"Soy una superestrella, tengo mi propia línea de joyas y me encanta ser la jefa. Pero lo que más me gusta son los zapatos. Tengo más de sesenta pares".

La autora de estas declaraciones, recogidas por The Mirror hace unas semanas, es Isabella Barret, una belleza de 6 años cimentada con tirabuzones, gasas, gloss y una nube purpúrea de laca. Y, también, una modelo experimentada capaz de arquear las cejas, sonreír con aplomo y enviar besos a las cámaras tan pronto como detecta que estas la están enfocando.

Todo empezó cuando Isabella tenía cuatro años y su madre, Susanna, la inscribió en un concurso de belleza. Entonces, ganó. Y, luego, se presentó en otro certamen y volvió a ganar. Y, después, llegó otro. Y su progenitora, que ha confesado que en un principio se hizo "adicta" a esas victorias  y que incluso llego a plantearse si todo lo que estaba haciendo era por el bien de su hija o por el de ella misma, hoy presume de que Isabella tiene en el banco dinero suficiente como para no preocuparse por su porvenir. Y de que, al fin y al cabo, su rentable retoño también adora ese mundo mullido de encajes, dólares y pintalabios.

Es Susanna quien acompaña a la niña a todos los desfiles, quien la aconseja, quien vigila con detenimiento que no pierda el paso sobre la pasarela o a quien se le tuerce el gesto y se queda sin habla, conteniendo la rabia, si algo falla.

Por su parte, la menuda reina infantil, que tiene la fortuna de no haber  conocido aún la derrota, cultiva los gustos estrafalarios de las grandes divas. Por ejemplo, el de disfrutar pidiendo los platos más caros al servicio de habitaciones de los hoteles de cinco estrellas que frecuenta (la langosta es uno de sus favoritos), o el de coleccionar vestidos de gala valorados en más de 7.000 euros.

Puede permitírselo ya que los desfiles, así como el reality show que protagonizó junto a su madre, su productivo negocio de joyas, ropa y maquillaje, y una línea de juguetes con su nombre en Toys R Us le han permitido construir un copioso imperio. Y eso que los gastos de ser una referencia de belleza no son baratos y cada actuación implica el trabajo de una coach (asesora) particular, un nuevo traje, maquillaje profesional, extensiones de pelo, tratamientos de bronceado, manicura o cuidado dental.

Isabella no es la única niña  que se ha dado a conocer en Estados Unidos gracias a los concursos de belleza y, especialmente, a través de Toddlers & Tiaras, un programa de telerrealidad que muestra la vida de estas pequeñas misses y sus familias. En él, Barret comparte cartel con Alana 'Honey Boo Boo', una cría regordeta de grandes ojos azules y rizos rubios que muestra su día a día a cambio de cifras millonarias.

Otra estrella infantil es Eden Wood, de 8 años, con quien Isabella comparte el videoclip del tema LOL. En él, ambas imitan los contoneos frenéticos de las actuales princesas del dance pop mientras interpretan un tema bailable con bastante corrección.

Las miradas desafiantes y maquilladas de Wood confieren a esta un aire casi adulto. Su curriculum no tiene huecos en blanco: hace dos años decidió retirarse de los concursos de belleza para centrarse en su carrera de actriz y modelaje, y recientemente ha rodado su primera película. Además, presta su imagen a una marca de botas.

No es fácil ver flaquear en público a estas celebrities, pero si ocurre, la página del espacio que las ha hecho célebres, Toddlers & Tiaras, les alienta. "Nunca os rindáis ni dejéis de perseguir vuestros sueños", es la consigna.