctima han manifestado que N.FP. era una persona "bondadosa, cariñosa y con un corazón noble" y han destacado que él era quien "mantuvo unida" a la familia (ocho hermanos) tras el fallecimiento de su madre.

Todos han asegurado "desconocer" que la víctima tuviese antecedentes y han negado que se drogase, algo que han defendido diciendo que era deportista, al igual que el resto de hermanos (dos de sus hermanas son atletas de élite).

"Desde que mataron a N.FP. estamos enterrados en vida", ha dicho una de estas últimas, mientras que la otra ha manifestado que no ha dejado de "competir" porque es "bastante luchadora" e intenta que el deporte la ayude a "evadirse" de lo sucedido. Sin embargo, ha afirmado: "podéis ver en mis resultados que esto me ha hundido, por ello espero que se haga justicia, para poder seguir adelante", ha dicho.

Declaración de los agentes

Por su parte, los agentes de la Guardia Civil han indicado que la primera llamada al 112 para informar de los hechos se recibió en la centralita de Cataluña, donde se comunicó que "un hombre se había disparado en la cabeza" en Mompía. El suceso se derivó a Cantabria, personándose en el lugar, primero una patrulla de la Benemérita y otra de la Policía Local de Bezana, que al ver la escena avisaron a la Comandancia de la Guardia Civil, que acordonó la zona y comenzó con las pesquisas.

Los agentes se encontraron en el lugar de los hechos, el domicilio del acusado Rubén H.P., el cadáver de un hombre tirado en el pasillo y con "al menos tres impactos de bala en el pecho y otro posible en un brazo", seis casquillos de bala repartidos entre el pasillo y la habitación (en la autopsia se extrajeron otros del cuerpo), así como a las dos chicas, la pareja de la víctima y la expareja del acusado, ambas "muy nerviosas".

La primera tuvo que ser trasladada al hospital Valdecilla con "un ataque de ansiedad", por lo que, según la Guardia Civil, fue la expareja de Rubén quien relató los acontecimientos a los agentes y quien les avisó de que éste había huido en su coche.

Además, en la casa también se encontraron dos racimos de marihuana, una escopeta de dos cañones con la numeración borrada y munición para la misma, botellas de agua vacías y destinadas a fumar cocaína, entre otros efectos como casquillos, proyectiles y, por supuestos, el cadáver y "restos de sangre".

Pero, el encargado de recopilar estas evidencias ha asegurado que antes de que él llegase "ya habían pasado por lugar los servicios sanitarios" por lo que "la escena podía haber sufrido alguna variación".

El acusado se entregó

Por lo que la Benemérita comenzó la búsqueda del presunto asesino con la cautela de que éste estaría "muy nervioso". No dieron con él, sin embargo, fue el mismo quien llamó a su abogado para entregarse a la mañana siguiente en la Comandancia, donde "no quiso declarar pero si decir dónde estaban las evidencias (pistola, balas, cargadores)", las cuales había tirado por el acantilado de Somocuevas.

El agente que estaba presente cuando se entregó ha indicado que el acusado debía de ser consciente que había arrojado el arma a una playa pública y que "lo podía coger un niño y ocurrir una desgracia". Así, miembros del GREIM se trasladaron al acantilado, donde "nunca" se encontró el arma, bien porque "la arrastró la marea o porque se enterró en la arena", pero sí que hallaron parte de una caja metálica, dos proyectiles de 9mm, un portabalas con capacidad para 50 de 9mm y un cargador vacío.

Respecto a este último, varios agentes han coincidido en que, con el impacto de la caída por el acantilado, "se pudieron salir algunas balas, pero no todas". Y es que han considerado "difícil" que se hubiesen caído todas las balas si estuviese cargado, aunque esta circunstancia no se ha podido determinar.

En este sentido, los agentes han afirmado la "evidencia" de que estos efectos no se habrían localizado "posiblemente nunca" de no ser por la colaboración del acusado.

Por otro lado, los testigos de la defensa, un primo y una amigo del acusado, sólo han ratificado que durante el día de autos (los hechos fueron entre las 22 y las 23 horas) Rubén había estado en la verbena de las fiestas de Mompía y que, desde las 12.15 a las 20.15 horas, estuvo "bebiendo vinos y fumando porros". También han indicado que el acusado volvió "andando" a casa por la carretera.

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